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Como si no fuéramos nada... - por Leticia Chillemi

El autor/a de este texto es menor de edad

COMO SI NO FUÉRAMOS NADA…

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. En esta isla desierta y desesperante que es mi vida sin ti, algo diferente ha pasado. Estaba tirado en la calle, mi espalda apoyada sobre el duro pavimento. Y ni siquiera era una mala noche. Era sólo una más. Una igual al resto. Desde que te fuiste, paso todas y cada una de ellas en soledad. Recuerdo que la primera noche que pasé solo, me lamenté hasta casi quedarme sin voz. Pero nadie me escuchó, nadie me ayudó. Tampoco podían. La única que podía rescatarme eras tú y estabas demasiado lejos como para escucharme.
Creo que cuando congenias con alguien, le regalas a esa persona una parte de tu vida, y debes confiar en que ella va a guardarla y cuidarla bien para que no se muera. Puedes confiarles tu parte más amable a tus mejores amigos, la más romántica a tu pareja, la más sincera a tu familia e incluso la más odiosa a tus enemigos. Y es así como tu ser se reparte entre las diferentes personas que forman parte de tu vida, las diferentes personas que te tocan. Pero yo… yo sólo te tenía a ti. Todas las partes que conformaban mi ser las tenías tú. Por eso cuando te fuiste de mi vida, todo mi ser se fue contigo. Así que ya no sé ni quién soy. Siento que no soy más que una masa de piel y huesos. Vacío. No hay mejor modo de expresarlo. Me siento vacío por dentro.
Desde que te fuiste, mejor dicho, me echaste, no tengo ni un lugar decente en el que vivir. Los días son agotadores y las noches, melancólicas. Las lluviosas son las peores, pero también las mejores porque en ellas los truenos ahogan el sonido de mi llanto, entonces siento que es inútil seguir y paro. Me siento triste y con el alma llena de dolor pero no me salen las lágrimas para desahogarme.
Y la soledad enloquece, y el frío me congela, y la intemperie me asusta, y la falta de compasión me entristece, y la rutina me atrapa, pero no puedo evitar sentir que ninguna de esas cosas sería tan terribles si tú estuvieras a mi lado. A final de cuentas, lo que me duele más es tu ausencia.
Al principio, me despertaba con la sensación de que todo había sido sólo una pesadilla y que mi vida seguía siendo la misma pero luego debía someterme a la decepción de descubrir que no estaba en lo cierto. Hasta que paso un día. Y otro. Y muchos más. Y acabé por resignarme a que el resto de mis días no sólo serían tristes sino que, además, serían exactamente iguales. Y eso era incluso peor.
Así que ahí estaba yo, dispuesto a asesinar cualquier tipo de esperanza que pudiera albergar mi alma cuando ocurrió este milagro del que te hablo. Fue el mejor milagro que podría haber imaginado. Te vi. Y no como un espejismo o una alucinación: De veras de te vi. No podía creerlo.
No estabas sola. Ibas de la mano con un tipo flacucho y con flequillo largo… ¿Era el acaso lo mejor que habías podido conseguir para reemplazarme? Increíble. Decidí que lo mejor que podía hacer era acercarme. Luego de que hubieras visto lo horrible y vacía que era tu vida junta a ese flacucho me aceptarías de vuelta. Y todo sería como debe ser.
Me acerqué corriendo esperando que me recibieras, me abrazaras, o aunque sea me miraras pero me llevé una gran decepción.
-¿Y ese perro tan molesto?- exclamó el flequilludo despectivamente- ¿No es aquel que diste la semana pasada para poder mudarte al apartamento?
No contestaste. Pero me miraste. Me miraste y no hiciste nada, continuaste tu camino como si nada hubiera pasado. Como si no me conocieras, como si no fuéramos nada. Nada en absoluto.
Y eso ya era demasiado. Porque con la soledad, el hambre y la desesperación podía lidiar… Pero el desconocimiento que encerraban tus ojos cuando me miraron… Era demasiado.
Sólo quedaba una cosa por hacer. Avancé hacia la carretera con paso tembloroso pero decidido. Te dirigí una última mirada y justo en ese momento, como si fuera a propósito te volviste. Y me pareció ver una lágrima que corría por tú mejilla izquierda. Pero no pude asegurarme, porque justo en ese momento, el autobús pasó, rápido como un rayo, sobre mi cuerpo tendido.
FIN

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11 comentarios

  1. 1. Job Peró dice:

    Tengo que decirlo. Tu descripción del abandono, de la soledad, de la tristeza… me ha cautivado. Me ha encantado. Me ha gustado tanto, que me ha sabido mal el final que le has dado. Ese giro sorprende, pero habías descrito tan bien la soledad de un ser humano abandonado que casi me he sentido decepcionado. Pero aunque no me guste el final, tengo que admitir que lo has bordado. Felicidades. Nos leemos.

    Escrito el 29 diciembre 2014 a las 01:14
  2. 2. Ana dice:

    Me encanta el enfoque que le has dado y el giro de la historia. Creo que habría bastado con que ella lo ignore al pasar, pero aun así me gusta mucho.

    Felicidades!

    Escrito el 29 diciembre 2014 a las 01:51
  3. 3. Ángel Gabriel dice:

    El giro de la historia es genial, me encanto, el relato de la tristeza es un poema, aunque toda la historia esta escrita más como poema que como prosa, es bella, solo te aconsejo que trates en lo posible de evitar el uso de la “Y” por ejemplo dices:”Y la soledad me enloquece y el frío me congela, y la intemperie me asusta” etc. Para mi puede quedar así: La soledad me enloquece, el frío me congela, la intemperie me asusta, etc. En todo el relato usas mucho esa conjunción pudiéndose evitar. Eso hará tu relato más fluido. Pero en términos generales es bello, bello, bello.
    Te suplico que leas el mío, ES EL 106 LOS BALSEROS, despedazame, con tu critica, pero que sea bien concreta, por favor, y fundamentada. Explicando dónde y cómo corregir.

    Escrito el 29 diciembre 2014 a las 04:19
  4. 4. Ariadna dice:

    No se si decir que me gusto mucho o que me disgusto mucho la verdad y eso si que es de mérito. La forma en que describes el abandono creo que es realmente genial y el final desolador. Es un gran texto, simplemente genial.

    Escrito el 29 diciembre 2014 a las 21:21
  5. 5. juana Medina dice:

    BRAVO!! ES UN CUENTO PRECIOSO, REDONDO, ME HA HECHO LLORAR DE PENA ESTE POBRE SER ABANDONADO.
    CONMOVIDA Y AGRADECIDA.

    Escrito el 29 diciembre 2014 a las 22:43
  6. 6. R.w Masher dice:

    Me encanto tu relato describes muy bien los sentimientos humanos y las reacciones de la personas ante los eventos.Me gusto mucho el final es el final que nadie espera,que nadie quiere que ocurra pero que por el hecho de escribirlo lo hace original único y da un vuelco a la historia y a lo que debe sentir el lector…Los finales felices son buenos pero los tristes te marcan..felicitaciones
    Te invito a que leas y comentes https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-21/2285i relato

    Escrito el 30 diciembre 2014 a las 01:32
  7. 7. Jordán dice:

    Es bien sabido que la escritura es una forma subjetiva de contar una realidad o una ficción. Forma subjetiva digo porque en ella intervenimos nosotr@s con nuestras opiniones, dudas, experiencias… Y esto lo hacemos de forma inconsciente. Espero que este no sea el caso y que la ficción sea total porque lo que has hecho está muy bien. Has sabido plasmar un sentimiento en un relato; pero no solamente plasmarlo, lo has transmitido. Me ha gustado el giro del final, aunque yo hubiera continuado sin el minúsculo diálogo. De todas formas, está muy bien. Por sacar algo a corregir; el uso de la conjunción “y”.

    Es un muy buen texto.

    Escrito el 30 diciembre 2014 a las 02:45
  8. 8. Marcelo Kisi dice:

    Hola Leticia! Buen relato, si tuviste la intención de ponernos tristes a todos, lo has logrado. Yo creo que de eso también se trata la escritura: de hacer sentir, desgarrar, emocionar. Me quedo pensando nada más si el suicidio del perro, con lo que resulta que el narrador nos está hablando desde el más allá, no rompe demasiado las reglas del juego que empezaste. Quiero decir: cuando escribimos, creamos un mundo con sus reglas, y son coherentes de punta a punta. Por ejemplo, en las películas de Woody Allen, las reglas son que todos los personajes se dicen cosas terribles los unos a los otros todo el tiempo, pero nadie incurre en violencia. En las de vaqueros, en cambio, es de lo más común andar por ahí matando gente al primer insulto, y uno les cree a ambos mundos. Aquí las reglas que planteas al principio podrían ser que un hombre que es abandonado por una mujer no hará más que llorar y sentirse un miserable vagabundo. De repente cambias las reglas: era un perro que sabe hablar, que entiende lo que dicen los humanos, y que sabe hacer monólogos interiores. El lector te puede seguir en esa ruptura -en esa sola- porque entiende que ahí está el kid de la historia, entonces compra y acepta engancharse con el pobre perrito, porque de verdad conmueve y lo haces muy bien. Pero entonces cambias las reglas otra vez: no era nada más un perro que habla, ¡sino que era un perro MUERTO que habla! Ahí al lector le cuesta seguirte por segunda vez, es como que fuiste demasiaddo lejos y la magia termina de romperse, suena forzado, y entonces recordamos que no es un perro muerto hablando, sino Leticia tratando de escribir lo mejor y lo más creativamente posible. A mí específicamente lo que me saltó a la mente, en lugar de llorar por el perro, es pensar “vamos, los perros no se suicidan”. ¡Cuando antes no se me había ocurrido cuestionarte diciendo: “vamos, los perros no hablan ni piensan en forma de monólogo interior”! Es decir, solo en la segunda ruptura me caí de la historia, cuando ganas de creerte no me faltaban. Por eso pensé: ¿cuál es el problema de este relato, que justo en el final me desenganchó? Entonces se me ocurrió comentarte este problema, que tiene que ver con los mundos de la ficción, y los pactos que entablamos con el lector, de lo que no hay que abusar, para mantener el hechizo. Espero que no te caiga mal y te sirva, porque tienes un hermoso estilo al relatar. Dime qué piensas.

    Escrito el 30 diciembre 2014 a las 18:39
  9. 9. Fabián dice:

    Hola Leticia

    Me gusta como te expresaste, el relato esta lleno de emociones y eso puede ser complicado de conseguir. Me gusta mucho ese giro que da, no te lo esperas para nada. Pero comparto opinión con Marcelo, tal vez no te lo esperas por que el protanogista esta describiendo unas emociones tan humanas, que lo último que se te pasa por la cabeza es que se trate de un perro. Ahí es cuando se desmorona un poco el relato, por que unas lineas atras el perro hablaba de entregar varias partes de su ser a amigos, pareja, enemigos, etc, los perros tienen una sola forma de ser, el mismo cariño que dedican a sus “dueños”, (no me gusta la palabra pero no encuentro otra), también se lo dan a todo el considere dentro de la manada.
    Y practicamente la gran mayoria de animales, cuando pierden las ganas de vivir se limitan a acurrucarse en un sitio tranquilo y no comer.

    Quiza una posible solución sería traer un cuarto personaje al relato, una persona muerta viendolo todo, actuando como el narrador e interpretando humanamente la situación del perro, poniendole voz a esos pensamientos que crée que puede tener el perro.

    Escrito el 30 diciembre 2014 a las 21:29
  10. 10. Tavi Oyarce dice:

    Leticia.
    Nada que agregar a tu bonito cuento. Lamentablemente eso de “le regalas a esa persona una parte de tu vida ” Es una verdad que viene una y otra vez. Creo en el final que le diste al relato, solo remarca “la ausencia”
    Demás está decir que emocionas

    Escrito el 30 diciembre 2014 a las 23:06
  11. 11. leonardo dice:

    Me gustó mucho tu relato, sólo puedo decir que me hizo sentir emociones diferentes, eso con respecto a lo que sentía mientras lo leía, con respecto a la técnica y demás no me atrevo aún a comentarlo , estoy recién empezando y estoy demasiado verde, si quieres comentar el mio es el 44; saludos y buen 2015!!! 🙂

    Escrito el 31 diciembre 2014 a las 21:14

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