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La estrella polar - por Leo Lecourbe

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. O tal vez debería decir en esta estrella porque, como dice el saber popular, no todo es oro lo que reluce. La leyenda de esta isla, aunque triste, nos habla de magia pero sobre todo de amor y libertad.

Este pedacito de tierra hacía centenares de años que se resistía a bailar el susurro de las olas, como si un maleficio se hubiera apoderado de ella. Durante el día, capas de arena fina y pálida acariciaban la brisa marina; pequeños brotes de vida verde abrazaban al sol. Por la noche, la isla se desnudaba dejando a la luz un resplandor platino que enamoraba hasta a la luna. Desde el espacio exterior, este lunar blanco, que todo oceáno presumido desearía haber lucido, palpitaba misteriosamente como si estuviera vivo.

Noche tras noche, una nube transparente llena de voces agonizantes se deslizaba hábilmente entre las ráfagas de aire que rozaban la arena. Eran gritos de dolor y sufrimiento, la voz de tantos hombres que decidieron atravesar el océano para venir a morir allí seducidos por la belleza nocturna de la isla. Bastaba que ese resplandor mágico alcanzara la mirada de un marinero para apoderarse de su corazón. Ese era el hechizo que gobernaba la isla. Una noche ocurrió algo especial, algo que cambiaría esa rutina peligrosa que confrontó el amor con la muerte durante siglos.

La luna llena iluminaba el océano y el viento soplaba fuerte sobre la isla. A lo lejos, una pequeña embarcación se dirijía parsimoniosamente hacia la orilla arenosa. Y el casco tocó fondo, y la barca se frenó contra la arena impulsada por una ola de agua fría. Una silueta oscura recortada sobre una luna blanca de grandes dimensiones saltó al vacío atravesando la niebla de voces y aterrizando torpemente sobre la playa. La silueta se partió en dos y un sombrero de paja cayó al suelo, dejando al descubierto dos trenzas doradas que oscilaron contra la espalda. Se trataba de una mujer, y sería ella quien con su enamoramiento rompería por fin el maleficio del que la isla era prisionera. Nunca antes la isla había vivido algo parecido. Durante siglos, solamente los pies de un hombre habían pisado la tierra pálida de la isla.

La mujer tenía los ojos cerrados, parecía concentrada. Sentía que su muerte era inminente pero se sentía feliz. Se tumbó con la espalda pegada en el suelo, las piernas abiertas y los brazos en cruz. La luz de la isla brillaba intensamente bajo su cuerpo. Iba descalza y vestía un pantalón de trapo viejo, suficientemente holgado para dejar paso a un vientre redondo que se erigía bajo sus pechos. Un vientre que tensaba su piel y que escondía una vida. Ella abrió los ojos con fuerza y arqueó las cejas. Su cuerpo empezó a hundirse con resignación pues su corazón ya no le pertenecía: "Pérdoname hijo mío, era inevitable". Y el milagro se hizo.

De repente, un copo de nieve se rompió contra el vientre de la mujer, la única parte de su cuerpo que aún asomaba sobre la tierra. Una tormenta inesperada empezó a formarse encima de la isla y un arsenal de millones de bombas de nieve se desplomaron sobre la tierra desértica. A medida que avanzaban los segundos, esas bolas de nieve mágica cristalizaban el espíritu de los millones de mortales que habitaban aquel lugar, apagando sus llantos con delicadeza. El paisaje era precioso, las figuras de hielo difundían el resplandor amplificándolo de manera espectacular. Esa noche, triste pero milagrosamente, la isla se cobró la vida de una persona que no le correspondía. El hijo de esa mujer murió sin que esa fuera su voluntad, incumpliendo así, por vez primera, la maldición de la isla.

Fue entonces cuando la isla empezó a temblar desproporcionadamente y las olas aprovecharon el momento para arrebatársela a la Tierra. El islote se balanceaba y progresivamente empezó a separarse del océano. La arena se derramaba sobre el agua a medida que la isla cogía altura, libérandose de esas olas que la encadenaban. Aceleró el curso y tras un largo recorrido a velocidades cósmicas se sumergió en el oscuro océano de estrellas que constituye el universo.

Y esta es la leyenda de la isla que dejó de ser isla para ser estrella. De la isla que Viajó de un océano a otro para dejar de parpadear y brillar eternamente. De una estrella que, desde entonces, su único deseo es señalar el camino de los hombres que pierden el rumbo.

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4 comentarios

  1. 1. Anoide dice:

    ¡Hola, Leo! Yo fui una de las comentaristas anónimas. Quería decirte que me gustó mucho leerte aunque el relato se me hizo un poco confuso en ciertos puntos. Salvando ese pequeño problema, me pareció muy bueno y bonito. Disfruté leyéndolo y comentándolo.

    Espero que mis consejos te hayan servido de ayuda. Si ha sido así, estaré muy contenta.

    Un saludo y feliz año nuevo.

    Escrito el 1 enero 2015 a las 23:39
  2. 2. Leo Lecourbe dice:

    ¡Muchas gracias por tus consejos y comentarios!

    La verdad es que yo también era consciente que la historia era un poco rebuscada. Cuando la escribí por primera vez, me salió una historia de más de 1000 palabras, y el trabajo fue después para reducirla. El objetivo era utilizar muchas métaforas y recargar el texto de adjetivos para crear una atmósfera fantástica, pero quizás me pasé o no supe dosificarlo correctamente.

    El tema, el hecho de hacer protagonista a la isla, me salió a medida que escribía la historia. Cambié el principio varias veces. Sinceramente, no tuve ninguna inspiración consciente de la mitología griega o de alguna película de ciencia ficción.

    Nos leemos pronto y ¡feliz año nuevo!
    Leo

    Escrito el 11 enero 2015 a las 12:05
  3. 3. David Rubio dice:

    El planteamiento es bueno. Un cuento tradicional donde una isla se convierte en una estrella, fantástico. Pero me sobran, muchísimas metáforas y exceso de prosa poética que, lejos de realzar la historia la esconden en un montón de frases que pueden ser bonitas pero que nada aportan al relato y por tanto lo perjudican. Lo primero es la historia y su comprensibilidad, eso es lo que emocionará al lector.
    Saludos

    Escrito el 11 enero 2015 a las 15:14
  4. 4. Ryan Infield Ralkins dice:

    Concuerdo con Anoide y con David en debido a tantas metáforas, la lectura es algo confusa. Aun así, me parece un buen relato. Hay que retocarlo, no te preocupes por eso pues la gran mayoría de nosotros (y yo mas que nadie) debe hacer uno que otro arreglo incluso después de que el relato esta publicado.
    Pero de nuevo te repito que me parece un tremendo relato. Me gustó mucho que el protagonista fuera la isla. Es interesante.
    En fin, saludos, felicidades y perdona la tardanza, xd.

    Escrito el 11 enero 2015 a las 20:45

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