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Deudas que matan - por Leo Lecourbe

– ¿Necesitas más tiempo aún? –se arregló el sombrero y apretando la boca contra el auricular del teléfono añadió con voz serena– Tus excusas me cansan, estoy harto. Se acabó.

Colgó el teléfono de un golpe y se abrochó la gabardina con elegancia. Al salir de la cabina telefónica miró a ambos lados de la calle. Nadie. Era de noche y el suelo, aún mojado de la lluvia, reflejaba ténuemente la luz de la única farola que había. Cruzó la calzada y entró en un mercedes negro que le esperaba con el motor en marcha.

***

Me quedé sin palabras, con el auricular del teléfono en la mano todavía temblorosa. Me costó unos minutos separarlo de mi oreja y colgarlo en el soporte. Tenía la mente en blanco, no podía pensar. Me acerqué a la ventana y eché una ojeada por detrás de la cortina. En ese momento, dos coches negros se detuvieron a la altura de mi casa y un grupo de seis personas salió de los vehículos. Pude ver como cargaban las armas y se dirigían hacia el portal de mi casa. Por suerte o por desgracia, vivo en un octavo piso sin ascensor, así que decidí sentarme en el sofá hasta que llegara mi hora.

Un pequeño chillido agudo sonó detrás mío. Me giré y observé a Rocky, corría enérgicamente en la rueda como si alguien le persiguiera. La escena me pareció curiosa y no pude evitar sonreir. Quizás de felicidad, quizás de resignación. Él, atrapado en esa jaula que es su casa, esforzándose sin razón aparente. Y yo en mi jaula, esperando sentado a que me mataran sin piedad. De repente, la puerta del apartamento estalló en pedazos y vi como varios hombres armados entraban apresuradamente. Cerré los ojos con fuerza y tensé el cuerpo. Un tren de balas atravesó mi brazo izquierdo y luego el pecho.

***

El sol amaneció y la luz inundó el comedor del último piso del edificio. Un hombre yacía muerto en el sofá, con los ojos cerrados. Detrás de él, en lo alto de una cómoda, un hámster abandonaba su rueda de metal para irse a dormir.

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1 comentario

  1. 1. Fabián dice:

    Muy buenas Leo Lecourbe

    Si tengo que decirte la primera palabra que me vino a la cabeza al acabar de leer tu relato, fue “Elegancia”. La transición de escenas, la acción, la espera con ese contraste entre el hamster y la victima, el descubrimiento del cadáver al día siguiente. Y todo esto en poco mas de 20 lineas!.

    Muy bien escrito y narrado, Leo

    Escrito el 29 enero 2015 a las 22:53

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