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La zona de confort - por Ratopin Johnson

Sentado en el suelo miraba la tele. Un señor hablaba del miedo que tienen las personas, pero no le entendía. Tenía cuatro años. No hablaba de monstruos, ni brujas, ni siquiera del miedo a la oscuridad. “Hay que salir de la zona de confort, atreverse a hacer las cosas que el miedo no nos deja”, repetía. Su padre, sin prestar apenas atención, decía “si, claro, qué fácil”. Le miró. Los mayores también tienen miedo entonces. Esto otro si lo entendió: “hay que tirarse a la piscina”, dijo; “es verdad, eso lo hice”, replicó el niño a su padre, “tenía miedo pero me tiré y ahora nado bien”. Su madre le miró y no pudo disimular una sonrisa. “Con la bicicleta, lo mismo, tenía miedo al principio, me caía, y ahora no me caigo”, pensó.

Pedro creció. En realidad, no había pasado mucho tiempo, pero él mismo había cambiado bastante, que es lo que pasa cuando eres un niño.

Una mañana, durante el desayuno, empezó a anotar en una hoja de papel aquellas cosas que le habían dado miedo alguna vez, pero que luego sí se había atrevido a hacer. Su padre decía “tengo que hablar con mi jefe de una vez”. Su madre decía “tengo que hablar con mi jefe de una vez”. Apuntó la piscina y la bicicleta como grandes logros y se quedó pensando. ¿No había nada más?

En el primer año de colegio ocurrió que una niña le pegaba. Un día él se revolvió y ya dejó de acosarlo. Realmente no estaba en “la zona de confort” mientras ella le pegaba, al contrario, pero aún así lo anotó con alegría.

Otro día se puso a escribir en la otra cara de la hoja aquellas cosas que le daban miedo. El vecino, ese señor enorme, mayor, con un parche en el ojo, con esa voz grave, Pedro apenas podía mirarle. Solo cuando él no se daba cuenta. Iba siempre solo, y parecía estar siempre de mal humor. Sí, le asustaba. Anotó no salir corriendo la próxima vez que lo viera, o cada vez que oyera su voz diciendo “hola niño”. Este señor era lo más parecido a un monstruo que él hubiera visto nunca, sin contar los que iban disfrazados, claro, así que si no existían, entonces él no podía ser un monstruo. Su padre decía mientras se tomaba su café “esto no puede seguir así, tengo que hablar con mi jefe de una vez”; su madre poniéndole cereales decía “tengo que hablar con mi jefe de una vez, ya no aguanto más”.

Una mañana anotó con orgullo en la cara de cosas que se había atrevido hacer “haber hablado con el señor del parche”. También lo tachó de la otra cara, claro. Le había dicho “hola niño”, y Pedro se había plantado y había respondido “hola señor. Buenos días”, ante la sorpresa del hombre. Si que había salido corriendo un poco después, pero bueno. Anotó en la lista de miedos “hablar con los niños que juegan en el parque al fútbol para jugar con ellos”, “hablar en voz alta en clase sin ponerme nervioso”. Su padre le cogió la hoja con curiosidad, mientras se hacía el nudo de la corbata, a la vez que decía “tengo que hablar hoy con mi jefe sin falta”. Su madre se sentó junto a él y acercó la vista a la hoja mientras mordía una tostada a la vez que decía, “hoy sin falta; tengo que hablar con mi jefe”

Dos tardes llevaba jugando con los niños del parque. Había hablado en voz más o menos alta en clase y se había puesto solo un poco nervioso. Sus padres, esa mañana también, no habían dicho nada de sus jefes, pero en la misma hoja su padre había hecho un apartado para él y había escrito “hablar con mi jefe de una vez”, y después su madre había hecho un apartado en la hoja para ella y había escrito “hablar con mi jefe de una vez”. Además, el señor del parche le había dicho sonriendo: “hola chico, juegas muy bien, te he visto en el parque”.

Sus padres tacharon de sus listas “hablar con mi jefe de una vez” y nunca les escuchó decir nada de ellos.

Pasaron los años. La hoja era un cuaderno. Un diario. Un día escribió en su lista de miedos “Eva”

Tenía miedo. Ella estaba junto a él. Tenían doce años. “Quiero dejar la zona de confort”, pensó, “Quiero darle un beso. Allá voy”.

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9 comentarios

  1. 1. Diego Manresa Bilbao dice:

    Hola Ratopin,
    Solo decirte que tu relato es una maravilla, me ha encantado la historia, es de miedo, del miedo del dia a dia, del miedo a vivir que hay que superar… EXCELENTE
    Enhorabuena
    Nos leemos!

    Escrito el 29 noviembre 2014 a las 20:26
  2. 2. Ratopin Johnson dice:

    Muchas gracias por tus palabras Diego, esto anima a cualquiera!!

    Escrito el 30 noviembre 2014 a las 22:45
  3. 3. Chiripa dice:

    Hola Ratopin
    Me gusta tu relato, es bueno, bonito, positivo. Puede que no provoque miedo (aunque yo pase toda la lectura muerta de miedo, anticipando que algo horrible iba a pasar con el niño) pero si que es si que es de miedos
    Lo has narrado con sencillez y te ha salido de lujo.
    !Enhorabuena!

    Te invito a leer y comentar mi relato @
    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-20/2044

    ¡Feliz Martes!

    Escrito el 2 diciembre 2014 a las 02:54
  4. 4. Emmeline Punkhurst dice:

    Tu relato no me ha dado nada de miedo, pero me ha inspirado una gran ternura. Creo que está muy bien escrito y que tiene un mensaje del que deberíamos apropiarnos todos. Te felicito 🙂

    Escrito el 2 diciembre 2014 a las 22:27
  5. 5. Ratopin Johnson dice:

    Gracias Chiripa, gracias Emmeline, gracias por vuestras palabras, la verdad es que me han hinchado para toda la semana. Bueno, en serio, se agradecen mucho. Y además parece que he conseguido conectar con vosotros del modo que creo pretendía al escribirlo.

    Escrito el 3 diciembre 2014 a las 22:05
  6. 6. Job Peró dice:

    Excelente, sí señor. Estos son los miedos a los que de verdad tenemos que enfrentarnos cada día. Y tal y como lo has escrito, despiertas las mejores sensaciones. Tan tierno como “Cadena de favores” y sin que tenga que llorar nadie. Un diez.

    Escrito el 3 diciembre 2014 a las 23:38
  7. 7. Ratopin Johnson dice:

    Joer, gracias Job Peró. No sé si jubilarme con estos comentarios jeje. Muchas gracias por tus palabras.

    Escrito el 4 diciembre 2014 a las 22:07
  8. 8. Chiripa dice:

    Gracias por tu comentario a mi relato. Fuiste de los pocos que se dio cuenta de que algo hay con los nombres. Para la versión final, alargada y pulida creo que se lo cambiaré a Nestor Peza. Jajajajaj

    ¡¡¡Feliz samana!!!

    Escrito el 7 diciembre 2014 a las 17:44
  9. 9. Aurora Losa dice:

    Ja, ja, ja. Genial esa forma de afrontar los miedos y el cierre con algo tan íntimo como el miedo al rechazo del primer amor.

    Escrito el 11 diciembre 2014 a las 11:14

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