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Déjame salir - por Sebas Cano

-Descanse por ahora, número 3-1-7. Aunque recuerda, mañana retomaremos nuestra sesión de baile -le dijo el guardia a modo de despedida, con un guiño y una sonrisa, mientras abandonaba la estancia.

El recluso 3-1-7 intentó mirar a su interlocutor, pero la intensa hinchazón de sus párpados solo le dejó ver una sombra. Se encontraba atado a una silla, con las manos encadenadas, y sabía que era así como pasaría la noche, de la misma manera que había pasado las siete anteriores.

La isla-prisión Albatros no era una cárcel convencional. Se trataba de un complejo que no existía en los mapas, ni su nombre aparecía en ningún documento, debido a la fuerte opinión pública en contra de la tortura como método para obtener información. Su paradero era una incógnita incluso para las más altas esferas gubernamentales, lo cual se traducía en un cheque en blanco para los encargados de hacer hablar a los allí encerrados, una isla sin ley.

Sin embargo, a la mañana siguiente, el guardia de la anterior semana no era el que ahora le miraba con gesto aprensivo. No, ahora era otro.

-Creo que el tiempo que llevas aquí es suficiente para que reflexionaras -le dijo.- Ahora, dime dónde están las chicas -. 3-1-7 vislumbró su sombra por encima de su propio letargo.
-No sé a qué se refiere -contestó. En cierto modo, le estaba diciendo la verdad. Al tercer día de su encarcelamiento, cuando su torturador acabó de ensañarse con sus testículos, recibió un golpe en la cabeza con un bate que lo dejó inconsciente de inmediato. Al despertar, sus recuerdos y su vida, salvo insignificantes detalles, se habían desvanecido.

-¿Cuál es su mayor miedo, recluso?
-No volver a ver a mi familia.
-Dudo que eso tenga importancia ahora -. Un brillo acerdado escupió fuego y la bala se le incrustó en el tórax. 3-1-7 yacía inerte en su propia cama de sangre.

Al poco de despertar, su instinto le dijo que estaba malgastando unos segundos preciosos. 3-1-7 se encontraba en el interior de una bolsa negra de plástico semicerrada, debido a que, sin duda, habían dado por hecho su muerte. Le costaba respirar aunque no estaba sangrando, probablemente porque la misma bala actuaba como tapón. Ese efecto, sin embargo, era temporal, y era imperativo escapar de allí lo antes posible.

Rasgó como pudo la bolsa y se arrastró a trompicones a través del descampado que se encontraba delante de él, donde se tenía que abrir paso a través de cuerpos en descomposición y el olor a podredumbre. La suerte pareció retirarle su sonrisa cuando detrás de él empezó a escucharse el estruendo de una sirena, activada por los operarios de las torres de vigía. Al final del descampado, se encontraba el puente que constituía la única salida de la isla. 3-1-7 se aferraba a su último aliento y, en un intento por medir sus posibilidades, miró hacia atrás en busca de sus perseguidores. No lo podía creer. Una docena de guardias, armados con fusiles de asalto, formaban dos hileras delante de la verja principal de la cárcel. Pero permanecían inmóviles, como si le estuvieran invitando a continuar su huida.

Sigió hasta casi alcanzar el puente. Pero algo se lo impedía. Una fuerza extraña se interponía delante de él. Y entonces comprendió lo que sucedía. Tenía enfrente una pared, compuesta de paneles que simulaban un horizonte y cuya configuración realista dificultaba distinguirla del medio. Lo que 3-1-7 no sabía era que la isla-prisión de Albatros era la mayor cárcel cubierta del país.

Ahora sí, los guardias avanzaron hacia él y lo apresaron por los brazos. Ya no tenía duda sobre el destino que le aguardaba en aquel sitio, un sinfín de torturas y degradaciones. Se preguntó, mientras lo arrastraban hacia el interior, si en realidad tenía familia, si tenía amigos, si tenía esperanzas u objetivos. Se preguntaba quiénes eran aquellas personas por las que le preguntaban al ser torturado. A lo mejor era un asesino, quizá un secuestrador, seguramente un terrorista. Antes, su mayor miedo era no volver a ver a las peresonas que más le importaban, fueran quienes fueran. Ya no. Ahora, su mayor miedo era no morir pronto.

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9 comentarios

  1. 1. Sebas Cano dice:

    Muchas gracias a mis correctores porque es la primera vez que recibo críticas tan constructivas.

    Siento todos lo errores y los sinsentidos que hay en el texto, lo escribí en hora y media el día 15, y apenas pude revisarlo, mucho menos pulirlo. Estuve muy ocupado durante el mes y no dio para más. Gracias de todas formas y sí, a este relato le faltan al menos un par de buenas buenas correcciones.

    Para finalizar, me gustaría puntualizar dos cosas: en el fondo creo que miedo y terror son cosas diferentes. En este relato intento profundizar en apartados de un miedo concreto, pero desde luego mi intención no era escribir terror. Segundo, uso la palabra terrorista como persona que infunde terror. Pederastas, asesinos, violadores entran todos, por tanto, en ese calificativo.

    Pero vamos, al texto le falta bastante corrección y profundidad.

    Escrito el 28 noviembre 2014 a las 14:29
  2. 2. Aradlith dice:

    ¿y si te digo que me ha gustado tu relato? No he podido evitar acordarme del Conde de Montecristo según leía, y personalmente me ha comprado.
    Aparte, la trama me parece muy interesante, y la idea del protagonista hace que sientas como una empatía porque te queda la duda de que pueda incluso ser una marioneta, o algún tipo de prisionero político al que había que hacer que la gente olvidase… No se, me ha encantado tu idea, deberías desarrollarla más porque tiene muchísimo potencial.

    Escrito el 29 noviembre 2014 a las 18:19
  3. ¡Hola Sebas!
    Me ha encantado la historia.
    Es verdad que no es la típica historia de miedo. El que hagas que el protagonista no recuerde lo que ha hecho y por tanto aparezca ante nuestros ojos como(un poquito)inocente puede que sea la clave para que nos pongamos en su lugar y experimentemos ese miedo a las cosas peores que la muerte que le esperan.
    En resumen: que me ha gustado mucho 😛

    Un abrazo, ¡nos leemos!

    Escrito el 29 noviembre 2014 a las 18:27
  4. 4. Anoide dice:

    La idea de una isla sin leyes, donde cualquiera pueda hacer lo que quiera con los prisioneros, me da escalofríos.

    A mí me ha gustado, Sebas. Que nos quedemos sin saber si 3-1-7 es inocente o no, sin duda es lo mejor. Juegas con esa ambigüedad de manera que podamos lamentar lo que le hacen y, a la vez, preguntarnos qué se supone que hizo.

    Un saludo 🙂

    Escrito el 30 noviembre 2014 a las 01:10
  5. 5. Aurora Losa dice:

    Genial, Sebas.
    Me atrevería a decir que te gusta ahondar en el comportamiento humano desde su faceta más destructiva; jugar con esa crueldad que algunos nos suponen innata y dejarnos siempre con un sentimiento mezcla de empatía con el protagonista y la duda de si deberíamos o no sentir eso por él.
    La idea de aquellos que pierden la memoria y despiertan envueltos en un crimen del que no saben si son responsables o no se ha usado ocn frecuencia en series policiacas de éxito, pero eso no quita para que tú nos hayas ofrecido una versión un tanto más humana.
    Por cierto, me ha gustado mucho el guiño a “Alcatraz” cambiando el nombre del ave marina ;P
    Insisto, un gran relato que recrea algo perfectamente posible, por desgracia en lugares como Guantánamo.

    Escrito el 1 diciembre 2014 a las 10:46
  6. 6. Wolfdux dice:

    Una historia con gran ingenio. Quizás debido a escribirlo en tan poco tiempo ha evitado que el texto sea incluso mejor. Felicidaes Sebas.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 1 diciembre 2014 a las 12:27
  7. 7. juanjohigadillo dice:

    A mí también me ha recordado al Conde de Montecristo, pero sobre todo quería decir que para estar escrita en hora y media el resultado es bastante más que aceptable.
    ¡Felicidades!

    Escrito el 3 diciembre 2014 a las 10:37
  8. 8. José Torma dice:

    Hola Sebas.

    Para hacerlo en una hora y media el relato esta muy bien. Como te dice Aradlith y Juanjo, la comparacion con el Conde de Montecristo es inevitable, pero el giro de la pared, me llevo a una de esas peliculas que mas me han estresado en mi vida, “Cubo” y “Cubo 2 Hipercubo” te las recomiendo, es como Kafka en drogas.

    Yo disfrute mucho tu relato.

    Saludos

    Escrito el 4 diciembre 2014 a las 18:10
  9. 9. Sebas Cano dice:

    Muchas gracias a todos por sus inmerecidos halagos!

    Tendré que ver el Conde de Montecristo por lo que veo.

    Escrito el 9 diciembre 2014 a las 19:32

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