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El cautivador de gatos - por Lobita

En la noche más oscura de la que se tenga memoria, un hombre de sombrero de copa y traje de levita color negro, caminaba presuroso por las solitarias calles de la ciudad y en su mano derecha cargaba un teléfono móvil, el cual no dejaba de sonar con una tonada bastante irritante.

Esta persona acababa de salir de la prisión conocida como “La Jaula” la cual tenía la peculiaridad de ser exclusivamente para viajeros en el tiempo que infringieran las reglas.

Había purgado una condena de 72 horas por haber delatado su identidad ante el dueño de una tienda de abarrotes, el gremio había prohibido que los viajeros se relacionaran con las personas con las que llegaban a interactuar y mucho menos enamorarse o fomentar alguna amistad.

Lo habían liberado debido a que era su primera infracción grave, y al pago de una pequeña multa proveniente del dinero que traía para este viaje, sin embargo el encargado del lugar le comentó que se anduviera con cuidado de todas maneras.

-Hasta que al fin contestas -dijo una voz femenina del otro lado de la línea

-¡Deja de estar acosándome ¡- contestó de forma violenta

-¡Vaya y todavía que me preocupo por ti! ¿Acaso crees que estas llamadas son baratas?

-¿Sabías que eres una verdadera molestia en el trasero?-

-¿Crees que eres el único empleado de esta agencia?, eres un malagradecido, tantas veces que te he salvado el pellejo de la ira del jefecito.

-Ve al grano, acabo de salir de la cárcel y me vienes con tus comentarios inoportunos- dijo tajante

-¡Está bien!- soltó con un sonoro gruñido, nada más que te vea- añadió-

-Tienes una misión asignada para el día de mañana

-Seguro, nada interesante-

-Y todavía tienes la desvergüenza de quejarte, te mandare la información relacionada a este caso y no te olvides de recargar el aparato a la luz del sol.

Dicho lo cual colgó dejando al hombre de nuevo solo en la oscuridad.

Al siguiente día, al mediodía estudiaba en la banca de una plaza, las instrucciones enviadas y que le resultaban monótonas hasta cierto punto ¿cuándo había dejado de ser este trabajo emocionante? ¿Desde cuándo lo hacía por obligación?- pensó dirigiendo su mirada al cielo azul despejado y las nubes como algodones de azúcar.

¡Concéntrate!- se dijo

La pianista en cuestión había sido abandonada por su amante y hacía dos meses que no daba recitales y si ella no se presentaba ocasionaría un disturbio en la línea de tiempo. Un periódico de la época confirmaba la información.

Idear una estrategia efectiva y oportuna era su labor además terminarla en poco tiempo después de estar en una parada técnica se vaticinaba agotador, pero su cuenta bancaria se lo agradecería y su casera dejaría de esperarlo en la puerta del edificio para cobrarle la renta.

Se levantó de la banca y en su camino a la casa de la artista recorrió calles por las cuales pasaban carruajes, la arquitectura era estilo Neoclásico en las fachadas de los edificios.

Llegó a la entrada principal de la casa y la diosa de la fortuna estaba de su lado, su objetivo estaba en tratando de hacer que su gato bajara de un árbol.

El gato maullaba desesperado, fue cuando hizo su aparición providencial nuestro protagonista.

-Buenas tardes, soy un entrenador de gatos, señorita y le puedo ayudar con su problema

Tuvo que repetirlo un par de veces más hasta que lo escucharon.

-¿Es su profesión o trata de timarnos?- preguntó incrédula la doncella personal de la artista

El hombre sacó una tarjeta de presentación y se las mostró

Agapito Fernández Martínez
Cautivador de gatos

La artista tomó la tarjeta y dijo solemne:

-¡Salve a Samuel y le daré lo que quiera!

-Señori…

– ¡Cállate de una vez y deja que haga su trabajo!

Había que hacer de todo para ganarse el pan y cumplió la promesa de rescatar al felino.

-¡Se le agradezco con toda el alma, Samuel es mi vida! – comentó abrazando al animal

-Soy un admirador suyo y me he enterado que ya no está dando funciones, lo único que le pido es que vuelva a tocar para su público, su música es invaluable- dijo con una sonrisa llena de empatía.

-¿Está seguro? ¡Y yo pensé que me iba a pedir una millonada!- dijo riendo la pianista

Hasta la doncella reía.

A las 8:00 de la noche había concluido el recital siendo todo un éxito.

Y el viajero se teletransportaba a su época para seguir con otra misión.

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3 comentarios

  1. 1. Adella Brac dice:

    Aunque la resolución del conflicto me ha parecido precipitada, seguramente es un problema de falta de espacio,
    me gusta la idea del empleado aburrido de los viajes en el tiempo 🙂 ¡Un saludo! 😉

    Escrito el 30 enero 2015 a las 13:17
  2. 2. beba dice:

    Hola, Lobita:
    Leí tu cuento y la idea central me pareció muy original y graciosa. Tambi+én encontré que manejas bien la gramática, salvo alguna cosita, por ahí. Lo que falta es trabajar el cuento, para que no salte de una instancia a otra como si lo llevaran empujando. Adelante , A ajustar las costuras para que no se desarme. Va a quedar hermoso.

    Escrito el 30 enero 2015 a las 20:45
  3. 3. Fabián dice:

    Muy buenas Lobita

    Me gusta utilizar el método del formulario a la hora de comentar, ya sabes: primero forma y luego contenido.

    Las historias de viajes en el tiempo es algo que siempre me llama la atención por lo complicado del tema.
    Me ha gustado el comienzo de tu idea pero me fui quedando por el camino. Como siempre, con una buena revisión se puede mejorar un poquito.

    •Forma•

    Cuidado con las comas a mitad de frases, hay que saber donde ponerlas para que no suene raro. Un par de ejemplos:
    “Al siguiente día, al mediodía estudiaba en la banca de una plaza, las instrucciones enviadas y que le resultaban monótonas hasta cierto punto “
    Aunque, aparte de las comas mal puesta, tampoco vendría mal volver a redactar la frase para que suene mas natural, con tu permiso, algo así:
    “Al siguiente mediodía, estudiaba las instrucciones recibidas en la banca de una plaza, que resultaron algo monótonas hasta cierto punto.”

    “La pianista en cuestión había sido abandonada por su amante y hacía dos meses que no daba recitales y si ella no se presentaba ocasionaría un disturbio en la línea de tiempo. “
    Casi dos lineas enteras sin ninguna pausa para que el lector pueda respirar.

    “estaba en tratando de “
    Es la primera vez que leo “en tratando” en mi vida, no tengo ni idea de si es una expresión de algún país o un error; pero he de decir que me suena raro.

    El primer diálogo telefónico lo encontré muy bien, en todo momento se sabe quien habla y es bastante claro. Pero al diálogo con la señora le haría falta alguna acotación del narrador, haciendo alguna que otra aclaración, por ejemplo cuando dice “…hasta que lo escucharon.“ ¿Quienes? Supongo que habrá vecinos pendientes del gato, pero no está demás aclarar ese tipo de detalles.
    “¡Cállate de una vez y deja que haga su trabajo! “ ¿A quien le dice eso? El narrador deja parcialmente ciego al lector aquí, oye voces pero no ve a nadie.

    Hay un momento donde se podría decir que rompes con la cuarta dimensión, Esto sucede cuando los personajes o el narrador, ya sea de un libro, videojuego o película, interactua o habla directamente al lector (en este caso).
    Ese momento es el siguiente:
    “fue cuando hizo su aparición providencial nuestro protagonista“
    Eso me sacó totalmente de la historia, es como si el narrador, en vez de estar narrando una historia, me la estuviese leyendo y tuviese muy claro quien es el protagonista, como si supiese como va a acabar el relato.

    •Contenido•

    Como te he dicho antes, el relato arranca bastante bien con cierto enganche con todo el tema de La jaula, pero a medida que avanzaba fui perdiendo interes.
    Sinceramente me interesaba mucho mas el saber por que hizo lo que hizo para que lo encarcelaran, bastante mas que verlo bajar un gato de un árbol la verdad.
    Me sentí como un niño que va en el asiento de atrás del coche, y ve como se acerca a Disneyland, pero su madre no disminuye la velocidad y sigue de largo, quedándose con las ganas de haber parado en Disneyland.

    Aquí hay dos opciones:
    Mejorar el relato que nos ocupa revisándolo bien, disminuyendo la carga de información de la introducción, ya que el saber que fue encarcelado no aporta nada a la trama de la pianista. Y trabajar mas en esa misión que le encomiendan ¿Como va a afectar al transcurso del tiempo la vida amorosa de esa señora? ¿Por qué es tan importante lograr que vuelva a tocar?

    Describir como es que viaja a ese tiempo. Personalmente estaba esperando ese momento para ver que clase de maquina utilizaría, pero no sale nada de eso; de una escena a otra viaja en el tiempo sin más.

    La otra opción:
    Replantearse la idea volver a la base, y trabajar esa subtrama del encarcelamiento del protagonista, eliminando a la pianista.

    Escrito el 8 febrero 2015 a las 15:00

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