Mamá - por Isabel

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. Sí, mamá, un milagro, y ya nada volverá a ser igual. Nunca pensé que sería esta la manera pero es tan perfecta como cualquier otra.
Cuando me he levantado esta mañana, he tenido una sensación extraña en el cuerpo, una mezcla de alivio y congoja que me apretaba el corazón. No he podido desayunar, el nudo en el estómago no me permitía comer nada. He salido a dar un paseo para despejarme, para dejar atrás esa rara sensación que me invadía. Las calles estaban vacías pero afortunadamente Lorenzo me hacía compañía, calentando el cielo canario que tan bien me ha cuidado estos años sin ti. Estaba ya llegando al Velero (aquel bar donde estuvimos desayunando en tu último cumpleaños, ¿recuerdas?) cuando he oído una especie de maullido suave pero incesante. He empezado a buscar al gato por los alrededores, pensando que con suerte podría llevarlo a casa y darle de comer, ¡ya sabes cuánto me gustan los animales! Un señor que pasaba se ha detenido a ayudarme, pero han pasado 10 minutos antes de que nos diéramos cuenta de que el ruido venía de un contenedor de basura. Y cuando lo he abierto, ha aparecido un bebé. ¡Un bebé, mamá! Tan pequeño y frágil, envuelto en una manta granate y llorando con la poca fuerza que le quedaba.
Mientras el otro hombre llamaba a una ambulancia, he cogido al bebé entre mis brazos y lo he apretado contra mi pecho para darle calor. Su carita oscura estaba helada y sucia, y sus ojos llenos de lágrimas me miraban con un miedo que nunca había visto en nadie. He jurado a Dios que nunca le abandonaré, que conmigo estará a salvo. Y en ese momento me he acordado de ti, mamá, de todas esas veces que he llorado y me has consolado, que he tenido miedo y me has protegido, que he gritado y me has abrazado. Por primera vez he podido comprenderte, me he sentido madre. Sólo me han hecho falta segundos para saber que he encontrado a mi hijo. Estuve años buscándole, bien lo sabes tú, pero parecía que la vida no quería darme ese regalo. Y aquí está, mamá, mi hijo.
Los médicos han dicho que se recuperará, que es un niño fuerte. No consigo imaginar qué puede llevar a una persona a dejar en esas circunstancias a algo tan bonito y delicado como es un bebé, pero quiero pensar que es una situación extrema y no la simple falta de corazón. La policía va a estudiar el caso, pero me han asegurado que si todo va bien en unos días podré llevarlo a casa conmigo. Por fin se ha cumplido mi sueño, mamá, ha ocurrido el milagro.
Todos han estado de acuerdo en llamarlo Enam, y es que no hay otro nombre posible para él. Significa regalo de Dios, y eso es lo que es, porque algunos hijos nacen del vientre, pero otros nacen del corazón.
¿Es correcto decir que soy la persona más feliz del mundo? Ojalá pudieras estar aquí conmigo para conocerlo y enseñarme todo lo que sabes, para ayudarme como siempre has hecho. Ahora más que nunca me gustaría agradecerte tu amor, tu paciencia y tu cariño.

De madre a madre, gracias.

Siempre te querré,

Hera