Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

El sombrero - por Lu Hoyos

EL SOMBRERO

¡Me hubiera gustado tanto que me regalara el sombrero! Pero no lo hizo. Quizá tenía un valor especial para ella que no me contó. Me sentaba de maravilla. Me fotografié con él mientras se daba una ducha. Habíamos estado en una tienda probándonos sombreros que nos quedaban grandes a las dos. Aquel encajaba perfectamente en mi cabeza. Era marrón oscuro, de ala ancha y conjuntaba con el abrigo imitación de piel de tigre que yo había llevado a Noruega para protegerme del frío invernal. Mis botas todoterreno eran también marrones. Me encantaba el sombrero pero ella no me lo regaló. El resto todo fueron atenciones, cordialidad, cariño…
Mi hijo menor me invitó a pasar las vacaciones de Navidad del 2014 a Noruega para presentarme a su novia, Agnetha. Llevaban un año juntos y yo solo la había visto en fotografías.
El recibimiento fue impecable. La primera vez que la vi fue en su preciosa cocina, ataviada con minifalda y botas de calle, dedicada con mucho esmero a la preparación de una cena para agasajarme: un lomo de bacalao y otro de salmón al horno; coles de Bruselas salteadas; boniatos asados; y vino blanco, mucho vino blanco durante la espera. Mi hijo Jorge la miraba embobado y le hacía continuas carantoñas mientras preparaba trocitos de pan con queso de untar y mermelada de higos que íbamos comiendo mientras todo aquello se iba guisando.
A la tercera copa de vino le dije que a mí me ponía nerviosa que me miraran mientras cocinaba y entonces fue cuando a ella se le cayó el pescado al suelo al sacarlo para ver el progreso del asado. Afortunadamente aún estaba crudo, así que Jorge lo recogió con mucho cuidado y lo volvieron a meter al horno sin la parte de la salsa que se había derramado. La cena fue un éxito. La acompañamos con cava que yo había llevado en mi maleta cuidadosamente envuelto para protegerlo de los golpes de los aeropuertos. Creo que le contagié mis nervios, hasta ese momento todo iba bien. Pero fue nombrarlos y casi nos quedamos sin cena. Creo que no estuve muy acertada. Ella se desvivió por complacerme.
Su casa era preciosa, con mucha madera y tapizados en rojo; cuadros abstractos por las paredes y calidez por todos lados. Jorge estaba como pez en el agua y yo me sentía terriblemente feliz de verlo tan contento y enamorado. Aquella noche no miraron mucho al teléfono aunque nunca se separaban de él.
Les iba bien la vida. Mi hijo trabajaba de enfermero en el hospital donde Agnetha era neumóloga. Creo que lo suyo fue un amor a primera vista y enseguida se fueron a vivir juntos. Ya había perdido la esperanza de que viviera cerca de mí alguna vez. En mi casa de Salamanca solo quedaba yo. Mis otras dos hijas se habían casado y vivían en Barcelona, nos visitábamos de vez en cuando, siempre que el trabajo nos lo permitía.
También se me había muerto el canario que tanto me alegraba con sus trinos en otros tiempos y su jaula permanecía arrumbada en el trastero esperando momentos mejores.
El viaje fue un éxito y disfrute enormemente de su compañía. Me llevaron a visitar todos los lugares de interés de Oslo y comimos en restaurantes deliciosos. Ella era inmejorable. No me cabía ninguna duda de que Jorge había tenido una gran suerte. Solo aquel detalle del sombrero enturbió mi viaje de vuelta. Me quedaba tan bien…

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

2 comentarios

  1. 1. Adella Brac dice:

    Parece que esa pareja tan perfecta oculta algún secreto. ¿O es impresión mía? 🙂
    ¡Un saludo!

    Escrito el 3 febrero 2015 a las 12:47
  2. 2. chiripa dice:

    Pretenciosa ella que cree que la novia del hijo le va a regalar un sombrero a la “suegra” española en su primera visita. Con la cena bastó y sobró, habrá pensado la neumóloga! Jajaja

    Muy bien narrado.
    Enhorabuena, Lu. Nos leemos!!!

    Te invito a visitar y comentar https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-22/2509

    Escrito el 6 febrero 2015 a las 17:57

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.