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El sombrero de Albrecht. - por Grennas

Oigo sonar el teléfono. Me pregunto quién será…
Me levanto de mi cama y tomo el teléfono para contestarlo.
–Hola Reinhardt, ¿Cómo estas? –dice la voz del teléfono
–Estoy bien, ¿Y tú?
–Igualmente. Oye, ¿de casualidad no sabes en donde quedo mi sombrero?
–Creo que se te cayó en la jaula ayer, mientras intentabas domar al león de Tita, Albrecht
–Si sabes algo de mi sombrero, me avisas. ¡Adiós!
Cuelgan el teléfono y acomodo el teléfono en su lugar.
Para esto me tenían que despertar, ¡tanto drama por un sombrero!, me quedo pensando en eso un momento y decido dejarlo un poco de lado, para desayunar.
Oigo sonar el teléfono de nuevo. Es Tita.
–Hola Rein, mi leoncito se puso enfermo, creo que le cayó mal la comida de anoche, si puedes, tráeme la medicina, por favor…
–Está bien Tita, te llevare la medicina, quiero que el león se ponga bien para que sea domado, solo deja buscarla y te la llevo…
–Que bien, quiero que se recupere lo más pronto posible.
–Oye, ¿de casualidad no sabes nada del sombrero de Albrecht?
–No, ¿Por qué me lo preguntas?
–Albrecht me habló y me preguntó por el sombrero, que creo que lo dejó olvidado en tu casa.
–Ah, te espero en mi casa lo más pronto posible, Reinhardt.
–Voy en cuanto encuentre la medicina. Adios.
Dejo el teléfono y procedo a buscar la medicina del león, la cual tengo en un cajón con un montón de pastillas y toda clase de medicinas. Abro el cajón y lo primero que encuentro es un jabón para los piojos, el cual no me interesa y me pongo a hacer un tiradero hasta que encuentro la medicina que cura los males de estómago de los leones.
Una vez que tengo la medicina, decido dejar el desorden y salgo con dirección a la casa de Tita.
*************
Llego a la casa de Tita. Mi amigo Albrecht también está ahí presente, para buscar el sombrero, ya que yo le dije que estaba ahí.
Tocamos la puerta y Tita nos deja pasar, entonces nos dirigimos a la jaula del león.
Entonces Albrecht, empuña uno de los látigos que están colgados en el gancho de la jaula y me da a mí también un látigo. Nos armamos de valor para entrar en la jaula porque a veces el león se pone agresivo cuando se enferma. Entramos los dos juntos, mi amigo inicia su búsqueda del sombrero, mientras yo le doy la medicina al león para que se sienta mejor. El león se toma la medicina con mucho esfuerzo. Mi amigo busca en toda la jaula su sombrero y no encuentra nada…
–Tita, ¿no has visto mi sombrero por aquí, en la jaula? –pregunta mi amigo
–No, no he visto nada, anoche le limpie sus desechos a mi leoncito, le di su ración de carne y no vi nada de eso, Albrecht.
El león comienza a jadear, queriendo expulsar algo como si se hubiera atragantado. De repente, el león expulsa un trozo de tela.
–¡Mi leoncito vomito un trozo de tela!
–Lo que quedó de mi sombrero… El león…
Y así fue que nos dimos cuenta del destino que había tomado el sombrero: el león se lo había comido…

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2 comentarios

  1. 1. Wolfdux dice:

    Hola Grennas,

    fui uno de tus comentaristas. Te hablé de que sin el limite de palabras podría quedar mejor. Un abrazo.

    Escrito el 29 enero 2015 a las 09:49
  2. 2. Adella Brac dice:

    Repites muchas palabras, ¿está hecho con alguna intención concreta?
    Creo que el texto necesita más ligereza y fluidez, quizá te faltó tiempo.
    ¡Un saludo! 🙂

    Escrito el 1 febrero 2015 a las 19:33

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