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El retrato de Carolina Leblanc - por tavi oyarce

El retrato de Carolina Leblanc
Hacía horas que Mateo Christi intentaba comunicarse con Carolina Leblanc, necesitaba que posara nuevamente. El lienzo, donde había plasmado su retrato, por alguna razón más allá de su comprensión, estaba en blanco. Insistió en sus llamadas, pero el maldito teléfono seguía ocupado. Releyó la tarjeta con su dirección y decidió ir en su búsqueda. No soportaba un segundo más en esa jaula de cristal, donde seguro, terminaría por enloquecer. Se caló el sombrero, cogió el paraguas y apresurado, abandonó el atelier. Afuera la lluvia caía fina.

Todo fue extraño desde un comienzo.

Días atrás Carolina lo había interceptado a la salida del metro. En un primer momento no la reconoció. Pensó en una equivocación, en un asalto; pero algo de esa mujer despertó su curiosidad. Permaneció observándola unos instantes, buscando en la memoria algún indicio que le permitiera reconocerla, de improviso, arreciaron los recuerdos:

─¡Caro! ─exclamó─, ¡mi bella Caro! ¡Esto es un milagro!

Y de verdad lo era.

De golpe el destino los había situado el uno frente al otro en ese pálido mes de abril. Entraron a un pequeño bar lleno de noctámbulos; y en un rincón, mal iluminado, en esa trasnochada interminable, Mateo recordó al muchachito retraído que se había enamorado de la más bella alumna en la Escuela de Arte; Carolina Leblanc. Concluyó que sería interesante retratar a esa mujer ahora que los años delineaban rasgos de su madurez y la invitó a posar a su atelier.

Los días siguientes, después de extenuantes horas de trabajo, Mateo observó el oleo y se sintió satisfecho: los trazos captaban su exótica belleza y la serena expresión de unos ojos que no dejaban de sorprenderle.

Anochecía cuando Carolina anotó su dirección en la cartulina y la dejó sobre la mesita donde se apilaban revistas de arte contemporáneo.

Mateo vio desaparecer el automóvil en la neblina. Entibió una copa de coñac entre sus manos y a pesar de extrañar su presencia, sentía el regocijo de haber ejecutado un buen trabajo. Cerró los ojos y se durmió complacido. Al día siguiente, como un designio que todo tomaría un curso inesperado, el lienzo estaba en blanco sobre el atril. En un primer momento no reaccionó, culpó a la resaca, pero en la medida que tomaba conciencia de la realidad, se sintió enjaulado en su taller, entonces que decidió visitarla.

Para sorpresa de Mateo la dirección correspondía a la Biblioteca Nacional y eso terminó por desacomodarlo. No entendía las razones de Carolina para enviarlo a esa dirección. Recorrió los altos pasillos de la biblioteca que olían a paz y silencio. Bajó las escalinatas hacia el piso subterráneo y en la sección de diarios digitalizados, recordó que en sus días de estudiantes, solían capear allí la lluvia y entretenerse con las noticias de “Le Monde”. Solicitó al encargado disponer de un computador. Permaneció frente a la pantalla buscando reordenar los acontecimientos de los últimos días. Tenía el mouse en la mano derecha y en la otra, su rostro y sus conjeturas. Es difícil recomponer las ideas cuando el corazón interviene, pensó. Leyó “Le Monde” casi por inercia. Iba a renunciar a seguir indagando cuando perdida en las páginas internacionales, vio la borrosa fotografía de Carolina Leblanc: “Francesa desaparecida en el Atlántico”, decía la información. No quiso continuar leyendo; Carolina se desvanecía de la realidad y se convertía en un fantasma.

Encaminó sus pasos hacia lo alto de la ciudad. La noche, una de esas noches en que las sombras cubren la razón, Mateo sucumbió ante lo inexplicable. Tembló en la soledad incierta de un Santiago que comenzaba aletargarse. Quería olvidar. Resolver metódicamente él rompecabezas que le abrumaba. Entró en su taller y encendió el foco que iluminaba el atril; para su confusión, los ojos de Carolina Leblanc le observaban serenos desde el retrato. Recorrió la pintura con la yema de sus dedos como si buscara en el oleo el misterio de lo que acaecía. Se tiró en el sofá. Prendió un cigarro. Vio una luna densa relampaguear en los amplios ventanales del taller; supo que no encontraría una razón para haberla rencontrado en el metro, y vencido, se dejó llevar por la desesperanza. Fue entonces, como si retrocediera en el tiempo; como si una claridad penetrara la mente: recordó que junto a Carolina, habían abordado el avión siniestrado cuando viajaban destino a la ciudad de París.

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16 comentarios

  1. 1. lunaclara dice:

    Hola Tavi: aunque el final me parece un poco confuso te diré que me ha gustado mucho tu relato. Describes muy bien, dotando a tu historia de una atmósfera etérea increiblemente romántica.
    Me encanta la historia y ese enigma sin resolver del cuadro. Por mi no lo expliques, queda un buen sabor de boca así.
    Solo una observación: lo de sentirse enjaulado lo comentas 2 veces, y me ha parecido repetitivo.
    Genial!! Felicidades!!

    Escrito el 29 enero 2015 a las 15:07
  2. 2. tavi oyarce dice:

    Gracias lunaclara. agradezco tus conceptos.

    Escrito el 29 enero 2015 a las 21:06
  3. 3. José Torma dice:

    Coincido totalmente con la apreciacion de Lunaclara, la atmosfera atrapa, por un momento pense, el retrato de Dorian Grey, luego pense en un robo. Pero poco a poco nos vas diciendo lo que paso en realidad.

    Muy logrado, felicidades.

    Escrito el 30 enero 2015 a las 00:48
  4. 4. Nélida Sarduy Castellanos dice:

    Muy bien lograda la atmósfera de misterio, logras intrigar desde el principio, la lectura es rápida y fácil, me acordé de la película “Los otros” que tanto me impactó. Felicitaciones. No visualizo un estudio de un pintor como una “jaula de cristal”, solo te recomendaría, que ya que es obligatorio lo de la jaula, simplemente decir que se sentía como en una jaula, es una sugerencia. También sobra el que en esta frase : “entonces que decidió visitarla” de lo contrario debes decir “fue entonces que…” creo que al quitar las palabras que siempre nos sobran quitaste el “fue” y olvidaste “que”.

    Escrito el 30 enero 2015 a las 03:31
  5. 5. Marcelo Kisi dice:

    Tavi, excelente trama, buena la idea de realismo fantástico, un género que me apasiona, esas pequeñas grietas imposibles de creer en un mundo perfectamente coherente. Coincido con lunaclara en que el final está trabajable, así como está cruza la línea de lo críptico por amor a lo críptico. También te sugiero pulir las imperfecciones con una relectura, además de lo que te marca Nélida hay también acentos y comas que sobran. Y una rima no intencionada que hace ruido: “Carolina anotó su dirección en la cartulina”. Para colmo, inmediatamente después, “Mateo vio desaparecer el automóvil en la neblina”.

    Fuera de estos defectitos técnicos, un relato apasionante!!

    Gracias por comentar mi cuentito, nos leemos!!

    Escrito el 30 enero 2015 a las 14:01
  6. 6. Adella Brac dice:

    Coincido más o menos con lo que ya te han dicho.
    Me ha gustado mucho ese lienzo en blanco como punto de partida del misterio.
    ¡Buen trabajo! 😉

    Escrito el 30 enero 2015 a las 14:01
  7. 7. Paola dice:

    Hola, Tavi
    Me ha encantado. Una historia elaborada, una trama muy interesante y un misterioso final.
    Saludos

    Escrito el 30 enero 2015 a las 15:34
  8. 8. Juana Medina dice:

    Llego un poco tarde a los comentarios y aunque comparto lo que se te ha dicho, no quería dejar de comentarte que me metiste en un mundo misterio y peligrosamente atractivo, Me encantó poder ir y venir por umbrales misteriosos. Lo demás siempre es perfectible. Saludos

    Escrito el 30 enero 2015 a las 15:38
  9. 9. macujoan dice:

    Hola, Tavi.
    Muy buen relato. Has logrado crear una atmósfera de misterio que atrapa. Además, me encantan los finales que dejan volar la imaginación del lector.
    Enhorabuena.

    Escrito el 30 enero 2015 a las 16:37
  10. 10. Tavi Oyarce dice:

    Gracias a todos por sus comentarios. En la vida todo se puede perfeccionar. Tomaré muy en cuenta sus recomendaciones.
    Gracias de nuevo
    Saludos

    Escrito el 30 enero 2015 a las 22:11
  11. 11. Emmeline Punkhurst dice:

    Hola Tavi:
    Muy buen relato y, al contrario de lo que se ha comentado por aquí, el final sí que me ha parecido muy atractivo. Lo único que puliría un poco son los signos de puntuación porque me al principio me he perdido algo con tanta coma. Pero en general, has acertado con la historia. ¡Enhorabuena!

    Escrito el 31 enero 2015 a las 15:01
  12. 12. Emmeline Punkhurst dice:

    Hola Tavi: a ver si ahora es posible colgar el comentario porque creo que el de antes se perdió. En él te decía que para mi sólo hace falta pulir algunos signos de puntuación al principio (por ejemplo, hay unas cuantas comas seguidas que me interrumpen un poco a la hora de leer). Por lo demás, es un buen relato y el final me ha gustado mucho. ¡Enhorabuena!

    Escrito el 31 enero 2015 a las 16:05
  13. Cuando descubrí que Carolina era una fantasma, detuve la lectura y volví a la parte en que el la dibujaba. Pero no fue por otra razón, fue porque me dejaste en shock. No me lo esperaba!
    Me paso como a José, recordando el Retrato de Dorian Grey pero también me vino a la mente algo así como Titanic.
    Me ha encantado mucho y ese retrato que aparece en blanco unas veces, vaya!
    Saludos y felicidades por tan tremendo relato.

    Escrito el 31 enero 2015 a las 17:27
  14. 14. Tavi Oyarce dice:

    Gracias Emmeline y Ryan por sus comentarios.

    Escrito el 1 febrero 2015 a las 16:50
  15. 15. Gota dice:

    Muy intrigante! Me gustaron los pasos de tiempo y los personajes misteriosos. Muy interesante el estilo de escritura, ciertos toques “Cortazarianos”. Saludos!

    Escrito el 1 febrero 2015 a las 23:27
  16. 16. beba dice:

    Me vine a leerte cuando vi tu comentario sobre “mi 78”. Y me encontré con un cuento muy bien organizado; con una trama sorprendente en una atmósfera de sueño.Hasta la misma prudencia que frena el sueño y no lo deja llegar a pesadilla es un logro porque acentúa la intriga de la trama. Me gustó muchísimo.

    Escrito el 3 febrero 2015 a las 01:22

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