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Testigo de un hecho indemostrable - por Nieves

Mi hermana se coge a mi brazo, y noto cuánto me reconforta el calor de su mano, acerca la boca a mi oreja y pregunta:
—¿Sabes tú como se llamaba el hombre?
Inés lo llamaba el hombre absorvente, y no era una mala definición para Alfredo, porque al parecer y a decir de Inés, de la que aprendí tantas cosas, Alfredo iba quedándose con una peculiaridad de las personas que trataba, no de todas, desde luego, solo de una parte de las personas que pasaban por su vida, le marcaban de alguna manera, o le dejaban huella de algún modo. La costumbre de usar sombrero le venía de pequeño; un tío suyo que vivía en Ámerica visitaba a su familia en verano y se distinguía de los demás habitantes de la pequeña ciudad costera por llevar un sombrero panameño, Alfredo absorvío aquel detalle que daba cierta distinción. En plena adolesencia empezó a usar una gorra de beisbol que su tío americano le regaló, novedosa y auténtica, como nunca antes se había visto en aquella zona. Luego fue cambiando de modelo, adecuándolo a su edad, combinándolo con el atuendo, y jamás dejó de usarlo.
Inés era cocinera en un restaurante de los que vienen recomendados en guías para turistas, yo fui su pinche durante algún tiempo y he de decir que nunca conocí a nadie con más amor a su oficio que ella, eran muchos los clientes que felicitaban al metre por la calidad de la comida y algunos la hacían llamar para felicitarla personalmente. A veces el secreto está en batir los huevos a la velocidad adecuada, decía con humildad, después de cada una de aquellas felicitaciones, mientras me mostraba la forma de optimizar tiempo y resultado al hacer la tortilla, que con cualquier tipo de ingredientes era la especialidad de la casa.
Ella permaneció metida en la calida y fragante jaula de su cocina, alegre como un pájaro, hasta el día de su jubilación, yo fui por otros derroteros en la vida, pero mantuvimos la amistad hasta el instante aciago en que sonó sobresaltándome el pitido del teléfono y su hija me dio llorando la noticia: Inés había muerto.
El día del funeral me fijé más que nunca en Alfredo, por primera vez le vi arrastrar todos los tics que a decir de Inés había ido absorviendo de los demás sin proponérselo. Estuvieron casados cincuenta y seis años y me consta que se amaron por encima de todas las cosas, en boca de Inés sólo escuché una queja: de mí en cambio no absorve nada, hija. Pero ahora sé que no era verdad. De ella lo absorvía todo. Jamás vi a un hombre má abatido que Alfredo en aquel momento, parecía ya un muerto, aunque no dejó de respirar hasta el día siguiente, ayer, y entonces entendí que él absorvía de ella las ganas de vivir, contínuamente, y absorvió también el dolor de perderla hasta perderse con ella. En su funeral me siento testigo de un hecho indemostrable.
—Sí, sí, se llamaba Alfredo, —contesto a mi hermana, que sigue aferrada a mi brazo transmitiendo su calor a través del abrigo grueso.
—¿Y de qué a muerto?
—De amor y de viejo.

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5 comentarios

  1. 1. Adella Brac dice:

    ¡Qué historia tan bonita! 🙂
    Un placer leerte, ¡buen trabajo! 😉

    Escrito el 30 enero 2015 a las 13:28
  2. 2. Margarita Graña dice:

    Muy linda historia, levantas las imágenes de Alfredo y de Inés, su cocina, sus modales. Muy buena.
    Dos detalles, muy menores, ¿por qué la hermana de la narradora estaba en el velorio de un hombre que no conocía?
    Y el final, yo dejaría un sólo motivo de muerte, para mi el amor es suficiente, pero puede ser el otro motivo. Pero los dos a la vez, redundante.
    Felicitaciones

    Escrito el 1 febrero 2015 a las 19:22
  3. 3. DreamxAlchemist dice:

    Hola Nieves,
    Tengo que decir que tu relato me gustó mucho, un par de veces me he puesto a reflexionar en que también yo he ido absorbiendo muchas cualidades o defectos de las personas que fueron importantes para mi. Es por eso que me sentí identificado, buen relato 🙂

    Escrito el 2 febrero 2015 a las 23:14
  4. 4. Cyrano dice:

    Me ha gustado leerte.

    Me gusta la idea del hombre que absorbe todo.

    Escrito el 5 febrero 2015 a las 19:53
  5. 5. beba dice:

    Muy buen relato. Está lleno de imágenes muy inteligentes, que logran una excelente descripción de los personajes.

    Como vieja rezongona que soy, te señalo dos detalles que tal vez lo mejorarían:
    1- “Absorber” se escribe con “b”. Es un derivado de “sorber”, “tomar”.
    2- No veo que la hermana juegue un rol significativo en la historia.
    Un abrazo.

    Escrito el 11 febrero 2015 a las 02:58

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