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Gene Kelly - por Ana

Web: http://unlibroyuncappuccino.wordpress.com/

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro.

Si alguna vez creí en los milagros, dejé de hacerlo para siempre aquella tarde de viernes de hace dos años y medio, en la que un infarto fulminante se llevó a Rubén. Charlábamos acurrucados en el sofá mientras pasábamos de un canal a otro en la tele, hasta que se le antojó una manzana. Yo me había comido la última por la mañana y jamás dejaré de reprocharme el haberlo hecho. Le apetecía tanto la maldita manzana, que por ella fue capaz de vencer a la pereza que le daba bajar al supermercado. Por ella se fue corriendo después de darme un beso distraído. Recuerdo que apenas aparté los ojos de la tele mientras me daba aquel beso. Otro reproche.

Al principio pensé que habría mucha gente, luego supuse que se habría encontrado con alguien y antes de darme cuenta estaba tan inquieta que decidí llamarle al móvil. Fingiría que solo quería pedirle que trajera un poco de helado para no parecer una paranoica. Y de pronto la sirena de una ambulancia que se paró en nuestra calle me sacó de mis pensamientos y me entró un pánico insoportable. Me puse el abrigo sobre la ropa de casa y bajé corriendo con un presentimiento espantoso. Me abrí camino entre los curiosos que rodeaban la ambulancia y vi a Rubén tendido en el suelo mientras un chico joven trataba de reanimarlo. Aún hoy me sigue pareciendo una escena imposible, absurda, irreal.

Las primeras semanas las pasé rodeada de gente que hacía todo lo posible por distraerme. Yo me dejaba llevar, pero apenas participada en nada. Seguí trabajando, pero mi rendimiento era lamentable y a mi jefe no le quedó más remedio que despedirme. No me importó. También me dejó indiferente que a los amigos se les acabaran la paciencia y la comprensión y empezaran a darme de lado. Era consciente de que me aislaba y deseaba hacerlo.

Así me convertí en la isla que soy, árida y desértica. Paso mis días en silencio. No echo de menos a nadie que no sea Rubén. No necesito nada. Mi vida se acabó con la suya y desde entonces me limito a dejar pasar los días, cada uno igual que el anterior, inmersa en una rutina que me parece tan buena como cualquier otra con tal de que pasen las horas y se acabe el día. Un paseo por la mañana, una comida frugal y tardes eternas delante del televisor.

Pero esta mañana la rutina se ha visto alterada. Iba dando mi paseo por la calle de siempre con su acera estrecha. Caminaba cabizbaja, absorta en los recuerdos, mientras escuchaba la lluvia caer con fuerza sobre el paraguas. La calle estaba desierta, como yo misma, pensé. De la nada salió un coche al que no había oído llegar desde atrás y provocó una tromba de agua que me empapó de arriba a abajo y me hizo dar un grito de sorpresa. El coche paró en seco un par de metros más adelante y de él salió un hombre de unos cincuenta años que corrió hacia a mí disculpándose a gritos para hacerse oír sobre la lluvia.

Hacía tanto que nada me sobresaltaba, que me quedé paralizada al oír el grito que acababa de emitir. El hombre se tomó mi falta de expresividad como una señal de enfado y me dijo que tenía que reconocer que se lo merecía y que lo menos que podía hacer era ponerse en igualdad de condiciones. Antes de que me diera tiempo a entender lo que quería decir, bajó del bordillo y se puso a saltar en un charco que casi parecía un lago, salpicándose y calándose hasta los huesos. Y de pronto sucedió: la vision de aquel Gene Kelly mayor y definitivamente bastante más gordo, me arrancó una ataque de risa incontenible. El sonido de mi risa me dijo que acababa de dar un paso en una dirección que creía cerrada para siempre. Y seguí riendo mientras Gene Kelly cantaba y bailaba bajo la lluvia.

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14 comentarios

  1. 1. Miranda dice:

    Que original Ana. Me llama la atenciónice como has sido capaz de salirte del temancipación Isla, respetando todos los parámetros. Muy bien descrito y transmites perfectamente como se siente la protagonista. Enhorabuena.

    Escrito el 28 diciembre 2014 a las 17:31
  2. 2. marazul dice:

    Hola Ana, he leído tu relato porque me llamó la atención el título. Pensé “¿cómo se las va a ingeniar su autor para relacionarlo con el tema del mes”?. Reconozco que has sido mu hábil y que la historia según avanza va enganchando. El final es positivo y divertido en un contraste muy logrado con la primera parte del texto. Un saludo

    Escrito el 28 diciembre 2014 a las 17:55
  3. Hola Ana, como a mis compis me ha parecido muy orginial el enfoque de isla que has utilizado. Me parece un relato muy bien escrito que engancha desde el principio. Es un tono muy envolvente que te invita a seguir leyendo y aunque el tema es bastante deprimente, al final abres una puerta a la esperanza. No hay dolor que cien años dure…
    Muy buen trabajo!
    Felíz año guapa!!

    Escrito el 29 diciembre 2014 a las 15:55
  4. 4. Ratopin Johnson dice:

    Hola Ana,
    Cualquiera que haya pasado por una pérdida como la de la protagonista de tu historia, se habrá sentido identificado con tu relato. Es duro, pero a la vez bonito, y está escrito con sencillez. Ese proceso de felicidad – abandono completo – vuelta a la vida lo has narrado de lujo.

    Escrito el 29 diciembre 2014 a las 21:50
  5. 5. beba dice:

    Hola, ana:
    Como llego tarde al festival de comentarios, sólo puedo decirte que me hago eco de todos los anteriores; especialmente el de Ratopin Johnson.
    Un excelente relato; el nudo con su juego de rutina feliz y trágedia súbita, y ese duelo de inercia, están narrados con maestría y el desenlace, con un recurso tan inesperado (pese al título), como original.
    Un gran abrazo.

    Escrito el 30 diciembre 2014 a las 03:28
  6. 6. Ana dice:

    Muchísimas gracias por vuestros comentarios, que me motivan para seguir rompiéndome la cabeza ante el reto de cada mes!

    Escrito el 30 diciembre 2014 a las 12:21
  7. 7. juana Medina dice:

    Algo por lo que pasamos todos alguna vez, narrado con honestidad y originalidad.
    Me ha gustado mucho. Felicidades

    Escrito el 30 diciembre 2014 a las 20:33
  8. 8. Peter Walley dice:

    Qué buena historia, qué bien contada y qué fácil haces lo difícil. Enhorabuena.

    Escrito el 1 enero 2015 a las 17:35
  9. 9. José Torma dice:

    Hola Torbellina, mi comentario lo deje en tu blog, aqui pase solo a saludarte.

    Escrito el 3 enero 2015 a las 02:23
  10. 10. Anoide dice:

    Qué bonito, tocaya. Tiene un tono deprimente y oscuro perfecto, y ese rayito de luz que dejas pasar al final con Gene Kelly quita un peso que no eres consciente de haberte echado encima durante la lectura. Me ha encantado.

    Un placer leerte. Enhorabuena, y feliz año nuevo 🙂

    Escrito el 3 enero 2015 a las 02:31
  11. 11. Sergio Mesa dice:

    hola Ana,
    creo que este es el primer relato tuyo que leo… y me acabas de dejar pasmado.
    en primer lugar felicidades por tu buen hacer. el texto se lee de maravilla, es fluido y tiene gracia (de la que hace que algo sea agradable, no de la que te hace reír… que al final también de esa ;))
    pero lo que más me ha gustado es el tema. pensé que te ibas a poner melodramática o sensiblona… pero el final me parece PERFECTO. no es habitual encontrar relato tan afinados. felicidades.
    desde ya te meto en mi lista de lecturas obligadas para cada mes ^^
    un saludo, nos leemos!
    Sergio Mesa / forvetor
    http://miesquinadelring.com/

    Escrito el 7 enero 2015 a las 10:14
  12. 12. David Rubio dice:

    Mientras leía el relato, iba pensando dos cosas: una historia muy bien escrita y narrada; pero recurrente, típica. Sin embargo, el final me parece brillante consigues atrapar esa alegría y optimismo que inspira ese maravilloso número musical y entonces me ha parecido justificado el tono del relato hasta entonces.
    A nivel argumental revisaría el inicio. Al hablar de “maldita manzana” parece que adelantas que al salir le pasó algo, un robo, asesinato, algo que solo puede pasar en la calle y de lo que tiene remordimientos de “podría haberse evitado”. Sin embargo, el infarto lo habría sufrido en casa, no hace falta que salga.
    Muy buen trabajo, felicidades

    Escrito el 9 enero 2015 a las 00:11
  13. 13. Loic dice:

    Simplemente excelente.
    En pocas palabras has hecho lo que mil escritores que tienen trescientas obras publicadas han intentado pero no han conseguido, me has puesto la piel de gallina y me has hecho sonreír en menos de 750 palabras y en la misma obra.
    La forma en la que desde un principio describes que algo malo a sucedido y la tristeza en la que haces participe al lector es increíble, pero mas increíble es el final, de como no ha sucedido lo que seguramente todo el mundo había pensado -o por lo menos a mi me ha cogido por sorpresa- y de como ese Gene Kelly ha hecho sonreír a una mujer tan triste.
    Fantástico!

    Escrito el 9 enero 2015 a las 18:55
  14. 14. Ana dice:

    Hola compañeros de fatigas literarias,

    De nuevo muchísimas gracias por vuestros comentarios. No me esperaba tan buena acogida!

    Espero que estéis trabajando en el texto de enero.

    Nos leemos!

    Escrito el 10 enero 2015 a las 22:27

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