El ático de la abuela - por Seromalatic

Lucila no volvía al campo desde que sus padres se divorciaron hace diez años. Más tiempo había pasado desde que no visitaba la casa de sus abuelos, que ahora le pertenecía. El pequeño Fiat que la recogió en la estación de trenes, se mecía sobre la tierra generando una nube de polvo, que gracias a las ventanas cerradas se mantenía fuera de su alcance.
Divisó la granja en la distancia y su corazón se agitó producto de las emociones que los recuerdos de ese lugar le evocaban a la mente. Cuando finalmente se detuvieron frente a la casa de tres plantas en las que parecía que el tiempo no había afectado, se percató de lo solitario que era ese lugar sin los gritos de sus hermanos y sus primos.
El sol estaba en lo alto, y de no ser por el sombrero que se compró en la estación se habría quemado el rostro. Harvey había bajado la ventanilla del conductor, y acababa de encender un cigarrillo.
-Por favor bota la colilla en un papelero- le pidió mientras se encaminaba a la puerta.
-Así que aquí es donde te criaste-Le dio un vistazo al lugar desde el asiento del conductor y tras terminar su cigarrillo se bajó del auto- es un poco solitario.
Lucila no dijo nada, tenía miedo de lo que fuera a encontrar allí dentro, ese lugar escondía sucesos de su pasado que no quería recordar, y algo le decía que con solo entrar todo aquello que le había costado olvidar, volvería a aparecer.
Recordó los días en que al entrar a aquella casa, todo era felicidad, cuando ayudaba a su madre a limpiar la jaula de sus canarios y su hermana corría con sus amigas por las escaleras. Sacudió su cabeza con fuerza e intentó despejarse, de eso hace ya tanto tiempo que no tenía porqué pensar en esos fantasmas.
Lamentó haber contestado el teléfono la semana anterior. Se habría evitado tanto nerviosismo y dolores de estómago, pero ya se encontraba ahí y solo quedaba un paso que dar. Tenía que abrir la puerta.
Estiró la mano, intentando mantenerla serena y tocó el pomo, era frío y estaba algo oxidado.

Cuando la puerta abrió, un grito se escapó de sus labios y Harvey, que se había acercado, también quedó congelado.
-¿Que demonios pasó aquí?-
Eso era lo mismo que ella se preguntaba…