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Conjura - por Fedra

“Mientras roncando estáis,
Conjura está despierta:
Es su oportunidad.
Si la vida cuidáis,
Fuera el sueño, y alerta:
¡Despertad, despertad!”

La Tempestad, Shakespeare. Acto II, Escena I.

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro… Ricardo estaba sumido en un profundo sueño, sus músculos se tensaban, abría y cerraba las manos, sudaba. Su cabeza se ladeaba, los párpados se movían. Sudaba.
Lo dejé ahí. dijo.
No está.
Se agitaba, respiraba fuerte. Apretaba los dientes, sus manos se aferraban a las sábanas. Seguía sudando.
Lo dejé ahí. volvió a decir.
No está.
Aquel día se sentaron a charlar, ella lo miraba con ternura, él se desvivía en explicaciones. A veces la vida te pone obstáculos para probar tu habilidad para superarlos. Ese encuentro marcó el final de la relación.
Un golpe acompañado de un crujido lo despertó. Cuando abrió los ojos vio a su lado un cuerpo, una mujer completamente desnuda que apoyaba el brazo en su pecho. Lo retiró con cuidado procurando no despertarla. Al inclinarse sintió un fuerte dolor de cabeza, una punzada que le perforaba el cerebro y le trisaba el cráneo. Se vistió. El sol estaba en su máximo esplendor, tanto que molestaba en sus ojos.
Subió y encontró a su amigo recostado en un sillón y junto a él una mujer en ropa interior. Era un barco nuevo, grande, lujoso con todas las comodidades. El sonido de las botellas que giraban y se tocaban con las copas en el suelo demostraban los rezagos de una noche de alcohol y placer. Se asomó a la baranda y vio que el barco había chocado con unas rocas, se encontraban a la orilla de una isla.
Franco llegó a su lado un poco mareado, la resaca no le permitía entender lo que estaba sucediendo. Bajaron con cuidado, mirando a ambos lados. Todo estaba en silencio, solo el ruido de las olas y el cantar de los pájaros anunciaban un lugar tranquilo y sin rastros de que habitara un ser humano. Recorrieron el lugar sin separarse y no encontraron nada. Tierra, árboles, plantas enormes que pintaban de verde toda la isla. Volvieron al barco, Ricardo vio las provisiones que quedaban. Franco intentó despertar a Lucy, le tiró agua en la cara pero no reaccionaba. La sentó y comenzó a darle golpes en la cara con las manos. Su preocupación comenzó a crecer, tocó su pulso y no sentía nada. Estaba muerta.
Loco, está muerta. gritó.
Ricardo llegó rápidamente y comprobó que no respiraba. Fue a despertar a Katia y la encontró en la misma posición que la dejó al levantarse. La movió y el peso de su cuerpo demostró signos de estar sin vida. Se miraron desconcertados. Franco lloraba, gritaba, se sentía furioso.
Pasados unos minutos, ya más calmados, decidieron bajar los cuerpos y enterrarlos. Todo era muy confuso. No podían entender la situación. Luego, se sentaron exhaustos a descansar y comieron los trozos de sushi que habían quedado de la noche anterior. Completamente en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos, trataban de descifrar lo ocurrido. Un manto de sospechas comenzaba a despertar. Pensaban en cada momento desde que decidieron realizar el viaje, la fiesta. Algo había ocurrido, alguien los había querido envenenar. Solo quedaban ellos, los hombres, los amigos, los que desde la adolescencia estaban unidos, los que superaron aquel enfrentamiento hace diez años cuando Franco comenzó a acercarse a su novia y esto enfureció a Ricardo. Ahí estaban, sentados uno al lado del otro, recordando cada minuto de sus vidas.
El sol comenzó a ponerse, decidieron hacer guardia por miedo a que algún animal los atacase. El barco estaba destruido en la parte de abajo, era imposible repararlo. Era difícil mantenerse despierto con el sonido de las olas y la inmensidad de la noche. Poco a poco el sueño los fue venciendo.
Cuando el sol asomó fue testigo de la traición. Franco había colocado veneno en el vaso de Ricardo. Un helicóptero apareció en el cielo despejado, venía a rescatarlos. El cuerpo de Ricardo no estaba.
Lo dejé ahí. dijo.
No está.
Los rescatistas subieron a Franco y lo llevaron a la ciudad. Fue acusado de asesinato con 20 años de prisión. Mientras tanto, en la isla, Ricardo se encuentra fabricado un lugar para vivir y aprendiendo a subsistir de la caza y de la pesca.

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1 comentario

  1. 1. David Rubio dice:

    No he podido llegar a comprender la historia ni los motivos del envenenamiento. El final es un tanto precipitado y tampoco me queda claro si Ricardo murió o no.
    Creo que deberías revisarlo, la escena propuesta es muy interesante pero pienso que está un tanto descompensado.
    Deja correr un tiempo y vuelve a este texto. Creo que merece la pena.
    Saludos

    Escrito el 12 enero 2015 a las 00:06

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