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El bromista - por Daniela López

Esa mañana, después de mi acostumbrado café con leche, recibí una extraña carta. Sin más prolegómenos, la transcribiré aquí:
Hola… ¿cómo estás?
¿Qué era lo que iba a decirte? ¡Ah, sí! Feliz cumpleaños, hermosa. Quería enviarte el regalo en este envío…pero sería más divertido si lo hacemos a mi modo ¿no?
Ahora, presta atención. No te diré mi nombre todavía, así la cosa se pone más interesante. Irás al bar de la esquina y le dirás al barman de turno que tiene la barba muy larga. Sí, tal y como te lo digo. Todo esto a las 10 de la mañana. Si lo haces antes o después, ya no tendrá efecto lo que digas y te perderás el regalo. Sé puntual, tú nunca me defraudas con el horario. De ahí en adelante, se te darán las instrucciones pertinentes.
Me despido cordialmente. Tuyo,
Ya verás.
La carta me dejó apabullada. Sin embargo, la forma de escribir me incitaba a seguirlo. Y me conocía… ¿pero quién? Sin pensarlo, decidí entrar en el juego. Además, había un regalo detrás de todo.
Afuera hacía frío. Después de abrigarme, salí a la calle. La brisa jugueteaba con mi cabello, pero mi cabeza jugueteaba con los nombres que residían en mi memoria.
—Bah. Sigamos —pensé.

Cuando llegué al bar, eran las 9:45. Tenía quince minutos. Me senté en una mesa que estaba al fondo. Ofrecía un excelente panorama del lugar. Pedí un té flojo.
No había mucha gente. Solía llenarse a la hora del almuerzo. En total había ocho personas, incluyéndome. Una pareja de enamorados que se daban bocadillos a la boca a cada rato. Me estremecí de solo verlo; estaba tan acostumbrada a la soltería, que una sola muestra de cariño me infundía miedo. Un hombre canoso, con un café en la mano, leía el diario mientras se acomodaba el sombrero a cada rato; una chica echaba migas de su factura sobre su notebook. Dos amigos charlaban con ánimo y otro muchacho terminaba su café con leche, mientras miraba por la ventana con aire soñador. Y el último era el barman.
Me defraudé, nadie me era conocido.
Ya era hora. Me acerqué al que atendía el lugar.
— ¿Qué se le ofrece? —preguntó con una voz que se acercaba a lo femenino.
—Tiene usted la barba muy larga.
— ¿Qué?
El muchacho con aire soñador tosió con suavidad.
El barman me examinó durante un momento.
— ¿Es usted Cinthia Álvarez?
—Sí.
Se inclinó un momento, buscando algo debajo de la mesa. Y con expresión profesional, me tendió una carta. Otra más para mi colección.
Querida Cinthia:
Vas bien. Eres increíble cuando te lo propones. A dos cuadras de aquí, hay una veterinaria. Al que atiende dile: Eres adorable, tío John. Eso sí, quiero que sonrías. Es lo FUNDAMENTAL.
Nos veremos pronto. Tuyo,
Ya verás.
Y dale con tu «Ya verás». Me estaba quemando los sesos y aún no sabía nada del misterioso bromista. Guardé la carta en un bolsillo de mi saco y salí, no sin antes advertir que el muchacho con aire soñador había desaparecido.

La veterinaria estaba llena…de jaulas. Pajaritos de todos los tamaños y colores canturreaban a gusto. Siempre me gustaron estos animalitos. De niña, quería tener uno de mascota, pero mis padres no me permitieron. Aquél lugar me traía recuerdos. El bromista me estaba jugando una mala pasada y si daba con él, lo pagaría caro.
La voz del veterinario me sacó de mis malvadas ensoñaciones.
— ¿Qué desea?
—Eres adorable, tío John.
Me miró, confuso.
—No la entiendo querida.
Ay, no. Olvidé la sonrisa.
—Eres adorable, tío John —sonreí.
Él sonrió y levantó su dedo índice. Me acerqué a la jaula que me indicaban. Una cotorrita dormía con tranquilidad, mientras en su patita izquierda guardaba un rollito de papel.
Con cuidado, se lo quité. Lo desenrollé con rabia y leí:
¡Bien, Cinthia!
Has pasado la segunda prueba. Ve esta noche, a las 8, al restaurante «Le Museé». Pide al mozo rubio que te pase el teléfono.
El rosa te queda bien. Tuyo,
Ya verás.
Si no lloraba en ese momento, no lloraba más.

Con un vestido rosa, entré al restaurante. Fui directo al mostrador y encaré al mozo rubio.
Cuando levanté el teléfono, una voz suave llenó mis oídos.
— ¿Cinthia?
Enmudecí.
— ¿Cinthia, estás ahí?
— ¿Quién eres?
—Date la vuelta.
Y ahí estaba. Sonriendo. El chico que, diez años atrás, me había dado mi primer beso. Sin soltarme. Y después yo había huido, sin volver a saber nada de él. Hasta ahora.

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12 comentarios

  1. 1. Diego Manresa Bilbao dice:

    Que relato mas simpatico Daniela!!!
    Se lee muy agradablemente, una historia sencilla y bien contada!!!
    Enhorabuena
    Nos leemos

    Escrito el 28 enero 2015 a las 23:54
  2. 2. Leonardo Ossa dice:

    Ante la imposición de las tres palabras en el ejercicio, considero que ha resultado muy ingeniosa la redacción. Es un texto grato.

    Escrito el 29 enero 2015 a las 03:18
  3. 3. Darkristal dice:

    Estaba tan entretenido con el relato que me olvide de revisar los errores XD
    Bueno, que decir, me gustó mucho y no tuve problemas con las distracciones.
    Creo que estuvo muy bueno.
    Buen trabajo y sigue así.

    Escrito el 29 enero 2015 a las 14:22
  4. 4. marazul dice:

    Hola Daniela pues si que sabes captar la atención del lector. Creo que eso es muy importante porque nadie que empiece a leer tu relato lo va a dejar a la mitad.
    Ni más ni menos.
    Felicidades….!!!!
    Saludos. Marazul

    Escrito el 30 enero 2015 a las 15:02
  5. 5. Kenoa Gessle dice:

    Me gusto mucho. Un romántico el bromista. Felicitaciones

    Escrito el 30 enero 2015 a las 21:12
  6. 6. Alba dice:

    ¡Qué bonito! Es una historia muy dulce, te mantiene intrigado hasta el final 🙂

    Escrito el 31 enero 2015 a las 13:36
  7. 7. Luis Ponce dice:

    Me gusta, quizá muy ingenuo el relato, pero es el espíritu de la protagonista. Ahí tienes material para rato. Muy ágil el relato y manejaste bien la intriga.
    Yo te tengo un regalo de Navidad, pásate por el 30 y lo encuentras.
    Saludos

    Escrito el 31 enero 2015 a las 14:31
  8. 8. Brenda dice:

    ¡Me encanto! jaja me pareció muy inocente y bonito. ¡Felicidades! 😀

    Escrito el 4 febrero 2015 a las 01:44
  9. 9. julieta blanco dice:

    Hola! Una historia muy bonita. Me hubiese gustado saber si había alguna lógica en lo que la chica debía decir, pero es lo de menos jajaj.
    La historia me mantuvo muy entretenida… se lee fácil, y dan ganas de seguir leyendo hasta el final!!
    Felicidades!!
    Si querés, podés pasar por el mio, que es el 150 =)

    Escrito el 5 febrero 2015 a las 18:47
  10. 10. Marcelo Kisi dice:

    Hola Daniela!
    De verdad una historia muy dulce, te felicito!

    Escrito el 6 febrero 2015 a las 20:34
  11. 11. Piloska dice:

    HOLA: ¡Qué historia tan entretenida! Se lee rápida y con interés.¡Enhorabuena!

    Escrito el 12 febrero 2015 a las 23:39
  12. 12. Maureen dice:

    Qué bonito. Se lee de corrido y el interés no decae en ningún momento. Además, el final es precioso. ¡Esperemos que les vaya bien a los dos!

    Escrito el 28 febrero 2015 a las 22:02

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