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El día del milagro - por GLADYS RUIBAL

El día del Milagro
“Hoy, en ésta isla, ha ocurrido un milagro.”
Amanecía, cuando doña María, salió de su casa rumbo al muelle a esperar la llegada del barco de don Pipo, en busca de los mejores frutos de la pesca. En el trayecto programó el menú para su restaurante y las tareas del día.
Doña María y su casa de comida, era de las mejores en el lugar por conservar las viejas recetas hechas con centolla y frutos de mar que le enseñara su abuela. Nadie la superaba como cocinera. Era una mujer robusta y de gran carácter, pero destacaba en ella su amabilidad y buen humor.
Ella y su esposo eran muy jóvenes cuando llegaron a la isla del fin del mundo, pues así llamaban a Tierra del Fuego. Él había sido un gran marino y ella una fiel y paciente compañera. Fueron la pareja ideal y muchos en la isla los admiraban. Hacia unos años el barco en el que su esposo navegaba se hundió y no pudo regresar a ella.
-¡Buen día! Doña María. Tempranito como siempre!
-¡Buen día don Pipo! ¿Que tenemos hoy?
-¡Dios ha sido generoso! Pocas veces se da una pesca tan abundante, así que pida lo que quiera.
A unos pasos de ellos, otros barcos arribaban al muelle trayendo la sustanciosa carga. Hoy era un buen día para todos. Aumentaba el movimiento en el muelle, y doña María se dirigía a su casa, cuando de pronto se encontró con doña Emilce, su vecina.
-¡Buen día! doña Emilce. ¿Adónde va tan apurada?- Le dijo.
-¡No me diga que no se ha enterado!
-¿De qué habla?
– Por lo visto, no lo sabe. Es que hoy, ha sucedido un milagro en la isla. Don Torres, el dueño del aserradero lo vio con sus propios ojos cuando paseaba por el lago.
-Pero ¿Qué paso?
Cuando su vecina se disponía a contarle, apareció don José y su mujer, que por lo visto se dirigían a lo de don Torres, pues se habían enterado de lo sucedido.
-¿Van al lago?- Les pregunto don José.
– Y doña Emilce se apresuró a afirmarle que justamente se dirigía hacia allí. Así que aprovecho para ir con ellos, dejándola parada y sin contarle nada.
Ella, aunque sentía curiosidad, siguió su camino.-Ya me enteraré que está pasando. –
Estaba a punto de abrir la puerta de su casa, cuando vio al cura de la parroquia, quien con su sotana amarrada a la cintura, corría barranca abajo como si estuvieran persiguiéndolo.
-¡Hola doña María! Esto es verdaderamente un milagro.
Justo cuando ella le iba a preguntar, el sacerdote se alejó rápidamente.
Entro en su casa, depositó las bolsas y recorrió la cocina en busca de sus colaboradores, quienes solían llegar muy temprano, pero al parecer no estaban en el lugar.

¿Qué está pasando?- se preguntó. Asomada en la ventana del piso superior, vio que toda la isla había despertado, cosa que no era muy común en el lugar, pues las luces de todas las casas estaban encendidas, debido a que en invierno amanecía a media mañana.
Sintió curiosidad y decidió ir hacia lo de don Torres y verlo con sus propios ojos. Tomo su abrigo y salió hacia donde se hallaba, al parecer, todo el pueblo. Camino con prisa y cuando llegó no podía creer lo que estaba sucediendo.
Sus vecinos lloraban y a la vez reían de felicidad. Ella sin darse cuenta se les unió en la algarabía. Sus ojos jamás verían algo semejante, un haz de luz lo envolvía todo. Nadie pudo explicar de dónde provenía, pero el efecto era el mismo en todos los presentes.
No sentían temor, por el contrario, la experiencia se les hacía placentera. Los reflejos multicolores lo cubrieron todo, y en unos minutos desapareció sin dejar rastros de lo ocurrido. Todo quedo grabado en la mente de los presentes y se les haría muy difícil explicar que era lo que habían visto. Pero os habitantes de la isla no olvidarían jamás ese día tan especial, y lo recordaran en el futuro como “el día del milagro”.

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1 comentario

  1. 1. David Rubio dice:

    Me gustó especialmente la parte central. Ese cruzarse con personajes asombrados por el milagro, despierta el interés en el lector y lo hace embalarse en la lectura. Eso está muy bien conseguido. Me gustó menos el desenlace, la expectativa que consigues es más grande que el milagro en sí. Sabe a poco y tampoco parece significar nada especial en la protagonista. Revisaría también la presentación. Si nos describes con tanto detalle a Doña María, el relato entero debe girar en torno a ella y, por supuesto, el milagro debe ser especial para ella. Pero no es así. Si el milagro es para todo el pueblo, el único protagonista debería ser el pueblo. ¿De qué sirve conocer que perdió a su marido si después eso no significa nada en el relato?
    A nivel formal, hay puntuaciones a revisar. Por ejemplo:
    – Doña María y su casa de comida, (esta coma sobra) era de las mejores en el lugar.
    – -Pero ¿Qué paso? (aquí falta la coma, la Q debe ser minúscula y falta el acento en paso -Pero, ¿qué pasó?
    -¿Adónde va tan apurada?- Le dijo. el Le debería ir en minúscula, cuando la acotación es referida a “decir” va en minúscula.
    -Ella, aunque sentía curiosidad, siguió su camino.-Ya me enteraré que está pasando. – (Al ser un pensamiento deberías usar comillas “Ya me enteraré qué está pasando”)
    Estas son las faltas que más se repiten en el texto.
    Espero que te haya servido este comentario.
    Buen trabajo

    Escrito el 8 enero 2015 a las 23:50

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