Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

RELACIÓN DE INFORTUNIOS ACAECIDOS A UN MARINO DE SU MAJESTAD. - por juanjohigadillo

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro: unos pescadores que huían de la tormenta rescataron de una muerte cierta a un náufrago inconsciente y a la deriva en un viejo tronco vaciado, con la única pertenencia de un diario en el que se narran sus desdichas…

“…La tempestad que pensé arruinaría mi exiguo cobijo puso en mis manos los instrumentos que a la postre serían mi salvación. Tras cinco terribles días en los que creí que mi miserable existencia llegaría a su fin en esta remota ínsula, perdida de la mano de Dios y apartada de todas las rutas conocidas, descubrí que la furia del huracán había arrastrado al abra un viejo cofre arrancado a las entrañas del navío cuyo naufragio dio con mis huesos en estas costas. Romper el oxidado cerrojo que guardaba sus secretos apenas supuso mayor esfuerzo que el de descargar una certera pedrada, y nunca tan nimio afán fue recompensado por el Creador con tanta generosidad, pues aparte de diversos pertrechos de gran utilidad, tales como herramientas y un cuaderno de bitácora en el que consigno estos hechos, hallábanse en su interior valiosísimos instrumentos de navegación y diversas cartas de marear que, pese a estar escritas en portugués, fuéronme de gran conveniencia para emprender el formidable reto de intentar salir de tan inhóspito lugar.
Si bien hasta ese día me asaltaba grande desasosiego cada vez que ideaba echarme a la inmensidad de la mar océana, averiguar mi posición gracias al sextante y comprobar en las cartas que estaba a pocas jornadas de navegación de Tristán de Acuña me infundieron el coraje necesario para afrontar tan accidentada empresa, pues era sabedor de que en la citada isla era frecuente la recalada de barcos balleneros.
Gracias a Dios, el clima se portó benévolo en las jornadas siguientes, permitiéndome un rápido progreso en los trabajos de construcción de la embarcación con que abandonaría el lugar, trabajos que acometí con tremenda ilusión y denuedo, pese a mi soledad y lo monótono de mi dieta.
Por fin, con todo dispuesto y habiendo hecho acopio de víveres y agua para dos semanas, me eché a la mar el catorce de febrero del año de Nuestro Señor de mil setecientos ochenta y cuatro, sin saber a ciencia cierta cuándo volvería a pisar tierra habitada.
Quiso el Señor que los primeros días de navegación transcurriesen tranquilos y apacibles. Los vientos soplaban de manera constante y regular en la dirección que convenía a mis intereses, y la embarcación, construida a partir de un tronco ahuecado, con su pequeño mástil y una frágil y vulnerable vela confeccionada con hojas de palma trenzadas, se comportaba maravillosamente dócil y gobernable, gracias al balancín con que la doté a la manera de los polinesios.
Mas quiso la fortuna que al amanecer del sexto día, y teniendo a la vista una remota nubecilla que indicaba la presencia de Tristán de Acuña, oyese a mis espaldas el lejano retumbar de una tormenta. Estimé, dada la dirección de los vientos, que me alcanzaría en pocas horas sin darme tiempo a llegar a mi destino, y dispuse la embarcación para aguantar lo que se me venía encima: reduje vela, afirmé con lías los ya menguados víveres, y recé para que la tempestad pasara rápido y sin menoscabo de mi integridad o la del barco.
La mar, ligeramente rizada al principio, se fue encrespando y en tan sólo un instante pasó a ser arbolada, montañosa, enorme…
Un viento feroz azotaba la frágil embarcación, que crujía forzando las delicadas uniones de fibra vegetal. Las enormes olas me llegaban por detrás con una furia inclemente, cual montañas líquidas de diabólicas intenciones, barriendo la cubierta y levantando la popa con tal virulencia que llegué a pensar que la nave pasaría por ojo.
El huracán duraba ya varias horas cuando tras mucho batallar y achicar, exhausto, empapado y aterido, un embate aún más furioso que los anteriores quebró el palo a media altura, golpeándome en su caída y permitiéndome, antes de perder el conocimiento, ver cómo al lado del esquife un albatros emergía de la tempestad, como rogando que mi alma le acompañara en su eterno peregrinar.
Mas de cómo la fortuna se volvió de mi parte siendo milagrosamente rescatado de tan proceloso trance por una chalupa de pescadores que volvía a puerto les daré a vuesas mercedes cumplida relación más adelante, pues no fue esta la peor ni la más peligrosa empresa de las que me acaecieron en mi largo devenir como marino de su Majestad…”

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

9 comentarios

  1. 1. beba dice:

    Lo que más me gustó de tu cuento fue la originalidad de algunas imágenes como:
    “rogando que mi alma le acompañara en su eterno peregrinar”.
    “La mar, ligeramente rizada al principio, se fue encrespando y en tan sólo un instante pasó a ser arbolada, montañosa, enorme…”
    Y también, cómo has manejado el estilo epistolar de época.
    Una historia entretenida. Tal vez le haría falta sazonarla con algo más de misterio y hasta de extravagancia.
    Adelante, y buen año.

    Escrito el 28 diciembre 2014 a las 19:44
  2. 2. Mon dice:

    Me gustó el lenguaje utilizado, te transporta a otra época y la descripción del naufragio es total. ¡Enhorabuena!

    Escrito el 28 diciembre 2014 a las 20:10
  3. 3. lunaclara dice:

    Guau! Qué riqueza de vocabulario!! Me encanta!!!
    Les habrá sido difícil a tus comentaristas anónimos corregirte este texto… Está perfecto. Y se queda una con ganas de saber más.
    Felicidades! Seguiré leyéndote.

    Escrito el 30 diciembre 2014 a las 11:58
  4. 4. Nélida Sarduy Castellanos dice:

    Me encantó tu relato, deja que el marino de su Majestad siga contando que le acaeció en esos lares. Ya sé que debía comenzar con “el milagro en la isla”, pero el hecho de que el marino perdiera la conciencia justo antes de ser rescatado, hace imposible que estén narrados esos sucesos en el diario, llevas perfecto el personaje y la historia, deberías continuarlo y que al final sea solo un texto encontrado en esa isla años o siglos desoués…digo yo.

    Escrito el 30 diciembre 2014 a las 14:57
  5. 5. David Rubio dice:

    Es un texto tan maravillosamente escrito, con un estilo tan trabajado y convincente, que es difícil sacarle nada a nivel formal. Es sencillamente perfecto y muy de agradecer la pulcritud de su redacción. enhorabuena.
    En cuanto al fondo, ahí es donde flaquea. Parece un extracto de una novela o un relato mayor y nos quedamos con un náufrago al que pilló una tormenta en alta mar. Y es una pena porque reduce el texto a un ejercicio de estilo.
    De todas formas, repito, la maravillosa redacción utilizada lo compensa.
    Saludos y Feliz 2.015

    Escrito el 1 enero 2015 a las 13:50
  6. 6. juanjohigadillo dice:

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios, y os pido disculpas por tardar en responderos, pero estuve fuera unos días. La verdad es que he quedado sorprendido por estas comentarios vuestros, bastante más elogiosos de lo que esperaba. A lunaclara y a Nélida me gustaría decirlas que sí, que si se da la ocasión más adelante, es posible que la historia siga; todo depende de si en los requisitos del blog de cada mes piden algo que me inspire. A los demás, a David, Beba y Mon, daros de nuevo las gracias. Prometo leer los relatos de todos vosotros.
    Saludos

    Escrito el 1 enero 2015 a las 15:33
  7. 7. Ryan Ralkins dice:

    Me gusta mucho tu relato pero mas el vocabulario que usaste. Muy exacto para lo que se cuenta!
    Saludos y felicidades.

    Escrito el 2 enero 2015 a las 01:41
  8. 8. José Torma dice:

    Que gusto leerte, el lenguaje, la forma, la historia en si. Me parecio estar leyendo a Robinson Crusoe de Dafoe. Hubo mil y una palabras que no me quedaban claras pero lo entendi como un estilo y modo de hablar ajeno al mio.

    Si algo puedo decir y eso nomas por molestar, es que siendo naufrago y teniendo tanto tiempo en la isla, supo que fue precizamente el 14 de febrero cuando se embarco. Pero de ahi en fuera, como dice la cancion, me parece bonito.

    Felicidades.

    Escrito el 6 enero 2015 a las 21:02
  9. 9. Sergio Mesa dice:

    hola junajohigadillo (me sonrío sólo de escribir tu pseudónimo),
    siento llegar tan tarde a comentar tu texto, pero las fiestas, los regalos y el alcohol son malos compañeros del trabajo liteario… casi siempre 😉
    sobre el relato coincido con los compañeros en que la narración del marino es un gustazo por fluida y rica en imágenes y usos del castellano. pero también tengo que coincidir con Nélida en que se da una paradoja entre lo escrito en el diario y el primer párrafo. supongo que es producto de la obligación de añadir la primera frase… pero el texto se disfruta igual, je
    felicidades por este buen trabajo!
    un saludo, nos leemos!
    Sergio Mesa / forvetor
    http://miesquinadelring.com/

    Escrito el 7 enero 2015 a las 11:24

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.