Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Bobby, el coco - por Dalvareze

Web: http://www.dalvareze.com

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. No se trata de un hombre que camina sobre el mar; tampoco el agua pasando de salada a dulce; mucho menos que algo sin vida, la recuperó. Todo eso sería una locura. El milagro que ha ocurrido es mucho más sencillo. Hoy en esta isla, Bobby, el coco, por fin le respondió a Roberto.

—¡Aja!…lo sabía… ja ja ja… te lo dije —decía Roberto mientras apuntaba, y miraba, al cielo de sol radiante típico de sus días.

Seguía apuntando hacia arriba, mientras volteaba al piso para ver al coco, a Bobby. Que por las semanas que llevaba caído de su palmera, ya estaba deshilachado.

—Él me decía que nunca hablarías… ¡ja!… pues le demostramos lo contrario ¿No Bobby?… ¿Qué? ¿Calor?. Bueno tu y yo somos dos amigo. Sol viene siendo lo que me queda disponible. Porque mira, ni ropa decente me queda.

La camisa con la que había llegado a la isla, se la comió el salitre y el uso diario. Los shorts habían demostrado ser de mejor calidad y todavía le ayudaban con el pudor.

—Bobby… escogiste un buen día para hablar, pues hoy, justamente hoy, nos mudaremos hacia la selva.

»¡Vaya!… ja, ja, ja… hay gente con suerte, tu eres uno de ellos Bobby ¿Lo sabías?… Quizás yo también, no querría tener ésta isla para mí solo, menos mal que decidiste hablar.

Roberto empacaba sus cosas en una de las maletas que recuperó del accidente. No era muy grande, tampoco hacía falta.

—Bueno si, yo se que ellos andan por allí, tienes razón Bobby. No es para nosotros solos, pero ellos son malos, quieren todas nuestras cosas, les gusta es andar de noche y te digo, estaremos mejor sin ellos.

»Bueno si quieres te vas con ellos, allá tu. Mejor así, la casa nueva quedará para mí solo.

Roberto se indignó por la actitud de Bobby, que parecía querer lujos cinco estrellas. No había mucho de donde escoger, si servía para Roberto, tendría que servir para Bobby.

—Hasta luego Bobby, como tu quieras… Suerte con los cangrejos.

Roberto comenzó su camino fuera del pequeño campamento a orillas de la playa. Volteaba de reojo esperando que Bobby recapacitara. Sería imposible, era muy joven, malcriado, acostumbrado a muchos lujos, siempre en el tope de su palmera, ajeno a su propio peso, hasta el día que el destino lo devolvió a la tierra. Mucha compasión era correcta, ser tan duro como el destino, innecesario.

—Está bien, te llevaré conmigo… Ya que insistes. Verás que allá dentro nos va mejor. Hay menos arena, sombra, y una sorpresa que no te diré. No lo haré, porque es un secreto, y no se si vas a ir a contárselo a ellos… Ok está bien, te lo diré, pero será entre nosotros. Allá dentro también hay un pequeño caño de agua dulce. Lo encontré el otro día buscando frutas.

»No claro, yo prefiero el pescado, pero es más difícil de capturar que las frutas. Debes prometerme que no le dirás a nadie sobre el agua dulce. No quisiera convertirme en la fruta de ellos… ja,ja,ja…¿viste eso?… ja,ja,ja…Hablábamos de los fácil de capturar las frutas, y yo… ja,ja,ja. Tranquilo ja,ja,ja… ya tendremos días para trabajar en tu sentido del humor.

Bobby que iba en los brazos de Roberto, lo acompañaba selva adentro hacia su nuevo hogar.

—Te va a encantar… ya lo verás… ¿Qué?…¿Por qué?… Entiendo, no bueno para eso esta Lucía. ¿Cómo que quién es Lucía?… ja,ja me sorprendes a veces Bobby. Lucía es la palmera, la misma en la que viviste desde tus comienzos, la de sombra amable. Que nos ayudó los días más difíciles, sobre todo al principio. Todavía no he logrado que me hable, pero así eras tu al principio. Seguro no tarda en soltar su primeras palabras, aquí el silencio no es novedad. ¿Que casualidad no?… Se llama igual que mi esposa, que chiquito es el mundo.

»Bueno, si se parece en algo a ella, estará muy pendiente de nosotros. Así que entiendo tu preocupación, pero no es necesaria. Si alguien viene a rescatarnos ella le avisará que estamos allá dentro, tranquilo.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

2 comentarios

  1. 1. David Rubio dice:

    El relato tiene un punto escalofriante que me ha encantado. Esa conversación con el coco inquieta mucho. Fantástica idea.
    Respecto a la forma un par de cosas. En ocasiones falta alguna preposición, por ejemplo: quieren todas nuestras cosas, (lo que) les gusta es andar de noche y te digo…
    Me gusta que utilices las comillas para las intervenciones de Bobby por eso creo que aquí creo que hay una errata en el Bobby »¡Vaya!… ja, ja, ja… hay gente con suerte, tu eres uno de ellos Bobby( ¿no será Roberto?) ¿Lo sabías?… Quizás yo también, no querría tener ésta isla para mí solo, menos mal que decidiste hablar.
    Por otro lado, el final no acaba de estar bien perfilado. No destaca de forma concluyente en un sentido u otro.
    Creo que con un pulido será un magnífico relato
    Saludos

    Escrito el 13 enero 2015 a las 23:55
  2. 2. Dalvareze dice:

    David como estas? wow, no había visto este comentario. Agradezco mucho tus comentarios. En efecto concuerdo contigo sobre el final. Dada la limitación de palabras fui un poco parco con el punto que quería para el final. Sin embargo, como no creo que sea una excusa válida, por lo menos no tanto como la razón de tu punto, voy a ponerme la tarea de pulirlo y actualizarlo para publicarlo en mi página.

    Con respecto a las intervenciones de hecho Bobby no lo hace, es solo roberto que discute con el y por el coco todo al mismo tiempo. Quizás deba revisar para que eso quede claro

    Muchas gracias

    d

    Escrito el 13 noviembre 2015 a las 22:42

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.