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El viajero - por Mara

El camino hasta su destino había sido muy dificultoso, estaba quemado por el sol. Aunque le habían aconsejado usar sombrero durante el trayecto por las dunas, no lo hizo. Ernesto siempre fue algo tozudo y decidió sentir la brisa del mar en su piel y ese fue el resultado. Su nueva ocupación como profesor de primaria le parecía un reto difícil, viviría durante un curso escolar en una agreste aldea de pescadores y de mujeres luchadoras.

Al bajar del autobús, miró hacia el cielo, teniendo que cerrar los ojos por los fuertes destellos del sol, se pasó la mano por la frente y decidió avanzar entre las dunas de aquel pueblo. El hotel no estaba lejos pero iba cansado, golpeó dos veces en la puerta entreabierta y nadie respondió, se aventuró a entrar y soltó el equipaje, pronto comprobó que no había nadie en la pequeña Posada, al girar sobre sus pies observó que había una nota pegada en la ventana que decía, -estoy comprando, instálate como si estuvieras en tu casa-.

Ernesto era un muchacho joven, serio, incapaz de comprometerse con nada, no era la primera vez que salía a buscar respuestas. Había elegido ese destino por estar alejado de todo, donde no existía la luz eléctrica ni cobertura para el teléfono móvil o internet, a 35km de la tecnología y los últimos avances, un lugar donde el tiempo se detenía.

– Hola soy Lorena, ¿tú serás Ernesto?-
– Sí, claro perdona, he llegado y no había nadie-. Ernesto se sonrojó, pues estaba colocando sus ropas y demás enseres en una de las habitaciones.
– No hay problema, sigue instalándote, en esta Posada somos una pequeñita familia, hay dos chicas más y una pareja. Puedes usar cocina, salón y biblioteca libremente. –
– Gracias Lorena-, dijo mientras se ajustaba el nudo de la corbata y sacudía su elegante pantalón lleno de arena.

En pocos días Ernesto se había ganado el respeto de su clase, le gustaba ese trabajo. Era sábado por la mañana, cuando desde la cama sintió un agradable aroma que entraba por la ventana, el paisaje era increíble, sobrecogedor, dunas doradas a ambos lados, en ese instante fue consciente de su desgarrada soledad.

– Ernesto, buenos días, ¿puedo pasar?, le habló Lorena desde fuera.
– Sí, claro, ya estoy levantado.
– Quería proponerte salir esta mañana, enseñarte el pueblo y recorrer las dunas.
– Pues…, no sé, tengo trabajo, comentó con voz baja, en realidad no le apetecía entablar ningún tipo de relación con nadie, quería aislarse en su habitación, meterse en ella como si de una jaula se tratara, sin embargo, contestó:
– sí de acuerdo, te acompañaré.

Aquel invierno fue duro, frío, con fuertes vientos que soplaban a un lado y al otro del cabo. Por las noches la Posada se cimbreaba como si se fuera a marchar volando, Lorena se abrazaba a Ernesto mientras éste dormía a su lado. Ella se había enamorado perdidamente de Ernesto, y él se dejaba querer. Esa mañana Ernesto se fue a caminar a la orilla del mar, en unos días el curso escolar acabaría, Lorena lo miraba desde lejos, veía como él se agarraba la barbilla con la mano izquierda, su cabeza inclinada mirando al suelo. Sabía que estaba preocupado.

– Lorena, el pescado estaba delicioso, eres una estupenda cocinera, se levantó y la besó tiernamente en los labios, ella entreabrió la boca para dejar que sus lenguas se entrelazaran.
– Ernesto ¿te vas a marchar cuando termine tu trabajo?, ya has vivido un invierno aquí, te garantizo que el verano es mucho más bonito. Necesito saberlo, sé que nunca nos hemos prometido nada pero no quiero perderte.
– ¡Eres una chiquilla¡ nunca he dicho que me iría, Lorena, eres lo mejor que me ha pasado en mi vida, estoy feliz aquí y quiero volver a pasar un verano, y un invierno y otro verano…
Lorena sonreía de felicidad, creía que era el momento para anunciarle su futura maternidad, sin embargo esperaría unos días, y prepararía algo especial.

Por la mañana al levantarse vio que Ernesto, se había cortado las rastas, dejado sus chanclas y ese pantalón a rayas que tanto le gustaba, al girar sobre sus pies observó que había una nota pegada en la ventana que decía – lo siento Lorena, no hubiera salido bien, ya me ha pasado antes, cuídate- . Ernesto en aquel lugar tampoco fue capaz de comprometerse con la vida y de nuevo abandonó.

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7 comentarios

  1. 1. Jose M Quintero dice:

    excelente historia mara.
    lograste contar toda una historia de amor en 750 palabras, eso es un gran logro.
    el personaje principal esta muy bien definido, una persona solitaria, la cual le huye a la felicidad.
    ademas el final fue un gran detalle, ya que logro darle un gran giro a la historia en las últimas palabras.

    Escrito el 29 enero 2015 a las 17:41
  2. 2. tavi oyarce dice:

    Tu cuento me ha gustado, creo eso si que le faltó algo en la redacción para explotar definitivamente.
    Yo te diría que revises algunas palabras como: muy, -algo, – agreste, y ve si sacandolas, la redacción pierde o gana fuerza. Como el cuento es corto intenta no repetir: avanzar por las dunas, trayecto por las dunas.
    Bueno Mara a pesar de lo dicho el contenido es fuerte y eso es meritorio, pero te diría que podría ser mejor.
    Saludos

    Escrito el 29 enero 2015 a las 22:50
  3. 3. Margarita Graña dice:

    Muy lindo cuento Mara. Te digo algo que me dijeron a mi en el taller anterior y me dio resultado: no repetir palabras en un texto breve.
    Me gustó cómo haces avanzar la historia en el medio, cuando Lorena lo invita a conocer el pueblo y luego ya en la siguiente oración están compartiendo la cama. El desenlace es tremendo.
    Una curiosidad, ¿conoces Valizas?
    Felicitaciones

    Escrito el 30 enero 2015 a las 03:38
  4. 4. Adella Brac dice:

    Me parece que la limitación de espacio te ha jugado una mala pasada. Es una bonita historia que se merecería más desarrollo. Espero que te decidas a ello 🙂
    ¡Un saludo! 😉

    Escrito el 30 enero 2015 a las 08:49
  5. 5. Kenoa Gessle dice:

    Creo que a veces nos juega en contra la cantidad limite de palabras. Me quede con gusto a poco, me hubiera gustado saber más de ellos.

    Escrito el 30 enero 2015 a las 20:28
  6. 6. KMarce dice:

    Saludos Mara. ¿Puedo sincerarme contigo? Soy una archi-enemiga de las historias románticas; pero he terminado de leer la tuya y eso es ya en sí, una gran cumplido a tu historia.
    Quitándole el lado romántico al asunto, me pareció que la historia del personaje principal es muy típica en cualquier genero, no quieren ser infelices, pero la felicidad les espanta. Bien logrado.

    Me ha gustado como has entretejido las acciones, pero sin embargo, era una historia de un año de duración relatada en 750 palabras o menos, es por lógica que todo pasara a la velocidad de un rayo. Pero el inicio me pareció lento, en comparación a tanto que ocurrió después de la invitación de Lorena.

    Has manejado con pulcritud la ortografía, pero hay detalles de puntuación, con vista a mejorar. Recuerda que siempre, después del guión de apertura, va en mayúscula, y la primera palabra siempre va pegada al guión (—Sí, de acuerdo. Te acompañaré), adicional, el uso de los guiones narrativos, tienden a diferenciar el diálogo de los acontecimientos o hechos durante la plática, por lo que mejor evita el uso de las comas para separarlos (—Lorena, el pescado estaba delicioso. Eres una estupenda cocinera. -Se levantó y la besó). Y siempre los guiones narrativos, van pegados a la primera y última palabra. (—Pues… no sé, tengo trabajo -comentó con voz baja-. Sí, de acuerdo, te acompañaré.
    En realidad no le apetecía entablar ningún tipo de relación con nadie, quería aislarse en su habitación, meterse en ella como si de una jaula se tratara.) Y la observación al ser tan extensa, la dejaría mejor como parte de la narrativa.
    Durante años, cometí muchos errores en los diálogos, usaba mucho las palabras dijo, expresó, cometía los errores que a mi juicio eran certeros, pero luego comprendí, que hacerlo bien, le da serenidad a la lectura, un respiro y más claridad.
    Para finalizar, me dio mucha tristeza por Lorena y su no nato. Pero, quien es digno de lástima es Ernesto, porque siempre andará en huida, y peor aún de la felicidad.

    Escrito el 31 enero 2015 a las 02:27
  7. 7. Marcelo Kisi dice:

    Hola Mara!
    Me agradó tu relato, tiene un estilo fresco. Ya te han aconsejado los compañeros sobre cómo mejorar, pero te digo por qué me gustó: porque a pesar de encarar una historia romántica, huiste de los finales felices. Y eso sí que tiene mérito! Adelante!

    Escrito el 7 febrero 2015 a las 14:22

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