Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

¡De ésta, no escapo! - por Alonso García-Risso

Web: http://garcia-risso.blogspot.com - Ciudad Literaria

¡De ésta, no escapo!

Fustigó los ijares de la bestia, ganándole terreno a sus perseguidores. No era la primera vez que corría aprietos como este.

Se había criado a lomo de caballo rodeado de baquianos en los contrafuertes cordilleranos de Chile central, desde los Valles Transversales hasta la Araucanía.
Nadie conocía como él la zona. Había cruzado la cordillera muchas veces, unas guiando tropillas de caballares y otras arreando ganado.

“En mala hora, se me ocurrió ‘echarle la mano encima’ a ganado ajeno”, se recriminó.

Aflojó el andar; pues ya divisaba el cañón que lo internaría entre los picachos nevados. Podría escapar; la noche se acercaba rápido, sus perseguidores de La Rural estaban quedando atrás.

“Éstos —los montados—, no cometerán la insensatez de seguirme en la oscuridad, por este cañón estrecho y riesgoso.
“Con harta saña me persiguen estos perros.
“Quieren venganza.
“Quieren vengar al sargento, al que maté en Pirque, cuando intentó apresarme por el robo de animales”, recapacitó.

Cabalgando al paso, cambió de rumbo hacia el sur por un escondido sendero que conocía. Buscaba engañar a los perseguidores, cuando retomaran la cacería a la mañana siguiente.
“Creen que tengo la intención de cruzar hacia la ladera oriental, para perderme en la pampa, entre los indios y gauchos.
“Pero, me ocultaré en Loncopan, en el rancho de Juanita, que a pesar de todo me quiere como hermano y me aguantará por un tiempo.
“No le he temido a la muerte, ni a la cárcel; pero con éstos, la cosa va peor.
“Vienen amalditados”, se dijo para sí mismo, sin poder evitar el escalofrío que recorrió su espalda erizándole los pelos de pies a cabeza.
Hombre y bestia se confundían en un solo bulto abriéndose paso en medio de la noche impenetrable. Llegaría a Loncopan en dos días más. Juanita, como de costumbre no preguntaría nada, le daría comida y alojamiento. El recuerdo del Sargento lo perseguía en sus sueños, sin dejar de acosarlo con terribles pesadillas, sojuzgándolo. Siendo agallado como era, desconocía lo que le estaba pasando.
Tal vez, su caballo y esa mujer que lo quería como hermano, entendieran el drama interno que vivía y albergaba en sus pensamientos, desde que mató al sargento.

“Desde que lo maté, se me repite la escena una y otra vez.
“No han dejado de pisarme los talones, desde entonces.
“En algún momento, tal vez me den caza; y, no sé que será de mí.
“En esta última ocasión, con suerte, escapé al galope por un pelo.
“El silencio de muerte que se armó antes de que se me vinieran encima, me alertó y así pude escapar.
“Pero un mal presentimiento me anuncia que mi suerte se acaba…”, calló las voces internas, molestas, exhalando una bocanada de aire; pero, éstas seguirían atormentándolo.
Ya no se conocía a sí mismo; ya no era, el mismo de antes.

Los perros avisaron la llegada del visitante. Una mujer de buen porte y contextura, se asomó en la puerta del rancho. Lo reconoció de inmediato:

—Por aquí de nuevo, Salustio —dijo a modo de recibimiento.
—Vengo a quedarme por un tiempo —contestó.
—Desensilla el caballo y acércate al fogón, te daré de comer y luego te vas al cuarto del fondo a dormir; porque traes una cara de aporreado, que no te imaginas. Obedeció como niño reprendido (sabía que le hablaba con el cariño que le tenía).

Por unas horas durmió como tronco. Ya entrada la noche comenzó a revolcarse, soñaba, tenía pesadillas. Ésas, las de cada noche, desde el asesinato del sargento:

…escuchó ‘clarito’, voces airadas que gritaban: “¡Salustio Parra, te andan buscando!, por el asesinato del Sargento de La Rural, en La Puntilla de Pirque”.

Se incorporó en el camastro sobresaltado, con voz atropellada y cavernosa, cargada de funestos presagios, como de otro mundo, dijo:

“¡Me van a atrapar, de ésta no escapo!”

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

4 comentarios

  1. 1. Leibnis69 dice:

    Esas historias de persecución siempre me encantaron. En especial porque el personaje a pesar de todo sabía que tarde o temprano lo iban a encontrar, la parte en que sus voces internas lo acosan y como el mismo afirma que de esta “no se escapa” . Gran relato

    Escrito el 1 diciembre 2014 a las 02:02
  2. 2. José Torma dice:

    Que tal Alonso?

    Lo primero, tu relate me gusto, pero por un minuto olvide que debia ser un relato de terror, horror o algo similar. Brincado eso, estaba enganchado. Los dialogos internos son algo que yo manejo mucho y si me permites la osadia, te recomendaria que utilizaras las comillas (« ») las cuales debes abrir y cerrar para evitar confusion. A mi (no quiere decir que estes mal, desconozco la regla, solo me sono raro) me parece que los punto y aparte deberias haberlos cerrado ya que abres otro en el siguiente renglon; algo que revisar.

    Tu relato es muy grafico y cabalgue con el jinete por esa cordillera.

    Felicidades

    Escrito el 1 diciembre 2014 a las 18:44
  3. 3. beba dice:

    Hola: Me gustó tu cuento. Mantiene un ritmo tenso, pero dinámico. Esperaba que, tal vez, la mujer lo traicionara; pero él se traiciona solo; está preso de sus miedos y sus culpas.
    Buen manejo del lenguaje, salvo algunas “faltas”, con las comillas finales. Adelante.

    Escrito el 4 diciembre 2014 a las 22:29
  4. 4. Aurora Losa dice:

    Alonso, me ha fascinado tu relato. La introducción de los discursos mentales y dejarlos en frases secas es todo un acierto, añaden agilidad y tensión a esa huída.
    Enhorabuena.

    Escrito el 10 diciembre 2014 a las 10:39

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.