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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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madreselva - por Margarita Graña

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. Hoy, el cartero, finalmente, después de veinte años, preguntó por Juan.

Soy testigo mudo de la vida de la isla desde el inicio, conozco cada habitante y su historia, sus sueños y sus fracasos. Se de la lucha de los hombres con el mar, de la furia con que se los traga cuando quiere y del coraje de las mujeres aceptando el destino de sus hijos y maridos. Se todo, porque todo lo veo. Soy el faro de esta isla de pescadores y me gusta contar lo que veo a las gaviotas que nada entienden. Pero hoy romperé mi pacto de silencio porque esta historia es diferente, déjenme que se las cuente, es la historia de un hombre que tuvo una esperanza.

En esta isla todos huelen a mar. Los hombres a pescado, las mujeres a pescado frito, los niños sudan olor de algas. En esta isla todos saben su destino desde que nacen. El mar es omnipresente, envuelve la isla y la vida. Nadie escapa a su hechizo, nadie cuestiona sus caprichos, nadie se atreve a soñar una vida diferente. Nadie salvo Manuela.

Ah, Manuela. No puedo evitar pensar en el sol cuando la nombro. Manuela era como agua dulce en medio del océano. Manuela olía a madreselvas.

Desde que Manuela era una niña, Juan se moría de amor por ella. En la escuela la seguía en el recreo, avergonzado y tímido, sin ser capaz de decirle nada. Se sentaba en el banco atrás de ella, y jamás logró entender lo que la maestra explicaba. Crecieron juntos, la adolescencia en la isla no existía, desde muy niños se sale a pescar, se trabaja duro y se pierde la inocencia. Pero Juan y Manuela se hicieron tiempo para continuar jugando. Cuando Juan volvía del mar, en la barca con su padre, limpiaba rápido los aparejos de pesca, las redes, los carretes y anzuelos. Terminaba de filetear y corría a buscarla. Se encontraban en las rocas o en la arena. Manuela le leía lo que escribía y aunque él no entendía nada, la miraba como si escuchara a la propia virgen decir la verdad revelada. Manuela lo miraba con ternura, como a un perro fiel y querido, y Juan con ser una partecita de su mundo se conformaba feliz. Nada pedía, nada esperaba. Intuía de alguna manera que ella se escurriría de su vida como el agua del mar entre las manos, pero mientras ella lo permitiera, estaría cerca. Y Manuela se lo permitía porque con Juan podía ser ella misma, no la cuestionaba.
Y yo observaba y esperaba, era la crónica de una muerte anunciada. Juan cada día salía más lejos a pescar, se endurecía más su piel, sus manos se encallecían y su cara iba sumando pliegues nuevos. Cada día se parecía más a los hombres del pueblo. Cada día volvía más cansado, pero la buscaba con la ilusión de siempre.
Manuela en cambio, cada día se volvía más callada.
¿Hoy no vas a leerme nada? Le preguntó una tarde sintiéndola distante. Hoy no escribí, respondió ella.
Y él no se atrevió a preguntar más. Se encogió su corazón y le dolió la boca del estómago, como le ocurría cuando se sentía en peligro frente al mar embravecido. Al otro día la despidió en el puerto. Ella iluminada sonreía. Prometió volver al culminar los estudios y prometió contestarle todas las cartas.
Juan escribió una carta por semana. Al principio con esfuerzo, después con oficio, pero siempre con entusiasmo. Y cada semana, cuando entregaba la carta, preguntaba si había algo para él. Nada. Las cartas se extravían a veces, Juan, le consolaba el cartero.
Pero hoy, después de veinte años, el cartero trajo un paquete para Juan. Era un paquete enorme. Todos en la oficina esperaban ansiosos que lo abriera allí mismo, pero Juan se fue a las rocas. Se tomó su tiempo. Intuía como viejo lobo de mar lo que iba a encontrar. Finalmente lo abrió y reconoció los sobres y la letra. Eran todas y cada una de las cartas que había enviado. En ellas se estampaba el sello de la oficina de correos que indicaba : “Destinatario no encontrado”.
Juan tambaleó mareado. Se sintió un aullido desgarrador. Yo creo que fue el viento. Rompió el paquete, desgarró las cartas y las lanzó por el acantilado. En el último momento le pareció que aquellas cartas olían a madreselva.

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16 comentarios

  1. 1. Margarita Graña dice:

    Hola
    Muchísimas gracias por los comentarios que me mandaron. Excelentes y muy oportunos. Leí el texto a la luz de ellos y tomando en cuenta las críticas creo que el relato mejoraría bastante. Además, me dan mucho ánimo para seguir adelante, ya que este es mi primer cuento.
    Quiero agradecer porque disfruté escribiéndolo, disfruté comentando los relatos que me tocaron y mucho me emocionó leer los que me hicieron a mi.
    Saludos a todos y gracias por esta oportunidad.

    Escrito el 29 diciembre 2014 a las 14:42
  2. Hola Margarita!
    Ante todo darte la bienvenida a esta comunidad virtual de escritores. Te has estrenado con un primer relato que la verdad es que es como un cuadro. Describes muy bien la escena y el ambiente que se respira en ese lugar, da la sensación de poder ver cada detalle. La historia un poco trágica, pero a veces, el amor es así…
    Lo único que vigilaría un poco las redundancias. En relatos tan cortos, repetir una misma palabra lo empobrece (en mi humilde opinión) pero por lo demás, muy buen trabajo.
    Un saludo! Gracias por leerme!
    Felíz año!

    Escrito el 29 diciembre 2014 a las 15:48
  3. 3. Margarita Graña dice:

    Gracias Virginia por tus palabras. Sensacional lo que me dices, tanto lo que te ha gustado como la sugerencia. La tendré en cuenta, seguro. Y te confieso que intenté hacer un relato mas optimista, pero me salió así, trágico. Me propongo para el próximo hacer algo de humor.
    Feliz año para ti también y muchas gracias por leerme.

    Escrito el 29 diciembre 2014 a las 16:42
  4. 4. julieta blanco dice:

    Hola Margarita! ¿Qué puedo decir de un texto así? Parece un cuadro. Lo leo y siento el olor a mar, veo los barcos, veo a Juan mirando a Manuela a los ojos, y a Manuela irse, para nunca volver… es desgarrador, pero la manera en que lo cuentas… enamora.
    Imagino a una abuela en su sofá contando la historia a sus pequeños nietos.
    Me encantó. Y bienvenida!

    Escrito el 29 diciembre 2014 a las 18:19
  5. 5. Ratopin Johnson dice:

    Hola Margarita,
    yo fue uno de los agraciados. Quiero decir, que recibí tu relato y fue el que más me gustó. Como dicen los compañeros, también tuve esas sensaciones. Se huele el pescado: ). La primera parte me dejó anonadado de la calidad que en mi opininión tiene. Los tres primeros párrafos me encantan. Tienen mucha fuerza, verdad y naturalidad.

    Escrito el 29 diciembre 2014 a las 21:37
  6. 6. marazul dice:

    Hola Margarita lo primero que me llama la atención de tu relato es la personalización (prosopopeya) que haces del faro. Una buena idea ya que tu relato tiene un ambiente tan marinero. El faro que desde su situación privilegiada y desde su quietud todo lo ve. Es testigo y narrador de una bonita historia de amor con un final no correspondido. Muy buenas las descripciones del entorno y la evolución de sus personajes.
    Nos seguiremos leyendo Margarita. Feliz Año…!!!

    Escrito el 29 diciembre 2014 a las 23:43
  7. 7. Margarita Graña dice:

    Gracias Ratopin por tu comentario. Gracias marazul y Julieta por sus palabras. Qué hospitalidad maravillosa! Me siento muy bienvenida.
    Estoy de acuerdo con ustedes, la primera parte es muy superior a la segunda. Es que también le dediqué mucho más tiempo. Primer aprendizaje!! Nos seguiremos leyendo.
    Gracias

    Escrito el 30 diciembre 2014 a las 13:11
  8. 8. Ryan Ralkins dice:

    Me pareció interesante que el narrador de la historia fuera el faro. Y que mas puedo decir que nadie haya dicho? Solo que por lo general no me gustan las historias con finales tristes…quizás por que soy como anticuado o estilo Disney quizás pero tu cuento me agradó mucho.
    Te felicito por que aunque no lo creas, sentí la desesperación de Juan al ver sus cartas. Imaginé toda esa escena, ese grito pero en cámara lenta…
    De nuevo felicidades, saludos y bienvenida.

    Escrito el 31 diciembre 2014 a las 22:21
  9. 9. Margarita Graña dice:

    Gracias Ryan por tus palabras. Siempre me gustaron los faros, son unas construcciones con presencia, con una fuerza imponente, sin ser “majestuosos”. Estoy pensando darle otro giro al cuento y que el faro tenga un poco más de protagonismo. Se lo merece.
    Respecto al final, bueno, me imaginé que nada había mas parecido a la soledad que haber escrito en vano tanto tiempo, y haberlo descubierto así, de pronto.
    Ahora me paso por tu cuento!
    Saludos

    Escrito el 2 enero 2015 a las 13:11
  10. 10. Marcelo Kisi dice:

    Margarita excelente debut el tuyo! Yo empecé el mes pasado y sentí lo mismo: una hospitalidad enorme. Tu relato es de los que me gustan a mí: pictórico, cinematográfico, con un lenguaje sin rebusques, al servicio de la historia. El final, sin que uno lo espere, sorprende. Felicitaciones!

    Escrito el 3 enero 2015 a las 17:53
  11. 11. David Rubio dice:

    Muy bien, mira que es difícil dar con una historia de amor que no repita continuamente los mismos clichés. En esta lo has conseguido. Juan, el pobre y ella, la intelectual. El prendado, ella la luz. Un amor imposible.
    Bien escrito, buena puesta en escena… Solo un pero a nivel formal.
    Repites muchísimo el nombre de Manuela y Juan. En total aparecen más o menos en 25 ocasiones en un relato de 750 palabras. Hay párrafos donde los nombres en casi cada frase. Eso rompe el ritmo, deberías buscar otras fórmulas para eludirlos y dar mayor riqueza al texto.
    Un muy buen trabajo.

    Escrito el 11 enero 2015 a las 14:28
  12. 12. Margarita Graña dice:

    Estoy impresionada gratamente, sigo recibiendo comentarios del texto enviado el mes pasado y eso me encanta. No me esperaba algo tan bueno. Estoy aprendiendo muchísimo.
    Gracias Marcelo por tus palabras de aliento, me alegro que te haya gustado la historia.
    Y David, realmente te agradezco, tu comentario, me hizo ver algo muy importante. Yo sentía esa repetición y me molestaba, pero no trabajé el texto correctamente, espero hacerlo mejor la próxima vez. Eso si, cuando Manuela se va de la isla, ya no se la nombra más en el relato. No lo hice a propósito, ahora leyendo el cuento con tu observación me di cuenta de eso.
    Saludos!

    Escrito el 12 enero 2015 a las 03:00
  13. 13. Aldo Brov dice:

    Hola Margarita,

    Me gusto tu relato, soy de los que no solo leen el relato, sino que lo analizan y opina… tal vez mas de lo que deberian. Sin duda los primeros tres parrafos se ve algo mas pulido, es verdad lo que dice David Rubio sobre las repeticiones, es el primer detalle que uno ve.

    Hay casos en las que la repeticion es aceptable ya que puede tomada como figura retorica, Anáfora en este caso, ej: “Nadie escapa… Nadie cuestiona… Nadie salvo Manuela…” sobre todo porque esos parrafos tienen cierto tono poetico. Pero luego, cuando quieres narrar los hechos del pasado, generas un parrafo algo mas denso, y aunque siempre mantienes el estilo simple, las frases cortas y la abundancia de signos de puntuacion hacen que la lectura fluya a otra velocidad. Ademas cuando haces oraciones cortas, necesitas volver a escribir el sujeto en cada oracion para evitar confusion, y ahi es donde aparecen las repeticiones. Tambien la limitacion de la cantidad de palabras a veces nos lleva a hacer este tipo de frases, tal vez sin el limite de palabras uno podria mejorar mucho.

    Pero en estos casos siempre es mejor, recortar algunas oraciones para ganar espacio y mejorar otras EJ: (Y yo observaba y esperaba, era la cronica de una muerte anunciada) estoy seguro que si omites eso, la historia no se vera afectada. En relatos cortos, la revision y eventual podado de frases con poca fuerza o innecesarias es fundamental.

    En una parte usas la frase “Cada dia” tal vez buscando el mismo efecto que usaste con las frases “Nadie… Nadie… Nadie…” pero debido a que este sector ya no es tan poetico, sino que intentas narrar hechos, esas frases no logran el efecto deseado y suena a repeticion.

    La historia es muy linda, y creo que le das un final de impacto, y sobre todo la ultima oracion.

    Te felicito y espero seguir viendote por aqui. Vivo respirando dia a dia el olor a mar, donde hay un puerto pesquero, un faro, y mucha gente que se dedicaba a la pesca, y puedo decir que tu relato transmite bien todo lo implica vivir en un lugar asi.

    Saludos desde La Paloma, Uruguay.

    Escrito el 12 enero 2015 a las 16:38
  14. 14. Margarita Graña dice:

    Aldo

    No se que decirte, estoy impactada, porque todo lo que me dices es exactamente lo que pensaba cambiar para mejorar mi relato. Pero es increíble lo bien que me hace leerlo, porque me confirma mi rústica intuición.
    Pero lo que voy a revelarte a continuación te va a dejar a tí mas impactado que a mi. Yo también vivo en La Paloma, Rocha, Uruguay. Y ese faro es un homenaje al Cabo Santa María.
    Me gustaría encontrarte en el barrio!
    Saludos desde la casa de al lado .

    Escrito el 12 enero 2015 a las 16:52
  15. 15. Aldo Brov dice:

    De La Paloma? Que casualidad. Yo apuesto a que alguna vez hemos hablado. Sobre todo si sufriste los devastadores efectos de alguna tormenta electrica. Recuerdo haber escrito mas de una vez el apellido Graña en esas pequeñas etiquetas donde anoto el celular de contacto.

    Quien te dice, tal vez en el 2015 quieras sumarte y acompañarme en el segundo año del taller literario que organice en el centro cultural.

    Saludos

    Ah, y realmente no me llamo Aldo.

    Escrito el 12 enero 2015 a las 23:18
  16. 16. Margarita Graña dice:

    Increíble como da vueltas el mundo. Hace unos meses, cuando decidí después de muuuuuchos años dejar salir mi verdadera vocación y permitirme empezar a escribir, me enteré de tu taller, mandé un mensaje, pero no pude asistir. No me lo permití. Lo de literautas es mas discreto, y por eso cuando lo descubrí me tiré al agua. Me animé! Y desde el primer momento fue muy especial la forma en que la gente del taller me hizo sentir y los comentarios que recibí del cuento. Pero cuando leí tu comentario, que en forma clara y precisa diste en el clavo en los detalles que me molestaban del mismo, y además con la coincidencia de vivir en La Paloma, casi colapso. No creo ni en los destinos, ni en las señales, ni nada, pero bueno, tampoco vamos a andar cerrándole las puertas no? Me encantaría este año participar de tu taller. Estoy segura que voy a aprender montones y además a disfrutar de una linda experiencia.
    Espero conocerte pronto..
    Saludos

    Escrito el 13 enero 2015 a las 16:25

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