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La oscuridad de los santos - por Juan Carlos González

Existe el sabor de una boca amenazadoramente exquisito. Vive al pie de la colina espanto, nombre que la gente del pueblo ha mantenido desde la aparición de una cabaña donde, según, una bruja vivió. Hoy en día solo queda el nombre, la leyenda y la vida de su última descendiente. Se llama Amelia, Poco se sabe de ella. Dicen que es un hada raptada y maldita por la bruja. Que está hechizada para existir en carne hasta que regrese la bruja del más allá. Que engaña a los hombres con artilugios de brujería, para sacarles la sangre y los órganos en magia negra. Que es tan hermosa que solo un demonio sería capaz de habitar un cuerpo tan peligroso. Dicen y dicen. Lo cierto nadie lo sabe. El pueblo es un punto minúsculo en el mapa del estado. Un valle incomunicado del resto del país, excepto por una carretera de tierra y lobos. El pueblo estaba tan distante de la realidad tecnológica del mundo que aún no prescindían de las letrinas y lámparas de aceite.
Esa noche era el día de todos los santos. Se creía que la oscuridad cobraba las vidas de los insensatos y tercos que declinaban los consejos de ancianos: "No salir en noche de santos"
Y, curiosamente, eso hacían los hermanos Marquez. Y aún más curioso, por invitación de la rara Amelia.
La luna no asistía esa noche. Los lobos andaban mudos, atentos al acto de la muerte. Y el insensato, los insensatos, iban directo al acto tramposo.
Con la luz en mano, aún libres de volver, iban ciegos, hormonales, ansiosos, a la cita desesperada.
Bajaban la colina, resbalaron hasta el pie, como si el monte los empujara al no retorno. Ciegos, la luz perdida, y el miedo cubriendo de sudor, de baba de muerte…
A las casas llegó la orquesta final cantada por lobos. Nadie volvió a saber de ellos. A veces, en la oscuridad de los santos, se oye el agónico espanto de los hermanos Marquez.

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2 comentarios

  1. 1. Job Peró dice:

    Al principio me ha costado, pero tras releerlo me he convencido de que me gusta cómo has planteado el relato. Por apuntar algo, te diría que mientras describes con acierto este lugar perdido del resto del mundo, en la última frase cambias el presente que has ido usando por el pasado: “El pueblo estaba tan distante…”. Hasta que no introduces la noche en que todo ocurrió, en la siguiente frase, creo que deberías mantener el presente.
    Y me encajaría más que los muchachos acudieran a la llamada de la “sensual” Amelia, y no de la “rara”.
    Pero insisto, me ha gustado la manera de relatarlo en plan leyenda o mito. Felicidades

    Escrito el 2 diciembre 2014 a las 00:48
  2. 2. Juan Carlos Gonzalez dice:

    Gracias!! Tomaré en cuenta esos detalles!!

    Escrito el 2 diciembre 2014 a las 10:52

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