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Del cielo al infierno - por Jordán

Web: http://www.elshowdejordan.com

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. Las gotas de sudor aún resbalan por mi frente. Han pasado varias horas y sigo sin creérmelo; ha sido alucinante. Los dos estábamos expectantes ante la magnificencia del hecho. Louis y yo habíamos luchado duro durante mucho tiempo para poder conseguir algo que todo el mundo desea: fama y dinero.

Llevábamos varios meses desesperados, trabajando en la misma zona. Un lugar pequeño con una serie de tumbas que databan del siglo I a. C. Las cosas nos estaban saliendo muy mal y parecía que íbamos a contracorriente; cómo si el viento nos empujase para que no llegar a nuestro destino.

Entre las oquedades y los montones de tierra había mucho estrés. Louis me chillaba para pedirme la catalana o el paletín. Cualquiera hubiera perdido los papeles en nuestra situación ya que debíamos de dar resultados rápidamente a las instituciones competentes. Sin embargo, ese día fue diferente.

A simple vista, el yacimiento no tenía mucha importancia para los habitantes de aquella isla. Sabían, según su tradición oral, que allí se encontraban restos de sus antepasados pero nadie se había molestado en investigarlo.

En un principio no le dimos el valor que tenía; habían sido muchas las falsas alarmas. Pero esta vez no fue así. Mientras levantaba dos tapas de piedra que cubrían los restos fósiles de un varón de no más de 10 años, Louis se encontraba trabajando en la zona norte del yacimiento, cuando algo llamó su atención.

La zona norte era un reducido hueco de un metro cuadrado. Había sido vaciado de tierra hasta llegar, aproximadamente, a la profundidad de un metro. Salieron a relucir pequeños trozos de cerámica, los cuales habían sido rescatados de la escombrera gracias a la técnica del tamizado. En el fondo, se observaba la tierra con un color distinto al que hasta ahora había salido. Era una tierra más oscura que la de las capas superiores y tenía las partículas mucho más sueltas.

Louis, en una de las retiradas de tierra, hinco su paletín en el fondo de la cuadrícula. Al introducirlo, un ruido extraño le sobresaltó. No se trataba del sonido común producido por el choque del paletín con la roca; se trataba de algo diferente. Fue entonces cuando me avisó de que había encontrado algo.

Acudí con la mayor brevedad posible, dejando a un lado mis labores. En ese momento, algo me dijo que iba a salir bien, que no era una falsa alarma y que habíamos encontrado aquello que cambiaría nuestras vidas.

Limpiamos bien el fondo y dejamos a la vista un bonito relieve de lo que parecía ser la tapa de un ataúd, perfectamente conservada. Lo que más nos sorprendió fue eso, la buena conservación que tenía la tapa y, también, la elegancia con la que estaban hechas las figuras de un león y de una serpiente.

El nerviosismo se apoderó de nosotros mientras comenzábamos a abrir la tapa. Era muy pesada y nos ayudamos de una pequeña palanca, la cual siempre llevábamos por si surgía alguna emergencia. Sabíamos que estaba prohibido pero hay veces que no pensamos lo que hacemos y las consecuencias que traen estas cosas.

Al abrir la tapa, una enorme y potente luz atravesó nuestras retinas. Tras ella logramos vislumbrar alguna silueta. Se trataba del ajuar de la persona fallecida. Pasados unos minutos, el oro seguía deslumbrándonos. Anillos y brazaletes eran los que más abundaban pero no faltaban collares, monedas, fíbulas y un gran bastón de mando.

Ante todo aquello nos surgió una duda: ¿nos quedamos todo aquello y nos hacemos millonarios o damos parte de ello y hacemos que aquello pertenezca a los lugareños de la isla, a quién verdaderamente corresponde?

Nos encontrábamos ante el inicio del fin. Nuestras vidas no volvieron a ser las mismas. La codicia y la avaricia aparecieron e hicieron que todo lo que habíamos vivido se quedase en nada. Louis perdió los nervios y se metió en el bolsillo dos monedas y un anillo. Yo decidí escribir esta nota para dejar constancia de lo que había en este ataúd y de cómo me convertí en un expoliador.

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4 comentarios

  1. 1. Marcelo Kisi dice:

    Jordán hola! Me gustó la idea de tu relato: dos excavadores o arqueólogos que llegan lejos y se enfrentan con un dilema moral. Me dispara la lectura de “Crimen y castigo”, que justo estoy leyendo ahora. Como para agudizar el dilema, más que profundizar en los elementos técnicos de la excavación, poco interesantes para el lector común, yo bucearía más en los argumentos del dilema, con los que se debate el narrador: por un lado (por ejemplo) la pobreza de las familias de los excavadores, alguna esposa muy enferma, el sueño de una escuela mejor para los hijos, autoridades corruptas o indiferentes. Y frente a eso la imagen frente a sí mismos y a la comunidad, la culpa que acompañará al “expoliador” en adelante, etc. Al final la decisión que toma se torna dramática: ha decidido ir hasta el fondo una vez más. Es un excelente ejercicio y una brillante idea para un relato mayor! Felicitaciones y buen año!!

    Escrito el 3 enero 2015 a las 17:33
  2. 2. U.Monserrat dice:

    Hola Jordán. Me ha encantado tu relato, no he hallado en él ninguna falta, y eso es de agradecer a la hora de leer. Su lectura es rápida y para nada aburrida. Enhorabuena por el gran trabajo y espero leerte el próximo mes.

    Escrito el 5 enero 2015 a las 19:25
  3. 3. Jordán dice:

    Muchas gracias por lo comentarios. Es cierto lo que dices, Marcelo. Quizás dejé de lado cosas importantes para centrarme en cosas poco relevantes. Cuando las otras hubieran dado más fuerza al texto.

    Escrito el 15 enero 2015 a las 23:36
  4. 4. David Rubio dice:

    Coincido con Marcelo. Si utilizas dos arqueólogos, deben tener personalidades diferentes y, a partir de ahí, hilvanar el conflicto. De hecho, en el relato no hay conflicto hasta ese dilema final. Justo el que debería iniciar el relato. Por otro lado, si esa es la cuestión, deberías cambiar el inicio. En el ya dices que la motivación de los personajes es fama y dinero. Por tanto, ¿por qué ese cambio al final? ¿Qué ha pasado para que unos buscadores de fama y dinero, se planteen la ética de sus actos? Ese sería el relato.
    Buen trabajo

    Escrito el 17 enero 2015 a las 15:45

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