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SIEMPRE ESTARÁ AHÍ - por juanjohigadillo

SIEMPRE ESTARÁ AHÍ

Cuando Martin propuso coger a su padre las llaves de la vieja mansión Slaughter y celebrar allí una sesión espiritista, a todos les pareció una fantástica idea.

———————————–

Habían perdido la cuenta del tiempo que llevaban allí encerrados. Un súbito golpe de viento había cerrado la trampilla de acceso y habían gastado las baterías de sus teléfonos móviles intentando buscar, con la mortecina luz de sus pantallas, algo que les ayudara a salir.
– Parecemos tontos -dijo Sara-. Podíamos haber usado los teléfonos para pedir ayuda, en vez de perder el tiempo buscando… nada. Ahora estamos completamente a oscuras en este sótano inmundo.
– No nos hubiera servido de nada; aquí abajo no hay cobertura -contestó Martin.
– ¿Y ahora qué hacemos? Me estoy quedando helada, y no me gustaría quedarme encerrada en este sitio.
– No te asustes. Muchos mendigos frecuentan este lugar; en cuanto oigamos a alguien rondar por arriba nos haremos notar.
– Ya. ¿Y cuándo será eso… ? -preguntó Mathias, hermano de Sara.
– No lo sé; ten paciencia.
– La paciencia se me está acabando. Este lugar da miedo. No puedo ni veros; sólo puedo intuir dónde estáis; este olor a moho y humedad es repugnante; cada vez tengo más frío y, por qué no decirlo, estoy asustada. Oigo ruidos extraños, y al caminar algo cruje bajo mis pies.
– Serán cucarachas -dijo divertido Martin.
– ¡Dios! Odio las cucarachas. Al menos no las veo.
– Bah, son inofensivas.
– ¡Esperad! -interrumpió Mathias-. Creía que no tenía batería, pero mi teléfono está vibrando: es un mensaje.
– ¿Qué dice? ¿De quién es?
– Dice… ¡Oh, no! Dice… "Marchaos de aquí".
– Por favor, basta de bromas macabras -gimió Sara-. Tengo miedo.
– Miedo de quién; estamos solos -dijo Mathias.
– No lo sé; será este sitio. Pero… esoe ruidos… ¡Oíd!
Paralizados, lo chicos aguzaron el oido, y escucharon crujir los peldaños de la desvencijada escalera de acceso al sótano. Primero uno, luego el siguiente…
Sara, aterrorizada, a tientas y tropezando, buscó a su hermano.
– ¡Basta de bromas, Martin!
– No soy yo, Sara. Lo juro.
El ruido de pasos cesó, y se oyó una respiración ronca y jadeante. Martin intentó aproximarse a donde suponía que estaban sus amigos. El frío era cada vez mayor, y la fetidez y la pestilencia del lugar se habían intensificado.
– ¡Abandonad este lugar! Huid -dijo la voz.
Los chicos, horrorizados, buscaron a oscuras la escalera, y subiendo a trompicones por ella, arañándose en los quebradizos escalones, llegaron a la trampilla.
– ¡No puedo abrirla; está atrancada!
– ¡Por Dios, Mathias, ábrela!
Uniendo sus fuerzas a las de Mathias, Martin empujó también, pero la siniestra trampilla no cedía, y la tétrica voz insistía a sus espaldas:
– ¡Huid, huid!
Como consecuencia de sus angustiosos esfuerzos por abrir la trampilla, la destartalada escalera cedió y cayeron al suelo entre escombros, maderos rotos y puntiagudas astillas.
– Creo que me he roto algo -gimoteó Mathias.
– ¡Huid, huid! -repetía lúgubre la voz.
– ¡Dios, cómo duele! Estoy sangrando, estoy sangrando mucho.
– Aguanta, Mathias. Saldremos de esta.
– No veo nada. ¿Quién eres? ¿Qué quieres? -sollozó Sara.
– No importa quien soy. Sólo intento preveniros. ¡Marchaos de este lugar maldito!
– ¿Dónde estás? -rogó Martin-. ¿Que significa esto?
– No intentéis comprenderlo – prosiguió la siniestra voz-. Al igusl que en el Universo existen agujeros negros capaces de atraer la materia que les rodea, en la Tierra existen tenebrosos lugares que atraen todo el Mal de los alrededores; y est es uno de esos sitios. La Maldad habita aquí. Ya habitaba cuando los Slaughter edificaron esta mansión sobre las ruinas de la barraca de la vieja hechicera, y ya moraba aquí cuando esta levantó su chamizo donde antiguamente los esclavos huidos celebraban sus abominables rituales vudú. Moraba en esta lugar entonces y mora aquí ahora; y siempre estará aquí. Las aves se niegan a anidar, y sólo las zarzas y los espinos crecen. Todo cuanto se edifique o crezca aquí estará maldito, ahora y siempre, porque este horrible emplazamiento exige su cuota de sangre. Y ahora, huid. Aún estáis a tiempo.
– Por favor, déjanos marchar.
– No puedo ayudaros. No compartáis mi suerte. ¡Huid!
– Pero…
– No os demoréis; el tiempo se acaba. ¡Huid, huid!

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MACABRO HALLAZGO

Agencia-
Funcionarios municipales descubrieron ayer, entre las ruinas de la casa conocida como "La Mansión Slaughter", los cuerpos destrozados de Martin Foreman u los hermanos Dickson, dedaparecidos el pasado mes de Junio.
El macabro hallazgo se produjo durante las obras de replanteo del solar, en el que está prevista la construcción de un albergue para niños desamparados.

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7 comentarios

  1. 1. Chiripa dice:

    !Fenomenal, juanjo! M gusta tu estilo.
    Leer tu relato casi me paraliza el músculo cardíaco. No poder ver donde estoy hace que, en la vida real, me hiperventile y me den taquicardias.

    Solo me hizo ruido la larga explicación que les hace la vos siniestra.
    Para la versión final, quizás te interese acortarla, reubicarla o eliminarla
    Te sugiero sustituir uno de los dos “quedar” en:
    * “…Me estoy quedando helada, y no me gustaría quedarme..”
    Revisa los typo

    Me gustará seguir leyéndote.
    Suerte este mes!

    Escrito el 3 diciembre 2014 a las 15:25
  2. 2. Chiripa dice:

    Solo….. les hace la voz…..
    Disculpa el typo
    Saludos!

    Escrito el 4 diciembre 2014 a las 00:55
  3. 3. juanjohigadillo dice:

    Muchas gracias, Chiripa. Los halagos siempre son agradables. Tienes razón en lo de los dos “quedarse”; suelo repasar los textos pero en esta ocasión no sé en qué estaría pensando.
    Respecto a lo de los tipos te diré que habitualmente escribo el texto original en otro sitio y luego lo “pego” en el formulario de entrega, pero algo falló esta vez y me decía que me excedía en el número de palabras, por lo que lo tuve que reescribir directamente, y ya veo que cometí algún error debido a las prisas. Ya me advirtieron de ello cuando comentaron el texto.
    Gracias de nuevo por todo.

    Escrito el 5 diciembre 2014 a las 09:21
  4. 4. José Torma dice:

    Hola Juanjo, dejame te explico el porque te dice que son mas palabras. SEgun veo, tu trexto esta separando la primera palabra del guion, ya me paso una vez y me contaba el guion solo como otra palabra. Yo uso word para escribir y con una revisada queda listo en el formato.

    Tu relato es muy bueno a pesar de dos detalles menores (por quisquilloso que es uno) La laaaargaaa explicacion del fantasma y la segunda, el parrafo final no genera el punch que supongo querias, te sugiero algo asi como.

    “Conmocion en el Albergue cha cha cha, cuando tras una semana de infructuosa busqueda de dos niños, los investigadores encontraron los cuerpos de tal tal y tal”

    Pero son ideas que se le vienen a uno al leer. El relato me gusta a pesar de mis ñoñerias. Te felicito.

    Saludos, imagine claramente el tono de ese “Huid” que si lo escucho cualquier dia me orino!

    Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 5 diciembre 2014 a las 17:51
  5. 5. juanjohigadillo dice:

    Muchas gracias por tu comentario, José Torma. Yo también uso el “Word” y esta vez no sé qué pasó, pero ya andaré con más tiento la próxima vez. Si te pareció larga la perorata de la voz puede ser debido a que, una vez escrito el relato tal como lo concibo, lo repaso y a veces veo que excedo lo que alguien llamó aquí “el corsé de las 750 palabras”, y claro, tengo que recortar lo que creo más superfluo, dejando en ocasiones unas partes más “descompensadas” que otras.
    El final que sugieres me gusta, me gusta mucho; y la palabra “conmoción” tiene mucho punch, pero… no se puede acertar siempre…
    Gracias de nuevo.

    Escrito el 5 diciembre 2014 a las 20:22
  6. 6. Job Peró dice:

    Buena historia, Juanjo. Menuda tensión. Coincido con el tema del final que ya han comentado y quizás ayudaría a intensificar su angustia si además de diálogo lo combinas con “mostrar” como se sienten, pero la norma de las 750 palabras es un duro límite!

    Escrito el 11 diciembre 2014 a las 23:44
  7. 7. juanjohigadillo dice:

    Muchas gracias por tu comentario, Job, pero como bien dices, ¡es tan duro a veces ese límite…!

    Escrito el 1 enero 2015 a las 15:08

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