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Estrellas fijas - por Encarnación Fernández-Llebrez del Rey

ESTRELLAS FIJAS

Dios cogió el censo electoral del planeta y preguntó:

–¿Quiénes son estos?
–Los humanos –respondió el que estaba a su lado.
–¿Estos son todos? –insistió pasando las hojas de un voluminoso cuaderno.
–No, aquí no están todos, faltan algunos.
–¿A quién se ha omitido?
–A los menores –dijo con decisión el que estaba a su lado.
–¿Y dónde están? –inquirió Dios con curiosidad.
–Acompañando a los del censo.
–Son muchos ¿verdad? –murmuró con una voz apesadumbrada al tiempo que volvía a pasar las hojas a gran velocidad.
–Sí, se reproducen sin cesar –afirmó con contundencia el que estaba a su lado.
–¿Y… –meditó un instante lleno de incertidumbre –a qué se dedican?
–Tienen actividades muy variadas –prosiguió el que estaba a su lado mostrando una gran seguridad.
–¿Y se llevan bien? –preguntó esta vez como si de repente se sintiese asustado.
–¡Uf! –exclamó el que estaba a su lado, sin añadir nada más.
–¿Qué quiere decir ese ¡uf!? –exclamó Dios ordenando una respuesta más clara.
–Pues… – el que estaba a su lado dudó porque deseaba disimular la respuesta, pero al ver el rostro imperativo que le miraba tuvo que decir la verdad –pues… no, no se llevan muy bien.
–¿Por qué? –añadió impaciente.
–No se ponen de acuerdo en nada. Tienen interferencias entre ellos, como un teléfono estropeado.
–¿Tú sabes si son felices? –volvió a preguntar mostrando un profundo dolor.
–Algunos sí, otros no. Casi todos intentan pasar por la vida como pueden. Unos se sienten libres, otros como si estuvieran en una jaula –contestó bajando la voz–. Pero… –añadió en un tono algo más elevado– ¿a qué vienen tantas preguntas?, tú debes saber la respuesta a todas ellas. Son los humanos, aquellos que tú mismo creaste.
–A mi imagen y semejanza… –balbuceó Dios muy pensativo.
–Sí, eso es.
–Entonces… ha sido un fracaso. Parece que los saqué de un sombrero de mago. No he debido esmerarme demasiado. Dame esa pistola –decretó sin inmutarse.
–¿Qué quieres hacer? –el que estaba a su lado se estremeció con espanto.
–Pegarme un tiro –sentenció.
–¿Por qué?
–¿Ya no soporto más mirarme en ese espejo y descubrir que he fracasado?
–Tú no has fracasado, ellos han decidido –acertó a decir para disuadirle.
–¡Dame la pistola! –le ordenó colérico de dolor y rabia.
–Pero…
–Ni pero ni nada…! ¡Dame la pistola! Quiero hacer añicos mi alma.
–Pero ¿por qué?
–Ya te lo he dicho ¿es que no me escuchas?

Dios se pegó un tiro en sus sienes plateadas y su alma hecha añicos se dispersó por todo el Universo sembrando de estrellas fijas sus confines. Y el que estaba a su lado las recogió permitiendo que palpitasen en su regazo durante toda la eternidad.

Encarnación Fernández-LLebrez del Rey

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5 comentarios

  1. 1. Adella Brac dice:

    Me gusta el planteamiento inicial, esa idea de Dios hojeando el censo del universo, pero la resolución me parece un tanto ilógica y precipitada.
    ¡Un saludo!

    Escrito el 30 enero 2015 a las 10:51
  2. 2. Kenoa Gessle dice:

    Evitaría repetir tanto “el que estaba a su lado”, al presentar al personaje aunque no le des un nombre ya nos queda claro quien es. Con respecto al final me pasa lo mismo que a Adella quizás hubiera esperado que en vez de pegarse un tiro Dios con su poder convirtiera de nuevo en barro a todos y volviera a empezar.

    Escrito el 2 febrero 2015 a las 14:26
  3. 3. beba dice:

    A mí me gustó, a pesar de lo irreverente; es un cuento fantástico, no un tratado de teología.Derrocha imaginación y humor ácido, que se “endulza” con las estrellas palpitantes del final.
    El diálogo ágil le da más dramatismo a la escena.
    Correcta la estructura y el manejo de la gramática.
    Felicitaciones.

    Escrito el 4 febrero 2015 a las 03:28
  4. 4. Luis Ponce dice:

    Puede ser que el final sea precipitado, quizá porque no está balanceado el número de palabras conforme va la narración y tuviste que acortarla un poco. Pero me gusta porque te sales de los cánones y eso, para mí es bueno. ¿La imaginación primero,luego la gramática? me van a colgar por esto.
    Sigue por ahí.

    Escrito el 5 febrero 2015 a las 00:09
  5. 5. Tinta Negra dice:

    Este será el primer mes que participe en el taller pero me adelanto a darte mi opinión, pues el relato me ha parecido digno de admiracíón por lo profundo y bello que es. Me han entrado ganas de felicitarte. El final te deja volando entre las estrellas…No cada día los personajes son Dios ni logran que Dios se vuele los sesos y que el hacerlo resulte esperanzador y alegre. Mezcla lo agrio y dulce de la vida con gran acierto. Y aunque hayas repetido “el que estaba a su lado” no le resta valor a lo original y fresco del texto, con “una puntadita” quedará perfecto. Espero leerte de nuevo Encarnación F.
    Gracias!

    Escrito el 13 febrero 2015 a las 12:04

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