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y yo no lo sentí - por onirico

Cuando el subterráneo se detuvo entre las estaciones de Callao y Facultad de Medicina todo cambió , especialmente los rostros.
Traje mi mirada fija en el infinito y me detuve a observar, esa maldita costumbre, cada una de las reacciones. La joven con ropa casual que empezó a mirar preocupada el reloj, hasta llegar a la desesperación. Esa era fácil, no podía llegar tarde,tenía que retirar al nene del jardín maternal.
La señora mayor,al apagarse por unos segundos la luz del vagón intentando recobrar su movimiento, transformó su cara , comenzó a mirar a sus lados y apretó fuertemente su cartera.Es esa inseguridad que diariamente aparece en las pantallas y las recomendaciones de los sabios del crimen.
El jóven metrosexual arreglando su ropa y mirando con ojos desorbitados temeroso de algún incendio, avalancha o vaya a saber que desastre que pudiese destruir su figura.
La señora elegante mirando de reojo esa gentuza que compartía el vagóncontra su voluntad, producto de una alcurnia en decadencia económica. Sus ojos revoloteaban pero era su cara la que cambiaba permanentemente haciendo mohínes y torciendo la nariz para uno u otro lado, buscando aire fresco no contaminado
Finalmente el ejecutivo que, a diferencia de su seguro proceder ante situaciones financieras o mano fuerte para despedir personal al momento de equilibrar las ganancias, comenzaba a desencajarse. Desabrochó el botón superior de la camisa, corrió su corbata y empezó a vociferar contra el país, la nacionalización de los medios de transporte ,el intendente y la puta que la parió.
Fueron apenas diez eternos minutos. Un gran ruido, un nuevo destello de luz, el aire comenzó a correr como si una ventana se hubiese abierto por el viento, y arrancó.
Llegada a la estación y cada uno retomó su vida. La joven salió disparada empujando a la pobre señora que mas fuerte apretó la cartera y descompensada por la tensión debió ser socorrida.
El metrosexual trató de recomponer su figura , alisó su pelo, sacó pecho y salió del vagón como un héroe mitológico.
Toda su nobleza volvió al rostro de la dama , que con paso altivo parecía decir que afortunada esa gente de haber compartido ese tiempo con alguien como una , pero que ya era suficiente.
Me levanté lentamente de mi asiento al final del vagón, satisfecho de mis observaciones, al salir, me crucé con el ejecutivo que seguía gritando buscando culpables para condenarlos a vaya a saber que pena capital, gracias a sus contactos políticos .
Fue en ese momento que tome conciencia de todo el temor que ví, repasé los rostros , pensé como la gente reaccionaba al miedo de acuerdo a sus prioridades en la vida,sonreí y casi en voz alta dije " y yo no le sentí".
Seguí caminando ya en la calle, mientras analizaba porqué no había sentido miedo, tal vez pura inconsciencia.
Comprendí que en realidad esa situación de peligro había bloqueado mi miedo, había visto la muerte como probable pero lejana , en cambio el resultado del estudio no iba mas que a confirmar lo que ya sabía por el médico : "Nada por hacer".
Y entré al hospital, mi miedo había vuelto.

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5 comentarios

  1. 1. Aradlith dice:

    Interesante reflexión sobre el miedo, realmente. Cada persona es un mundo, cada persona tiene un miedo distinto. Bonita forma de recogerlo, y todo a partir de una situación tan cotidiana. Me ha encantado tu relato.
    Un saludo.

    Escrito el 28 noviembre 2014 a las 23:58
  2. 2. onirico dice:

    Gracias Aradlith por tu comentario.Nos da fuerzas

    Escrito el 1 diciembre 2014 a las 15:35
  3. 3. onirico dice:

    Veo que alguno de nosotros lo ha hecho y me parece necesario.
    ¡Gracias a todos los que evaluaron mi texto!.
    Han sido muy generosos sugiriendo y explayándose para que pueda mejorar mi escritura. Ni hablar,pero esto forma parte del ego, de lo que se siente al haber gustado.

    Escrito el 1 diciembre 2014 a las 15:56
  4. 4. Marcelo Kisi dice:

    Hola onírico!
    Escribí mi respuesta a tu comentario de mi relato antes de leer el tuyo, para venir a constatar que vos también entendiste la consigna igual que yo: no terror, sino miedo, del puro, sencillo y cotidiano. Además me retrotrajiste al Subte D y a mis días en la Facultad de Comunicación, así que, qué más puedo pedir. Hermosa forma de relatar la cotidianeidad y de exprimirle riqueza con maestría! La tuya, y la del personaje, que descifra las historias detrás de los “disfraces” con que cada individuo se presenta ante el público. Te aporto dos puntos chiquitos, técnicos: el uso del gerundio después de sustantivo es más típico del inglés, pero en español el gerundio es para dos acciones simultáneas. Acá lo tenés varias veces: “El joven metrosexual arreglando…”, “la señora elegante mirando…” Mi profe de literatura me torturó con eso en la secundaria 😉 Después fijate las tildes, hay algunos que faltan, otros que sobran. Fuera de eso, magnífico texto!

    Escrito el 1 diciembre 2014 a las 21:16
  5. 5. José Torma dice:

    Que tal Onirico? no es la primera vez que te leo y te digo que me gusta. Eres totalmente diferente a los demas participantes, te lanzas y nos avientas una historia con una idea y 4 protagonistas o eran 5. Al final agradeci sobre manera que no fuera una referencia sutil a la tragedia del 3/11.

    Me ha gustado mucho.

    Saludos y felicidades

    Escrito el 2 diciembre 2014 a las 01:14

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