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¿Qué está pasando? - por yo-mismo

—¿Ya te vas Alberto?— Me pregunta Miguel.

—Si, ya me voy. Es casi media noche y aquí estamos los cuatro de siempre en el bar.

—Tú antes molabas.— Dice él con cierto desprecio.

Estaba ya aburrido de las mismas caras de siempre y estar allí escuchando historias repetidas. Me despido con un simple “ya estaremos”. Encaro el corto recorrido hacia la puerta y la abro con cierta desgana, a estas horas de la noche ya hace frío. El aire helado me devuelve a la realidad, subo la cremallera de la cazadora buscando un poco de calor.

Voy dejándome llevar por mis pasos a través de aquella calle que hace unas horas estaba llena de gente. Solo escucho el ruido de mis pasos sobre los charcos. De repente un rayo lo ilumina todo y se apagan las luces de la calle. Otro rayo hace que pueda ver con claridad unos instantes, tras este un trueno que retumba con fuerza y comienza a llover. Tengo la sensación de que alguien me observa. Me doy la vuelta pero no consigo ver a nadie. «Solo son paranoias». Intento convencerme a mi mismo.

Al girar la esquina me parece escuchar unos pasos tras de mi, unos pasos lentos y desganados. «Será una persona mayor» aun así acelero el ritmo. Cada vez son mas lejanos. Y comienzo a darle vueltas a la cabeza. «¿Una persona mayor a estas horas? Es jueves y es demasiado tarde. Con este tiempo no hay quien se atreva a salir a la calle».

El miedo comienza a recorrer todo mi cuerpo, este me impide darme la vuelta. Ha llegado el momento de reunir unos segundos de valor, técnica que en tantos momentos difíciles me había ayudado. Me detengo y aquellos pasos lejanos se van acercando poco a poco mientras comienzo a girarme lentamente.

—¡No puede ser!

Una silueta de lo que parece ser una persona mayor. Sus ropas están rotas y parecen manchadas de sangre, la lluvia recorriéndole de arriba abajo acentúa mas ese aspecto desagradable. De su boca cae un hilo de sangre demasiado oscura. Poco a poco sigue acercándose, su manera de caminar me aterroriza, con cierto esfuerzo adelanta su pierna derecha y arrastra su pie izquierdo. Una imagen nada agradable, puedo ver su mirada perdida. Tiemblo, no puedo creer que esto este pasando y empiezo a correr.

—¿Qué era eso?— Una y otra vez la misma pregunta.

Al girar para entrar a mi calle patino por el agua. Con tan mala suerte que acabo en el suelo.

—¡Ah! ¡Mi rodilla!

Me levanto y ya puedo ver mi portal. Tras de un coche aparecen otras tres siluetas, renqueantes. Sus andares difieren poco de los andares de lo que fuera aquello que he visto hace apenas unos minutos. Ropas rotas, sangre y miradas perdidas… Llego al portal, los tengo a apenas unos metros, echo mis manos al bolsillo y no encuentro las llaves. Se me han debido caer cuando patiné. Un olor nauseabundo me invade, ya están demasiado cerca. No me queda mas opción que correr para escapar, pero mi dolorida rodilla hace que vuelva a caer al suelo. Extienden sus brazos hacia mí, abren sus bocas emitiendo unos ruidos espantosos, jadeantes. Tiemblo mientras pienso que ese va a ser mi final, cierro los ojos…

—¡Beep, beep! ¡Beep, beep! ¡Beep, beep!¬— El despertador hace que escape de aquella pesadilla.

Respiración acelerada, el corazón a mil y un sudor frío recorre todo mi cuerpo. Me levanto de la cama y voy al salón, ver la tele hará que me relaje. Pero parece que seguimos sin luz. Decido vestirme y salir a la calle, quizá dar una vuelta me despeje. En la calle apenas hay coches. Normalmente esta llena, nunca encuentro un aparcamiento libre. No veo a nadie y la panadería de mi vecina esta cerrada. «Con lo vaga que es como no hay luz se habrá quedado en la cama».

Sigo con mi paseo, todo está desierto. Comienzo a inquietarme, solo escucho el viento soplar, demasiada tranquilidad. Cada calle que atravieso esta vacía. Apenas unos papeles por el suelo arrastrados por el aire. Hasta que frente a mi comienza aparecer una veintena de siluetas, caminando como si siguieran un compás, desorientados completamente. Parece que me han visto, cambian su rumbo para dirigirse a mí y se van acercando. Ropas rotas, sangre y miradas perdidas…

—¿Qué está pasando?

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1 comentario

  1. 1. Aurora Losa dice:

    Ja,ja. Qué buena historia que se puede repetir hasta el infinito. Me gusta cómo has usado elpresente durante todo el relato, es difícil a veces, pero tú lo has hecho muy bien.
    Enhorabuena.

    Escrito el 12 diciembre 2014 a las 10:26

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