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Corisla - por Jacinta

Corisla

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. Sin ruido ni cataclismos, suavemente, esta isla cubrió su superficie de frondosa naturaleza y una fuente clara surgió en su centro.
Pequeña isla, aislada en medio del océano y, a falta de otras islas semejantes, grande en su alteridad, ella sola en el mundo, única. Sí, había conocido otras islas, más pequeñas y que pasaban frente a ella en la lejanía, incluso algunas de ellas se habían aproximado con su cargamento de pequeños seres que recorrían nuestra isla ocupados y preocupados y ella los acogía altiva y lejana. Visitas sin consecuencias, visitas sin profundidad, sin huella, y de nuevo nuestra isla, dueña del océano, única en la inmensidad. La única isla-isla del universo. Los otros, los remedos de isla con su movimiento y sus cargamentos no podrían jamás paragonarse a nuestra isla exótica y única, fija en medio de las aguas. Siglos, tiempos inmemoriales de ser isla única, refugio pasajero, belleza exótica. Es verdad, el viento ya la había prevenido varias veces, le había portado incluso muestras minúsculas de otras existencias, granos dorados como los de sus playas, casi idénticos, pero que sin embargo se reconocían como extranjeros. El viento en sus susurros nunca trajo pruebas contundentes de otras existencias y, soberbia, nuestra isla continuaba inmóvil como centro de su universo.
Un día un remedo de isla más pequeño llegó a sus playas con un único cargamento: otro de los pequeños seres móviles que ya habían llegado, pero este no traía nada. En un principio este detalle no tuvo importancia, pero después de su llegada el ser comenzó a remplazar el vacío de su isla móvil por riquezas de la isla-isla. Primero se tomó la sombra de un árbol, sin decir nada; simplemente se acostó a descansar otorgándose la sombra, robando la sombra sin si quiera pedir; luego, comenzó a recorrer el dorso de la isla, igualmente en silencio y sin consentimiento y a su paso cambiando de lugar las cosas rehacía a su antojo la isla.
Llegó la noche y se apoderó de ramas y maderos e hizo un fuego. Él sólo, con sus propias manos, sin llamar el trueno, sin el relámpago, sin llamar al rayo del sol sobre las hojas secas… sólo, con su poder de mago y, siempre sin miramientos, pescó en las aguas sagradas. Aguas sagradas razón de ser de la isla, sagradas pues constituían su definición misma, sin ellas no existía, sin ellas no era isla.
Día a día este ser crea con sus propias manos, transforma y construye, reina sobre la isla y hace súbditos a todos los moradores de la isla: piedras con las que crea instrumentos, maderas con las que crea abrigo y herramientas, semillas que ordena y selecciona para a su capricho hacerlas crecer en el lugar por él elegido… ser-creador por quien la isla recuerda:
Ella no es isla sino parte de los seres más grandes por Dios creados, ella es montaña y tan alta que sus cumbres se yerguen por encima de las profundidades del océano. Recuerda que cuando Dios hace su entrega de poder, cuando busca su embajador en la tierra es a ellas a las montañas, a los cielos y las montañas en quien primero piensa. Recuerda que en la solemne sabiduría de las montañas ellas se sienten indignas de este destino y Dios, antes que a los ángeles y por razones misteriosas, elige a estos seres, los hombres como sus herederos. El hombre acepta porque es ignorante e injusto, pero los designios de Dios son misteriosos y ángeles y creación se postran delante del embajador.
La isla recuerda y en memoria de su obediencia a Dios acoge con amor al hombre-creador que llegó a ella para recordarle que no es isla y que, como montaña, su razón de ser es permitir libremente que el hombre cree con sus dones.
La isla florece en todos sus rincones y en el centro de ella surge una fuente inagotable testigo para el hombre de que la fuente de la vida está más allá y que su deber como embajador de Dios es crear en el respeto de todos los seres de la creación.

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3 comentarios

  1. 1. Jordán dice:

    Sin ánimo de ofender, no entendido casi nada del texto. Lo he releído varias veces y me quedo igual, la verdad. Creo que hay muchísima descripción y no diferencio muy bien las partes de introducción, nudo y desenlace.

    Yo, bajo mi punto de vista, hubiera hecho que la narradora fuera la isla para dar mucha más fuerza a lo que has intentado contar.

    🙂

    Escrito el 30 diciembre 2014 a las 03:03
  2. 2. Ángel Gabriel dice:

    Yo, en lo que entendí quien habla es la naturaleza, la descripción que se hace de la isla es muy abundante, no existe, nudo, conflicto, desenlace, y cierre porque no hay un tema especifico, solo el tema genérico de la naturaleza, no tiene intriga, no existe trama principal, o subtramas, esta casi como personaje secundario el hombre, quien es el que modifica el medio ambiente de la Isla.Como personaje central esta la isla, la cual aunque hay
    Tiene como aspecto positivo que según entiendo es un canto a la naturaleza, a la protección del medio ambiente, a cuidar nuestro entorno, y todo el planeta.
    Pero no te preocupes, aquí todos estamos aprendiendo, para eso es el taller, para que progresemos a través de la critica, constructiva, no se si lo has hecho, pero en literautas hay un mundo de temas que nos ayudan a mejorar cada día te recomiendo que los leas, y trates en la medida de las posibilidades de aplicarlos a tu escritura, para que la misma pase al siguiente nivel.
    Pero en términos generales el relato me gusto, tiene de donde sacar ventaja. ¡¡¡¡ABRAZOS!!!!!!

    Escrito el 2 enero 2015 a las 03:56
  3. 3. KMarce dice:

    Concuerdo con los compañeros que se anteponen a mi comentario. Como punto positivo, diré que aprecias mucho las descripciones, yo soy igual, pero en un relato corto, debe ser mucho más conciso.
    A medida que leía, me perdí un par de veces y tuve que releer para comprender, esto no es bueno si haces que el lector no capte tu pensamiento, debes simplificarlo.
    Igual, estamos todos para aprender, nadie lo sabe todo, y hasta lo más grandes escritores tienen sus erratas; así que ánimo.
    Lee en voz alta tus escritos, o pide a otro que lo haga, escucha tus pensamientos. Creo que eres una veloz escritora, escribes rápido porque piensas rápido, pero también “respira”; fíjate en tus signos de puntuación, evita el uso excesivo de la “Y”, dale giro a tus palabras, siendo posible que suenen mejor.
    Pero en general, has hecho tu esfuerzo, volcaste una perspectiva de conciencia. Bien hecho.

    Escrito el 5 enero 2015 a las 15:42

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