Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

¿Dinero o amor? - por Florence Lewis

El autor/a de este texto es menor de edad

Pablo estaba envuelto en una atmósfera oscura en aquel sillón de piel de los años 50 que consiguió en una de esas tiendas de antigüedades clandestinas que se podían encontrar en los callejones del centro de Madrid. Solía pasar por esas tiendas, pues encontraba objetos magníficos de coleccionista que luego vendía en aquellos mercadillos de la mafia. Sostenía en su mano derecha una copa de brandy caro que desprendía un aroma dulzón mezclado con el olor del puro Cohiba que inundaba aquel salón en una nube de humo gris perla.
Se levantó del sillón para aproximarse a la ventana para contemplar la Gran Vía madrileña en su grandioso espectáculo de luces y colores que la ciudad ofrecía durante la noche, el sonido lejano de coches al pasar y los transeúntes yendo y viniendo por las abarrotadas aceras sin saber bien dónde ir, siempre con prisas para llegar a ningún lado.
Pero Pablo esperaba aquella llamada que significaba que era la hora, que un coche le esperaría en la puerta de aquel hotel donde vivía desde hacía un par de años, se bebió lo poco que quedaba en la copa en un corto trago y se sirvió algo más de aquel Brandy de un ámbar que resaltaba.
La luz amarillenta de la lámpara de pie que iluminaba el sillón haciendo brillar el color rojizo de éste, era la única luminiscencia que estaba encendida en la estancia. No conocía el porqué de su gusto por la oscuridad cuando de pequeño temía por esta.
El teléfono rompió el silencio de la sala con aquel estrepitoso sonido que cortó de manera inminente esa aúrea mística en la que se encontraba inmerso.
-¿Dígame?-preguntó al descolgar el teléfono negro pesado, sentía como su corazón palpitaba dentro de la jaula de su caja torácica como si éste fuese a quebrar cada costilla de su tórax.
-Es la hora, su coche le espera.
-¿Está la chica?-Aunque en el otro lado de la línea ya habían colgado, mucho antes de que Pablo pudiese terminar su pregunta.
Se tocó el pelo canoso y emprendió la marcha hacia el perchero de la puerta, donde se puso la gabardina gris y el sombrero negro con el que solía salir.
Bajó al vestíbulo y dejó la llave de la habitación a la recepcionista del hotel, y advirtió que volvería pronto, dejó una nota en el mostrador a su nombre que pidió que leyesen si no volvía en una hora y se marchó hacia el largo y elegante coche negro que le esperaba.
-Señor de la Torre, ¿trae el dinero?-Preguntó un hombre oculto en la sombra del lujoso vehículo. Él asintió.
-Sí, está aquí, pero antes entrégueme a la chica y trato cerrado.
El coche estaba en marcha ya, camino a unos almacenes donde Pablo pretendía ver a Patricia para por fin rescatarla.
El vehículo entró dentro de la nave, unos hombres musculosos, la retenían, en sus ojos se podía ver su sufrimiento y el deseo de huir.
-El dinero-dijo uno de ellos mientras ponía un revolver en su sién.
-Soltadla-Ordenó el jefe haciendo un gesto de desdén y agresividad- Y ahora danos lo que es nuestro.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

3 comentarios

  1. 1. julieta blanco dice:

    Hola! Me había enganchado con tu historia, que salvo pequeños detalles venía muy bien, y de pronto… ¿terminó? Creo que me quedé con ganas de saber qué pasó. También te diré que me resultó un tanto raro que siendo menor de edad tu texto fuera para mayores.

    Escrito el 29 enero 2015 a las 03:52
  2. 2. fabián dice:

    Muy buenas Florence Lewis

    Permíteme que te comente por partes, me siento mas cómodo así que comentando sin mas.

    Forma:

    Has escogido muy bien las palabras para describir cada cosa y narrar tu relato, logras que la vista se deslice por cada linea sin tropezones por el camino, la sintaxis está muy bien.
    Tampoco he visto grandes faltas de puntuación que distraigan o que te ahoguen, solo eche en falta alguna coma, al principio sobretodo.

    Lo que si he visto es la repetición de algunos pronombres demostrativos: “aquello” “aquel” “esas”, se pueden suprimir algunas de esas indicaciones por que, en el contexto de la frase, ya nos deja claro de que se esta hablando.

    Con tu permiso citare un ejemplo:

    “Pablo estaba envuelto en una atmósfera oscura en aquel sillón de piel de los años 50 que consiguió en una de esas tiendas de antigüedades clandestinas que se podían encontrar en los callejones del centro de Madrid. Solía pasar por esas tiendas, pues encontraba objetos magníficos de coleccionista que luego vendía en aquellos mercadillos de la mafia. “

    Bajo mi criterio creo que quedaría mejor así:

    “Pablo estaba envuelto en una atmósfera oscura en un (“Aquel” me da sensación de un sillón muy especifico) sillón de piel de los años 50, (coma, pausa para respirar) que consiguió en una tienda clandestina de antigüedades que se podían encontrar en los callejones de Madrid. (Omití el “una de ESAS tiendas”, por que ya hacemos referencia a la existencia de mas de una con “que se podían encontrar en los callejoneS”, hay tantas tiendas como callejones). Me sabe mal seguir destripando tus lineas, creo que la idea que quería dar esta clara.

    Contenido

    Me gusta la situación, me gusta el planteamiento, me gustan las descripciones y la atmósfera que se consigue dentro de la habitación del hotel. Pero me quedo un poco como Julieta Blanco, cuando empieza lo bueno, se acaba.
    Creo que se por que pasa esto, has dedicado demasiadas lineas describiendo la habitación y dando información que es irrelevante para la trama en sí; fíjate, son cinco lineas destinadas a la descripción de un sillón y el sitio donde lo compro, cuatro lineas mas para situarnos en Madrid, casi cuatro mas para describir la habitación, y tan solo tres lineas para el desenlace, que resultó ser abrupto.

    Ojo, se te da muy bien describir eh, no pienses lo contrario; situar al lector en la situación, describir el escenario y crear una atmósfera, todo eso lo has hecho muy bien. Pero pasamos demasiado tiempo dentro de esa habitación tan bien representada, para que al final la acción pase en un escenario totalmente diferente.
    Esto te lo puedes permitir en un relato mas largo, pero en un relato corto y limitado a 750 palabras no.

    Escrito el 30 enero 2015 a las 16:30
  3. 3. Adella Brac dice:

    Hay muchas cosas que se quedan pendientes, está claro que la limitación de espacio te ha jugado una mala pasada 🙂
    Sigue trabajando. Un saludo 😉

    Escrito el 1 febrero 2015 a las 20:45

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.