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Hoy - por Marisa Cuñat Mafé

Hoy
Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. No soy la misma persona exhausta y pálida que, esta mañana, veía en el panel de Salidas del aeropuerto de Heathrow, que el vuelo número 7447 de la compañía Iberia, con destino a Madrid. estaba DELAYED.
—DELAYED significa que hay un retraso —indicaba la señorita a todos los que, como yo, cual suplicantes ante su diosa, se acercaban a su altar.
— No se preocupen, cuando el vuelo esté listo verán GATE OPEN que quiere decir puerta abierta para el embarque.
— Y luego pondrá BOARDING o sea que los pasajeros, es decir, ustedes podrán subir a bordo.
Aunque yo no estaba para bromas sonreí, era graciosa la empleada de Iberia que debía ser andaluza y tenía muchas tablas y muchos vuelos pospuestos.
—Si, sí, claro que les tendremos informados —indicó al portavoz de un grupo de turistas canarios que temían perder su conexión a Las Palmas —Pero ustedes bien atentitos a las pantallas.
Entonces me miró y comprendí que la española de ojos tristes y profundas ojeras llevaba escrito en la frente el motivo de su viaje al Reino Unido. Debió de ser la solidaridad femenina o tal vez mi aspecto enfermizo lo que la incitó a decirme:
—Si quieres llegar a Madrid pronto, cambia el billete por un Londres -Ibiza –Madrid que sale en diez minutos. Porque lo próximo que aparecerá en pantalla sobre el 7447 es CONTACT AIRLINE y eso es un ni se sabe.
Yo solo quería que todo acabase y que me abandonase la sensación de que el mundo se hundía a mis pies, quería pasar al mañana, que ya no fuese ayer porque el ayer había sido doloroso y no parecía que quisiera irse.
Habían sido días lentos, grises y confusos en los que se sintió rabiosa como un perro encerrado en un callejón sin salida.

La reacción de Javier tan decepcionante fría y resoluta: dinero, vuelo, clínica en Londres, operación, atención médica, hotel, taxis, gastos comida. Total 25.000 pesetas. Tan lejano.
—Entiéndelo, yo no puedo ir contigo.
Siente de nuevo la náusea, la angustia, el deseo de vomitar por la anestesia y el miedo a la soledad, a la noche de insomnio, llena de ruidos y zozobra. Aún escucha el chapurreo en español de la enfermera inglesa: Todo normal. Todo bien.
Marta advierte que la pantalla parpadea BOARDING en el vuelo a Ibiza. Quiere abandonar la asepsia de acero y cristal. El hartazgo de una espera que propicia otra espera, la empuja a ese avión convertido en un mar de transparencias donde barcos marineros y pescadores curtidos faenan pacientes y serenos.
Es el azar quien traba nuestra vida —se dice. De isla a isla. Y tiro porque me toca.
Se acuerda de Sabina, su compañera en el Colegio Mayor que regresó a casa sin acabar su brillante carrera porque echaba de menos su paisaje y se ahogaba en la asfixiante atmósfera que latía en Madrid. Le había prometido visitarla. Durante el vuelo verifica el teléfono en su agenda y piensa en un bendito paréntesis. Si Javier se pregunta dónde está, merece un silencio.
—No me lo puedo creer, ¿Estás en el aeropuerto de Ibiza? Ni se te ocurra seguir a Madrid. En media hora estoy ahí y ya me cuentas de qué va esta historia.
Desde que Sabina, melena rojiza, tez bronceada y ojos mediterráneos aparece en su Citroën 2CV en el parking, Marta percibe que una náyade propicia la ha rescatado de la negrura.
—No has podido llegar más a punto. Vas a conocer la auténtica Ibiza, nada que ver con el paraíso de los guiris, ni con la maría, ni las flores, ni la India. Mi prima Inés ha tenido un crío y lo celebramos las mujeres: Festa de comares. Hemos enjalbegado el porche y preparado dulces. Las amigas traerán la cesta a rebosar de quesos, cocas, y hogazas de pan recién hecho, de flor de harina con matalahúga. De todo, para la cuchipanda.
La noche cae sobre Sant Josep y en la casa payesa bulle el buen caldo de gallina con que la tradición nutre a las parturientas. En el pórtico varias mujeres miran con arrobo al bebé que, saciado, acaba de soltar el pezón de su madre y sonríe beatífico. Marta no puede imaginar una maternidad más dichosa ni una estampa más tierna. Tras los pinos, el sol se esconde en el mar. Marta ahoga en él un íntimo desgarro y cree en los milagros.

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8 comentarios

  1. 1. Tavi Oyarce dice:

    Marisa: Un cuento moderno ágil que dan deseos de seguir leyendo. Te felicito

    Escrito el 28 diciembre 2014 a las 18:41
  2. 2. marisa cuNat mafé dice:

    Muchas gracias.Mis comentaristas me dicen que es confuso. Y no han captado la ironía de las palabras de la azafata.¿Tal vez debía ser mAs explìcta?

    Escrito el 28 diciembre 2014 a las 19:05
  3. 3. María M. Gras dice:

    Estoy de acuerdo con Tavi Oyarce, me encantaría que fuera mas largo, porque las pocas palabras que tiene este, me han provocado sensaciones muy diferentes, humor al principio, luego he pasado a la tristeza y desasosiego y acaba con un punto muy chulo de esperanza. Quizás porque yo prefiero este tipo de relatos, sencillos, actuales, modernos, pero muy llenos de contenido sin necesidad de artificios, con los que me puedo sentir identificada y que los imagino en mi cabeza fácilmente.
    Lo único que me ha desconcertado un poco, es quizás el cambio de narrador de primera a tercera persona.
    Por mi parte, he captado sin duda la ironía, pero puedo que no todo el mundo lo tenga tan claro.
    Te felicito!!

    Escrito el 28 diciembre 2014 a las 19:31
  4. 4. marisa cuNat mafé dice:

    Gracias.El cambio de persona vino rodado pq. El personaje se me fue a esa fOrma y aunque lo q uise cambiar me pareciO que se distanciaba de lo anterior y lo dejé así. M3 alegra que te guste.Es muy difícil escribir,cada vez más.

    Escrito el 28 diciembre 2014 a las 23:27
  5. 5. Wolfdux dice:

    Hola Marisa,

    soy uno de tus comentaristas, como te comenté en los comentarios el uso de las palabras no me convenció. Quizás no capté la ironía, 😛

    Te dejo mi correo para que me des tu opinión al respecto:

    wolfdux@gmail.com

    Un relato que me dejó intrigado y para nada indiferente. Me gusta.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 29 diciembre 2014 a las 12:52
  6. 6. marisa cunyat mafé dice:

    Si no captaste la ironía es obvio que te sobran las explicaciones de l empleada del aeropuerto.Quise contrastarcar la espera dura para los viajeros y la sonrisa afable y lo intrascendente que resulta para quien está realizando su trabajo mecánicamente.
    Gracias por tus comentarios que dan una perspectiva a tener en cuenta.

    Escrito el 29 diciembre 2014 a las 15:46
  7. 7. Aurora Losa dice:

    Hola, MArisa, muy bien usada la premisa para ofrecernos esta historia que, a pesar de basarse en tiempos pasados, nos recuerda en parte la amenaza de los futuros. Sólo una cosilla que me ha “chirriado”, cuando mira el teléfono ¿en los 60? Me ha resultado anacrónico.
    Pero me ha gustado mucho el contrapunto final entre la prima feliz con la maternidad y esas tradiciones en torno al nacimiento, y Marta que vuelve de practicarse un aborto.
    Precioso, enhorabuena y feliz año.

    Escrito el 30 diciembre 2014 a las 10:40
  8. 8. marisa cunyat mafé dice:

    Gracias Aurora por tus palabras y feliz año. En el texto pone verifica el teléfono en la agenda , de papel desde luego , y el contexto años 70 más o menos.

    Escrito el 30 diciembre 2014 a las 16:26

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