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Juegos Infantiles - por Maricel Fernandez

El autor/a de este texto es menor de edad

Nunca se lo dije a nadie y es algo que realmente pesa en mi alma. Es de ese tipo de anécdotas que comienzan como una travesura infantil y terminan con uno en la cárcel o peor, seis metros bajo tierra.
Me senté en el sillón de mi biblioteca a esperar que el teléfono sonara.No tuve que esperar mucho. Lo tome con la sensación de quien firma su sentencia.
-Buenas tardes.
-¿Javier?- la voz de mi hermana se escucho por el otro lado, tan clara como si estuviera junto a mi, aunque sabia que en este momento eran varios los kilómetros que nos separaban.
-Soy yo Lucia, ¿donde estas?
-Estoy saliendo de casa- escuche de fondo la puerta cerrarse -llegare en dos horas- las llaves del auto tintinearon molestamente- solo llamaba para que no lo olvidaras.
-No lo olvidare, tranquila-como olvidar la reunión con la única persona que en pocas horas sabría mi secreto-recuerda pasar por las flores.
-No te preocupes-escuche como subía al coche-estaré hay pronto, te quiero mucho Javi Job-el apodo que usaban cuando yo era pequeño mando un largo escalofrió por mi espalda.
-Te esperare Lucy Liu-no le dije que la quería, las palabras no salieron, simplemente corte la llamada.
Hoy era 15 de enero y se cumplían 16 años desde la muerte de nuestro hermano menor. Asfixia dijeron los médicos, el niño estaba jugando, algo normal para un pequeño de cuatro años. Mentiras.
Recuerdo que yo tenia 12, Lucy 16 y Tomas 4. Yo siempre jugaba con el mientras Lucy hacia la cena y nuestros padres trabajaban, jugábamos en el entretecho con la ropa vieja, los muebles en desuso y la silla mecedora de mi abuela, también una gran jaula que según mi padre la abuela, en su mejor época, mantenía llena de pajaritos de todos los colores. Ahora servía de repisa improvisada para ciertos objetos.
El timbre me saco bruscamente de mis recuerdos, Lucy estaba en la puerta esperándome, era increíble como pasaba el tiempo.
-Te he extrañado Javi Job-me abrazo y su voz sonaba como quien intenta evitar el llanto. Me dolía el corazón saber que de cierta manera yo era el culpable.
La guie por un pasillo para que pudiéramos hablar.
-Lucia- me miro de inmediato, yo nunca la llamaba así, parecía una pequeña asustada en vez de la adulta de ya 32 años que era.
-Lucia tengo que contarte algo-empecé lentamente, arrepintiéndome en el acto, pero debía contarlo, si no lo hacia, jamás podría dejar ir a mi hermano.
-Hoy se cumplen 16 años desde la muerte de Tomas-tome un suspiro y mire el sombrero que mi hermana agarraba en su mano derecha, un sombrero que perteneció a mi hermano, un sombrero que le regalo mi padre, un sombrero que mi hermana jamás dejaba -El cumpliría 20 años- me detuve para mirarla a los ojos, tenia miedo de como podría reaccionar, tenia miedo de perderla también a ella.
Espere a que asintiera.
-Cuando Tomas murió, los doctores dijeron que fue asfixia, que se había quedado dormido debajo de un montón de ropa y que murió en el sueño-tome lo poco de valentía que me quedaba-¿recuerdas la jaula de la abuela?-ella solo asintió-ese día tomas entro a la jaula junto con varias prendas para disfrazarse, la jaula aunque pequeña era suficiente para el-agache la mirada de vuelta al sombrero-baje por un baso de agua y cuando volví Tomas estaba enredado en la prendas, no respiraba. Lucy me asuste, el no respiraba. Lo saque de la jaula. Tenia miedo a que me castigaran, entonces lo escondí. Lo puse bajo la ropa y cerré la jaula. Lucy, tenia miedo.
Ella no me miro, pero podía ver como de apoco el sombrero se iba mojando, como su cara se distorsionaba al entender mis palabras, como el dolor la iba absorbiendo.
-Lo podríamos haber salvado-susurro.
-Lo se.
-Podríamos haber hecho algo-volvió a susurrar.
-Lo se.
-¡Mi hermanito podría estar vivo y no lo esta porque tu tenias miedo!-
Recibí sus gritos, sus golpes, su llanto y finalmente cuide su sueño cuando todo la supero. Realmente no se si sirvió para algo el que ella se allá enterado, solo se que ese año por primera vez no fuimos a ver a mi hermano al cementerio. Otra cosa mas que le arrebataba.
Años después, Lucy me dijo que no me preocupara, que ella sabia que Tomas me había perdonado. Eso era lo peor, saber que desde el inicio contaba con su perdón.

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1 comentario

  1. 1. Fabián dice:

    Muy buenas Maricel Fernandez

    Pues, ¿que te voy a decir?, si tu relato no se lleva en un 10 es por culpa de errores a la hora de acentuar, pero es un claro 9.

    Al contenido no le tocaría nada, es genial como vas dosificando información para entender lo que realmente le pasó al niño.
    Tiene enganche, se lee rápido, se entiende a la primera, personajes diferenciados y conseguidos, muy bien la verdad, me ha gustado mucho.

    Lo único que te puedo decir para que revises son algunas faltas de ortografía, algunos acentos como dije anteriormente, algunos errores de confundir “haya” con “allá”, y poquito mas.

    Muy buen trabajo, me sorprende que no tengas comentarios.

    Escrito el 7 febrero 2015 a las 20:05

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