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Ella - por Calov

Web: http://calov7.tumblr.com

-Se supone que nos encontraríamos a las siete para desayunar, no para cuando ya estén por servir el almuerzo- Reclame enojado, quería que ella se diera cuenta lo molesto que estaba pero como siempre ella no se daba cuenta de aquellas cosas tontas.
-No encontraba algún sombrero que combinara con estos terribles zapatos que me regalo mi madre- Exclamo tomando asiento en la silla del frente mío.
Ella era esa clase de chicas que volteas a ver en la calle cuando pasan, ella camina por las calles como si estuviera en una pasarela cuando en realidad está caminando por alguna callecita de Soho. Ella contesta su teléfono como si la mismísima reina de Inglaterra le estuviera llamando y en realidad es solo su mejor amiga. Ella me ha hechizado de una manera que no logro entender y que tampoco quiero.
Algo que me encantaba de ella es que no le importaba llegar tarde, que se le perdieran las llaves del auto o que simplemente se le botara la bebida en su vestido favorito. Ella era despreocupada de una manera que solo ella sabía.
-¿Ordenaras algo?- pregunte ojeando el menú que ya me sabía de memoria, era nuestra cafetería de siempre.
-No hasta que me saludes como se debe- Se inclinó sobre la mesa y me robo un beso. –Quiero lo de siempre.
-Hola chicos, ¿lo de siempre?- Pregunto nuestra mesera de siempre. Ambos asentimos.
-Gracias Marta- Murmuro ella al poner nuestros platos sobre la mesa. –Buen apetito Thomas.
Odiaba mi nombre, por eso hacía que todos me llamaran Tommy. Ella era la única que me llamaba Thomas y la única que no me molestaba por hacerlo. Comía tortitas mientras ella me contaba algo que le había pasado ayer.
-Entonces cuando abrí la puerta, la guacamaya voló hacia mi apartamento. El sr. Enrique y no podíamos agarrarla. Después de quince minutos en la atrapo y la puso de nuevo en su jaula. Era una linda ave, el sr. Enrique es de Puerto Rico y un hombre muy amable, deberías conocerlo- Manifestó ella antes de darle un sorbo a su café.
Ella siempre relataba las historias como si estuviera contando cuando salvo la vida de los pasajeros de un tren y al final de cada historia siempre absolutamente siempre dice algo bueno de alguna persona de la historia. Sorprendentemente siempre le encuentra algo bueno a cada persona.
-¿Estas segura que quieres conocer a mi madre?- Le pregunte cambiando de tema.
-Estoy ansiosa.
Eso me dejo un poco más tranquilo.
Salimos del local media hora más tarde y caminamos por Madison Av. un rato ya que ella quería unos zapatos nuevos para deshacerse de los que tenía puestos cuanto antes.
Tres tiendas después salimos, ella satisfecha con unas nuevas botas y sus viejos zapatos se los regalo a una señora que pedía dinero en la esquina siguiente.
Cuando vimos un taxi, nos montamos en el para dirigirnos a casa de mi madre.
-Tengo que advertirte que mi madre es un poco extravagante.
El taxista nos miraba raro por el retrovisor.
-¿Y a este que le pasa que no deja de mirarnos?- Le susurre a ella en el oído para que el conductor no nos escuchara. Ella simplemente rio.
Otra cosa que me encantaba de ella es que siempre reía, de lo que decía, de mis chistes. Siempre le encontraba el lado divertido a las cosas.
Le page al taxista y bajamos justo en frente del edificio donde vivía mi madre. Le tome la mano y caminamos hasta la entrada. Toque el timbre y nos abrieron la puerta principal. Subimos al segundo piso en donde solía vivir antes con mi madre, ahora vivía sola.
Nos abrió la puerta emocionada, mi hermana salió tras ella con una sonrisa en su rostro.
-Chicas les presento a mi novia- Anuncie sonriendo, ellas abrieron los ojos como platos.
Voltee a verla y ella me sonreía pero mi madre y mi hermana parecían no percatarse de ella.
-Hijo no veo a nadie- Murmuro mi madre un poco decepcionada, pero en cierta parte se esperaba algo como eso. Sin duda no es la primera vez.
Ahí fue cuando me di cuenta que nadie podía verla a ella, a la chica de la que me había enamorado. Solo yo podía verla, solo yo podía hablar con ella, solo yo podía sentirla.

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1 comentario

  1. 1. Diego Manresa Bilbao dice:

    Hola Calov,
    Decirte que fui yo uno de tus comentaristas, el que destapo la “trampa” pero que aun asi me ha gustado el relato.
    Un saludo
    Nos leemos!

    Escrito el 29 enero 2015 a las 00:09

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