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Visita inesperada - por Ismael Tomas Perez

Web: http://gigantedealgodon.blogspot.com.es

VISITA INESPERADA

Hoy, en esta isla ha ocurrido un milagro, había dicho Sara cuando amaneció al día siguiente.
Habían naufragado hacia seis días, victimas de un temporal que les sorprendió en una pequeña embarcación, mientras estaban haciendo un viaje de placer, de recién casados. Habían elegido una aventura por el mar sin demasiados preparativos. Después del naufragio a duras penas habían llegado a la orilla de la isla, un pequeño terreno en medio del mar y que por supuesto no sabían donde se encontraban. Fueron arrastrados por el oleaje durante muchas horas sujetos a unos maderos que lograron salvarse del hundimiento.
Sara y Mike habían construido una pequeña cabaña para guarecerse de las inclemencias del tiempo. Aprovechando los maderos que habían llegado del mar y unas pocas hojas de gran tamaño de la vegetación existente habían logrado un pequeño chamizo desde el que podían ver continuamente el mar, a la espera de un barco que les pudiera rescatar.
Esa noche, la más estrellada que habían observado hasta ese momento, mirando los dos a ese cielo maravilloso, a esa cúpula estelar sin parangón ocurrió el milagro. Una estela de colores, naranja, verde, amarillo, azul, violeta y sobre todo blando se aproximaba a la isla. Era como un meteorito pero muy extraño. Algo le hacia diferente hasta lo conocido hasta ahora. Al principio del haz de luz se veían unas luces de colores intermitentes. Estupefactos con el espectáculo, creyeron en un principio que podía tratarse de un avión con problemas de vuelo. A la vez que el objeto se aproximaba, el efecto de luces y colores era cada vez más impresionante, y cuando ya fue visible en su totalidad, Sara y Mike quedaron petrificados sin poder mediar palabra.
Era una visión que no podían explicar, aunque en muchas ocasiones habían soñado con ello. Un enorme trineo de color rojo con apliques metálicos dorados , tirado por seis renos blancos con una preciosa cornamenta y dirigido por, ni mas ni menos que, Papa Noel, o Santa Claus, o San Nicolás, o Viejito, o como se quiera decir dependiendo del país.
¿Cómo era posible que desde Rovaniemi, en Laponia, en el Circulo Polar Ártico viniera a parar a esta isla? ¿Pero que distancia había, o es que ellos estaban mas lejos de lo que podían imaginar?
Cuando el trineo se posó en el suelo, no podían creer lo que estaban viendo. Los renos empezaron a beber del arroyo que tenían a su lado y, al momento, emprendieron de nuevo el vuelo dejando a su vez otra magnifica estela de luces de colores.
Todavía atónitos, pudieron distinguir en la oscuridad un gran bulto en el suelo. Corrieron emocionados para ver de qué se trataba y pudieron distinguir un enorme regalo.
A la luz de las estrellas y el resplandor de la Luna se dispusieron a abrirlo y un enorme escalofrío subió por sus cuerpos al ver lo que contenía.
Una caja conteniendo todo lo necesario para construir una cabaña de madera, con sus tableros, herrajes, clavos, herramientas, etc.
Abrazados los dos, rompieron a llorar. Ese regalo presagiaba que pasarían mucho tiempo en esa isla.

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