Nosotros tenemos la exclusiva de la boda del año, ¡No te la pierdas! - por Nerea Facundo

El autor/a de este texto es menor de edad

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro.
Cas. Cas de Castillo. Castillo de Alejandro Castillo, ha contraído matrimonio. El joven más aclamado este año por las masas parece haber sentado cabeza."Se que he encontrado en ella cuanto deseaba, cuanto sabía que deseaba" -Ha declarado.
Así nos contó su afortunada mujer como vivió el enlace en su blog:
"Los tipos de flores, la colocación de la gente, la exhaustiva búsqueda del vestido perfecto, la elección de la música, las dudas sobre el banquete, las discusiones con su mejor amiga acerca de sí escoger velo o corona, la despedida de soltera, la elección de la madrina, la cálida despedida de esta mañana… Tras recordarlo todo por última vez, y con los nervios a flor de piel, enhebré el brazo de mi padre y, decidida, di el primer paso. La música comenzó a sonar, alto, muy alto. A medida que avanzaba por aquella alfombra aterciopelada roja, un sonido cada vez mas fuerte y embriagador que el de la música empezó a resonar en mi cabeza: los latidos de mi corazón.
Él, atónito, parecía no terminar de creerse lo que estaba pasando. Había sido difícil llegar hasta allí, pero lo habíamos conseguido.
Todo sucedió demasiado deprisa, ni siquiera recuerdo quien beso primero a quien. Ni si eso importa.
Paraty, la isla en la que contrajimos matrimonio, era tal y como la imaginábamos de jóvenes. Y mientras el cura hablaba, sobre aquella arena tan clara, no pude evitar recordar la única vez en la que habíamos discutido. La única vez en la que creí haberle perdido para siempre.
Recuerdo que yo tenía quince años, posiblemente alguna arruga menos y algún sueño de más. Él, diecisiete, y en mi memoria sigue siendo igual de perfecto como lo es ahora, pero con algunos millones menos.
Aquella tarde, empujé el carrito de la compra, más por instinto que por voluntad. Jamás terminaría de creer todo lo que había sucedido en tan corto espacio de tiempo. Repase, sin poder prestar atención, la extensa lista de la compra.
Me refugie de nuevo en mis pensamientos. Tenía que hacer algo. Tenía que ocurrírseme una de mis brillantes ideas. Repase instintivamente todos los libros que había leído hasta entonces. Canciones, poemas, cartas, cajas, regalos, velas… Nada original.
Salí del Alimerka más bien desanimada. Me hallaba tan absorta en mis pensamientos, que un coche azul paso a milímetros de mí. Repare instintivamente en el vehículo que tenía delante. Sí, era azul. Un azul intenso. Pero, ¿de qué estaba cubierto? ¿Notas? ¿Pegatinas? Fuera lo que fuera, ya me había dado la idea que necesitaba.
Llegue a casa, pose la compra y me excuse a mi familia. Cogí algunos ahorros de manera apurada, y baje atropelladamente las escaleras a la vez que escribía un mensaje de texto. Corrí a los chinos más cercanos, compre un par de paquetes de pósits de color amarillo y un rotulador azul. ¿Qué podía escribir? ¿Un mensaje? No, eso sería demasiado largo. "Vuelve" podría servir. Baje la cuesta, y corrí a su portal. Subí. Y dibujé un corazón en la puerta. Luego escribí "vuelve" en cada posit. Y me marche corriendo.
De vuelta a mi casa me encontré una pequeña tienda de pinturas, y una idea atravesó mi mente. Un grafiti también. No sabía qué hacer. Era más una llamada de auxilio que un intento de recuperarle. Compre un par de botes. Y me reuní con mis amigas como había quedado. Nos fuimos las tres al Pantano. Pero, ¿que podría escribir? ¿Me partiría el alma por completar la tuya? ¿Contigo siempre lo que con nadie nunca? Quizá eso pudiera servir.
Mientras ellas vigilaban. Escribí "contigo siempre lo que con nadie nunca". Y me marche. Con la idea de que jamás volvería a verle.
Nunca pensé que aquello fuera a salir bien, pero lo hizo. Y nunca más volvimos a separarnos.
El cura no tardó en cortar mis pensamientos, cosa que agradecí. Después del "Sí, quiero" deje de escuchar a todo el mundo. Hasta mi corazón parecía haber dejado de latir. Solo le veía a él. Vi como sus ojos brillaban y su felicidad me absorbió. Entonces me dí cuenta de que, a partir de ese momento, nada volvería a ser igual. Jamás volvería a tener miedo de perderle. Jamás buscaría captar nuestro amor en una imagen para tenerla siempre si el no volvía a casa. De ahora en adelante, yo sería la Sr. Cas. Y él, el único hombre del planeta para mi."