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Amigos Singulares - por Trébol Dorado

Tres amigos se encontraron en la plaza del pueblo. Luego de los saludos de rigor, uno de ellos propuso una “idea loca”, como la calificó.
–A partir de éste momento no nos llamaremos por nuestros respectivos nombres, sino que mencionaremos la función de cada cual.
A todos les pareció que efectivamente era una idea un poco loca, pero divertida.
–Habrá una condición, –dijo otro con un aire de picardía. –El que se equivoque deberá cumplir una penitencia que le impongamos, –continuó.
Hicieron una prueba y luego de reírse un poco, cada uno se fue por su lado, recordándose mutuamente que era una promesa lo acordado.
Al siguiente día, dos de ellos volvieron a encontrarse y se saludaron de la siguiente manera:
–Hola querido “objeto”, cuya función es la de “proteger de los rayos solares a tu dueño”.
–¿Cómo estás amigo?¿No tienes “encarcelada a una ave” hoy?
–Por hoy no, –contestó para luego añadir: –¿Has visto al “contestador de llamadas”?
–No amigo, voy a su oficina para tratar de hacerle caer en nuestro juego.
–Me parece bien, “sombra andante”, –le dijo riéndose.
Se despidieron muy contentos, sin importarles las burlas de los que observaban y escuchaban tan peculiar conversación.
Entrando a la oficina se chocó con su amigo a quien iba a buscar.
–¡Hola “interceptador de llamadas”! –le saludó dándole una palmadita en la espalda.
–Buen día “cubre calvas”, –le contestó. –Me llamó el “guarda plumas” diciéndome que vendrías. –Continuó.
–Así es, vengo a saludarte y proponerte que nos reunamos en la cafetería porque se me ha ocurrido una nueva idea, –le dijo; –Le comunicaré al “carcelero de pájaros”, –continuó.
–Me parece bien, nos vemos más luego entonces.
Como a las seis de la tarde, los tres amigos se reunieron en el lugar acordado. Por unos momentos cruzaron saludos con picardía, para después sentarse a charlar alrededor de sendas tazas de café.
–Debemos ir un poco más allá con nuestro juego, –dijo uno de ellos.
–¿Qué quieres decir? –dijo otro.
–Cualquier momento que nos veamos, no sólo mencionaremos la función que ejercemos, sino que además haremos una demostración práctica.
–¡A ver, a ver! Explícanos mejor, –exigió.
Una vez que todos quedaron satisfechos con las explicaciones, se decidió que quien mejor actúe, se hará merecedor de un premio especial. Se despidieron y cada quien se fue a su casa, concordando antes en reunirse el domingo por la mañana.
Al pie de la iglesia y en presencia del cura, se inició un diálogo que más tarde traería consecuencias inesperadas para los tres amigos.
–¡Hola “traje de rejas”!, –saludó de manera muy efusiva.
–¿Cómo estás “hablador electrónico”?, –contestó con la misma euforia mientras abría la puerta de rejas de la casa parroquial. Quiso encerrar al monaguillo, pero éste logró escaparse.
–Ahí viene el “tapa cocos”, le veo un poco agitado ¿qué le estará pasando?
–Hola amigos, –saludó mientras se arrimaba a la pared para descansar un poco. –Me he preparado para ganarles hoy, –continuó.
–¿Cómo lo lograrás, –preguntó uno de ellos.
–Pues será muy fácil “parlante ambulante”, –contestó.
Al instante, el mentado se sacó una vieja chaqueta que llevaba puesto y mostró una especie de teclado pegado a su tórax. Dicho teclado había sido elaborado de tal manera que sorprendió a más de uno. Al presionar una tecla, emitía un sonido como de timbre; cuando presionó otra, el ulular de una sirena se escuchó; y, al aplastar un botón rojo, la voz ronca de su ejecutor se escuchó diciendo: “para qué me llamas si no me vas a hablar”.
En realidad, era un aparato demasiado ingenioso como para creer que quien lo llevaba lo había construido.
–¿Te gustó “guarda piojos”?¿Cómo me vas a ganar? –indagó.
Al ser nombrado, fue increíble como de un salto se encaramó en la espalda del cura abrazando su cabeza y diciendo: “Te protejo del sol”. El asustado sacerdote y por el peso que llevaba, rodó por el suelo sin poder quitárselo de encima.
Un rato después llegaron doce policías escoltando al director del hospital psiquiátrico, acompañados de seis fornidos enfermeros. Los tres singulares amigos, como corderitos se dejaron someter por los de blanco para ser transportados en una ambulancia al centro médico.
El titular del único diario que circulaba en el pueblo dejaba leer:
“Fueron localizados los tres internos del hospicio que se escaparon hace cuatro días. Lo curioso del caso es que los mencionados pacientes, se hicieron pasar por una jaula, un teléfono y un sombrero”.

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