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EL CÓDIGO - por Ángel Gabriel

Era una tarde lluviosa, yo me encontraba como siempre solo en mi oficina, en un vetusto edificio del sexto piso en la quinta y Brodway de Nueva York, acompañado por mi viejo loro Sam, el cual desde su desvencijada jaula me hablaba— ¿Hoye Jhon que estás haciendo, tienes frio?—mientras comía una galleta que le había dado.
Las cosas para mí no habían estado del todo bien durante el año que terminaba, desde hacía dos años no tenía un caso importante, solo cosas de bagatela para irla pasando, pero los últimos tres meses habían sido los peores, no tenía para pagar la renta de la oficina, le debía a mi secretaria y, mi exesposa me tenía demandado por la pensión de alimentos de mis dos hijos menores, la verdad no era tanto el frio que sentía, cuanto la angustia de no tener lo necesario para salir de mis problemas económicos.
Cuando repentinamente sonó el teléfono, entró una llamada, era una voz femenina muy sensual, me preguntó: — ¿Es la oficina del detective Jhon?—así es, respondí.
—Una amiga mía me lo recomendó, deseo hablar con usted personalmente porque no puedo hacerlo por teléfono.
—Muy bien, dónde quiere que nos veamos.
— En la esquina de WalmarT de la dieciocho y Royal.
— ¿A qué hora?
—A eso de la siete de la noche, le parece bien.
—Excelente, a esa hora estaré en el lugar.
Tomé mi viejo gabán gris junto con mi destartalado sombrero y camine para el lugar que me quedaba como a diez cuadras de la oficina.
A la hora indicada, apareció una elegante limusina negra, se estaciono enfrente de mí, salió una mano blanca delgada muy fina, me llamó y se abrió la puerta del enorme coche, entre, una mujer sumamente bella, blanca, delgada, rubia, con vestido largo con gran abertura desde el tobillo hasta la cintura me dijo: — siéntese— del fino bolso de Cristian Dior sacó un cigarrillo, que yo inmediatamente encendí.
— Fuma—me pregunto.
—No, gracias—respondí.
—Lo cite aquí porque necesito que investigue a mi marido, creo que me engaña con su secretaria.
— ¿Quién es su marido? Pregunte.
—Es Clark Benson.
— ¿El alto ejecutivo de Electronic. S.A ?—sí.
—No importa cuánto me cobre, quiero saberlo todo, aquí tiene 100,000 dólares para empezar, ¿Cuándo me tiene noticias?
—En dos días.
Luego pensé, debe ser algo grande para que me de tanta plata desde el inicio y sin conocerme.
Esa misma noche entré furtivamente a las oficinas, coloqué cámaras y micrófonos ocultos, al día siguiente, tenía las imágenes donde la secretaria entraba a la oficina y lo besaba apasionadamente. Luego escuché cuándo le dijo que todo estaba listo para la entrega, que se verían en dos días en las afueras como a cuarenta kilómetros, en el sector de bodegas, en la bodega 2 a las 9 de la noche. Llamé a la señora, le di toda la información, ella me indico que los siguiera hasta ese lugar y le informara.
Llegue al lugar más temprano, no tenía candado puesto, me introduje en dicha bodega, me escondí en unos cajones para observar, quería tomar fotos y video, repentinamente llegó una limusina blanca, de la cual descendieron tres tipos asiáticos fuertemente armados, entraron a la bodega, al poco rato llego el alto funcionario con su secretaria, llevaban una misteriosa maleta, hablaron con los tipos, ellos les darían cien millones de dólares, por la información sobre el último teléfono móvil de la compañía, ellos planeaban recibir el dinero y largarse juntos a una isla en el caribe.
De pronto se hoyó el rechinar de las llantas de otro auto, de él descendió la esposa, con otros cinco hombres armados, uno de ellos la llevaba abrazada, era su chofer, encañonaron a todo el mundo, incluyéndome, tomaron el maletín y ella ordeno que dispararan, yo me tire entre unas cajas al suelo, me hirieron una pierna y el hombro izquierdo, pero fingí estar muerto. Luego salieron en precipitada fuga.
Como pude, tome mi celular y llame a emergencias, cuando llegaron los paramédicos y la policía todos estaban muertos, excepto yo desde luego.
Días más tarde supe por los medios, que la bella señora había escapado junto con su chofer con rumbo desconocido, que la policía presumía que ella había robado el código para venderlo a otra compañía.
—Como son las cosas, yo pensaba que ella quería saber el lugar de la reunión para descubrir a la pareja infiel, pero era lo que menos le interesaba—le dije a mi loro.

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6 comentarios

  1. 1. Cassey dice:

    Es un tema interesante aunque me hubiesen encantado mas detalles, mas descripciones, etc. solo hace falta trabajar un poco eso pero la idea general es bastante interesante.
    Suerte 🙂
    Cassey Evans

    Escrito el 30 enero 2015 a las 04:01
  2. 2. Fabián dice:

    Muy buenas Ángel Gabriel

    Como me ha gustado el formato del formulario lo utilizaré para comentarte de manera ordenada.

    Forma

    Creo que lo que mas falta le hace a tu relato con respecto a la forma es un poquito mas de orden en los párrafos, algunos contienen demasiada información de diferentes sujetos, otros contienen diálogos de dos personajes diferentes.

    Te pondré un ejemplo con tu permiso:

    “Cuando repentinamente sonó el teléfono, entró una llamada, era una voz femenina muy sensual, me preguntó: — ¿Es la oficina del detective Jhon?—así es, respondí.”

    Normalmente, por lo que he visto en la mayoría de novelas, cuando un personaje habla se inicia otro párrafo (como bien haz hecho mas adelante), así:

    —¿Es la oficina del detective Jhon? —me preguntó.
    —Así es — respondí.

    Mucho cuidado también con las preguntas, hay algunas que no llevan su correspondiente signo de interrogación, como aquí:

    “—Muy bien, dónde quiere que nos veamos.” ¿Donde quiere que nos veamos?
    “—A eso de la siete de la noche, le parece bien.” ¿le parece bien?

    Son descuidos muy pequeños pero que pueden llegar a distraer al lector.

    Contenido:

    El relato empieza con un ritmo mas pausado, tranquilo, pero a partir de que la mujer le entrega el dinero es como si te hubiese entrado mucha prisa por acabar.
    Las escenas suceden una detrás de otra a un ritmo desenfrenado, con cambios bruscos de escenas, y al final queda todo como muy superficial.

    Cuando se cuela en la oficina por ejemplo, no explica como logró entrar ¿Estaba abierto? ¿Rompió una ventana? ¿Utilizo una ganzúa? ¿No se activo ningún mecanismo de seguridad?
    Comprendo que tampoco puedes recrearte describiendo escenas al detalle con el limite de 750 palabras, pero creo que hubiese sido menos problemático, pero con el mismo resultado, hacer que el protagonista pinchase la linea telefónica. Menos descripciones, menos explicaciones que hay que dar,etc.

    El otro momento un poco caótico y superficial es en la bodega. También se la encuentra abierta ¡que suerte tiene este detective!

    Soy consiente de que es el protagonista quien nos narra la historia, y tampoco se va a parar a describir cada sitio que visito, por que cuando contamos una anécdota no hacemos eso. Pero si que se podría mejorar la transición de una escena a otra con un simple:

    “—Cogí el coche y me dirigí a ….” o “—Aparqué justo detrás de….”

    De esta manera vemos que se mueve, que pasa el tiempo entre una escena y otra, que no transcurre todo en cinco minutos.

    ¿Y como hacemos esto estando tan justos de palabras?
    Pues fácil, quitando y acortando lo que no aporta nada, como por ejemplo el principio donde nos cuenta su situación económica, en ningún otro momento del relato se vuelve a hacer mención de eso o de su familia. No influye en nada.
    Quizás se podría utilizar para crear cierta duda en el personaje, y que acepte el trabajo pensando en su familia, pensando en las cuentas que tiene que pagar. O simplemente reducirlo a un par de lineas.

    La aclaración de lo sucedido del final me sobra un poco, personalmente no me gusta que los personajes me expliquen lo que acaba de ocurrir, si no quedó claro es que está mal escrito. Que no es tu caso, ¡ojo! Se entiende a la perfección el plan de la mujer del vestido.
    Son mas palabras que podrías reciclar para intentar mejorar el ritmo del relato.

    Escrito el 1 febrero 2015 a las 13:32
  3. 3. Darkristal dice:

    Bueno, en realidad, esta entretenido, pero deja una sensacion muy extraña al terminar de leerlo.
    Cada cosa que pasa, sucede tan rápido que apenas lo veo venir.
    los diálogos me los he imaginado como si alguien llega corriendo, grita todo lo que tiene que decir a velocidad endiablada y sale corriendo, luego el protagonista también sale corriendo XD
    El final es extraño.
    De que se lamenta el tipo si a la final se quedo con 100,000 dólares?
    con eso puede saldar todas sus deudas y de paso ir a un psiquiatra por su tendencia a hablar con loros XD
    Igual, bajándole la velocidad, me ha parecido que tiene un fondo interesante, realmente, pobre detective XD
    ánimos, puedes seguir mejorando.

    Escrito el 3 febrero 2015 a las 21:15
  4. 4. Adella Brac dice:

    Fabián ha hecho un análisis tan pormenorizado que poco más queda por añadir 🙂 Cuidando la ortografía y con un par de revisiones, podría ser un gran relato.
    ¡Un saludo! 😉

    Escrito el 4 febrero 2015 a las 08:51
  5. Totalmente de acuerdo con Fabián. Me ha parecido interesante e intrigante tu relato pero es que va tan rápido que no deja actuar a la intriga. Aun así me parece interesante la historia y un buen relato.
    Saludos.

    Escrito el 5 febrero 2015 a las 15:45
  6. 6. Ángel Gabriel dice:

    Agradezco a todos mis comentaristas de EL CÓDIGO, y en especial a fabián, que hizo un análisis consienciudo de mi trabajo, todo lo dicho tanto por él como por los otros críticos es cierto, quizas al quitarle parte de la historia del detective, hubiera logrado más espacio para otras cosas, y el cierre esa última explicación al analisarla considero que esta demás, En fin tiene sus errores pero poco a poco con la ayuda de ustedes ire mejorando, una critica franca como esta es la que a mi me interesa.

    Escrito el 8 febrero 2015 a las 20:24

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