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Esto es un SÍ - por Virginia Figueroa

Web: https://bocetosdemimente.wordpress.com/

La noche va cayendo sobre los tejados de tela asfáltica y el pavimento pulido se deja acariciar por los escasos vehículos que frecuentan la zona. Está apartada del centro de la ciudad y eso ofrece garantía de discreción.
Rafael penetra en uno de los locales que conforman ese polígono dónde la carne se exhibe a precio de saldo. Se arrastra hasta la barra y pide una copa de Jack Danield´s.
La camarera de turno le guiña un ojo mientras deja caer un buen chorro de licor. Él se concentra en sus pechos hasta que el nudo de su garganta se pone más tenso que el de su propia corbata. Recoge su vaso y toma asiento en una de las butacas que rodean la pasarela central del bar. Se quita el sombrero, antes que los guantes, y lo deposita sobre su regazo. Bebe un largo trago y nota como el alcohol le va quemando la traquea a su paso. Su cerebro no para de procesar ideas que no hacen más que recordarle que la ha cagado. Se plantea cuestiones que no se atreve a responder por miedo a descubrir el tipo de personaje en que se ha convertido. Entonces se pregunta si lo volvería a hacer y se sorprende a sí mismo, con un gran SÍ en letras mayúsculas.
Consulta la hora en su teléfono y vuelve a acceder a la lista de mensajes, acción que viene repitiendo cada diez minutos los últimos dos días. Sus pupilas se clavan en un nombre propio: Marcia. Selecciona con el dedo su última conversación y se vuelve a parar ante la foto que ella le envió a primera hora del lunes. La imagen de ese test de embarazo positivo, le confirma que es un capullo integral, que es un capullo y que va a ser padre por tercera vez. Los ojos se le llenan de lágrimas, en parte por la emoción de volver a ser padre y en parte por lástima y por desprecio a sí mismo y por esa forma de huir tan cobarde de un señor que ronda los sesenta.
La música ambiente cambia de estilo de forma radical. Los focos de colores apuntan al centro de la pasarela y del subsuelo emerge una gran jaula de pájaro con una mujer alada en su interior. Está de espaldas al público sujetándose fuerte a los barrotes. Es como un soplo de aire que pone los pelos de punta a toda esa virilidad sedienta. Una bocanada de humo artificial anuncia que el show va a comenzar y esas caderas talladas a mano empiezan un contoneo capaz de hipnotizar cualquier concentración de testosterona. Sus glúteos, firmes como rocas, se convierten en diana de todas las miradas, mientras su cuerpo va serpenteando en el interior de esa prisión para ángeles arrepentidos.
Rafael la observa detrás de sus gafas de pasta. Nunca tuvo necesidad de llevar lentes pero cree que le dan un toque distinguido. Su cuerpo reacciona de nuevo ante el deseo que le despiertan esas piernas sin fin, no puede evitarlo.
Bebe otro trago y mientras lo hace, la chica se despide de su sujetador, sin rastro de pena ni de pudor, con un rápido movimiento de muñeca. Rafael captura esas formas curvas con la misma mirada sucia que una noche le impulsó a meterle un billete de cien euros en el tanga. Esa noche ella consintió que la invitase a varias copas y terminó por dejarle perderse entre sus piernas. Él era la primera vez que campaba a sus anchas por un cuerpo tan joven, ella era una experta en robar corazones maduros. Ambos jugaron varios días hasta quemarse.
El número erótico termina y la chica se dirige al camerino envuelta en una bata de raso negro, necesita con urgencia fumarse un cigarro. Se recuesta en la silla frente al tocador y aspira el humo con ansia. Con la mano que le queda libre intercepta su móvil y sin pensárselo demasiado, escribe: “Te he visto en la sala ¿eso es un si?”
A Rafael le vibra el teléfono en el bolsillo. Lo extrae con cautela y comprueba que es un mensaje de quién se imagina. Vacila unos segundos y responde: “Si, Marcia. Esto es un SÍ. Tengamos ese hijo. Voy a ocuparme de todo”. Se bebe el último trago de whisky; el trago más amargo de todos mientras piensa en la cara de su esposa Claudia y sus dos mellizos cuando descubran, a la mañana siguiente, esa nota de su padre pegada a la nevera.

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15 comentarios

  1. 1. Wolfdux dice:

    ¡OLÉ!

    Como siempre un relato magnífico, sin darte cuenta estas metido en la historia desde la primera oración. Buen giro final.
    Solo un par de apuntes, se te ha colado un “D” en Jack Daniels, que por supuesto te perdonamos, jeje, y la nota de la nevera, al menos a mi me ha confundido un poco, ya que haces alusión a ella justo al final, y me ha obligado a releerme el texto (que en parte esta bien, porque he vuelto a disfrutarlo) en busca de una referencia.

    Un abrazo. ¡Y hoy he sido yo el primero en comentarte! ¡Yujuu!

    Escrito el 29 enero 2015 a las 10:06
  2. 2. Roger/NHICAP dice:

    Hola Virginia,
    Como siempre un texto estupendo y muy logrado. Siempre me ha gustado tu habilidad para colocar metáforas oportunas y con calidad literaria. Eres una estupenda narradora porque describes correctamente hechos de la vida real. Felicidades chica.
    Ah! Me hizo gracia la frase de Marcia: “¿Eso es un sí?” porque yo también la he utilizado en mi relato
    Un abrazo Virginia.

    Escrito el 29 enero 2015 a las 11:30
  3. 3. Paola dice:

    Hola, Virginia
    Muy buen relato, ambientado a la perfección, parece que la estás viendo bailar en la jaula, mientras saboreas un Jack. El detalle de las gafas me ha gustado, el hecho de que en realidad no las necesita dice mucho de él.
    Saludos

    Escrito el 29 enero 2015 a las 12:43
  4. Concuerdo con los compañeros y mas aun con Paola: uno se imagina literalmente la escena.
    Ahora bien, me parece interesante que Rafael este rondando los sesenta y vaya a ser padre nuevamente. Por lo general no ocurre mucho en relatos y eso le ha dado un toque único.
    Puntuación final: de diez puntos te has ganado unos veinte, xd.
    Me encantó el relato, de principio a fin.
    Saludos y te felicito.

    Escrito el 29 enero 2015 a las 14:49
  5. 5. Ratopin Johnson dice:

    Muy bueno!. Me ha encantado la historia.
    Tiene mucha fuerza,no decae el ritmo. Bien descrito, bien ambientado. Al mejor el Jack Danield’s está puesto a propósito :), por no hacer publicidad.
    Una cosilla quizá, lo de la nota en la nevera. No se, a lo mejor sobraba. Claro, que eso indica que Rafael ha acometido las fases de su plan. Es decir, contarle a su familia que los deja (se supone, aunque yo pensaría que tendría hijos treintañeros ya; mayores que Marcia, que no vivirían con él), y después decirle a Marcia que sí, que adelante, que quiere que tenga ese hijo, que él se ocupa de todo

    Escrito el 29 enero 2015 a las 19:37
  6. 6. José Torma dice:

    Hola Virginia, trato de buscar una palabra que describa tu relato y solo se me viene a la mente “magistral”. Tiene una cadencia y un no se que adictivo que me hace quedarme pegado linea tras linea. el uso de penetrar y arrastrar hace que sea totalmente visual, describe de una manera brutal el estado de animo del sexagenario cachondo jajaja

    A mi me a gustado mucho, es totalmente visual y estuve ahi viendo a la bailarina, aspirando el humo y por que no? degustando un whiskey.

    Saludos

    Escrito el 30 enero 2015 a las 18:35
  7. Leerte fue activar la imaginación al 100%.

    Imaginé a Natalie Portman bailando en “Closer”, y le agregué un decorado en las sombras.

    Lo leí de un tirón, atento a cada una de las palabras. Excelente narración.

    Saludos.

    Escrito el 30 enero 2015 a las 18:38
  8. Muchas felicidades por tu relato. Nos muestras un hombre que va a cambiar su vida radicalmente con una mujer que parece querer llevarlo directamente al desastre. El hijo parece una escusa para e barca ese en este despropósito de jujúria. Un buen trabajo.

    Escrito el 31 enero 2015 a las 13:01
  9. Desde el principio no he podido evitar leerlo con esa voz rasposa de detective privado en la cabeza, aunque no haya ningún detective en tu relato, puede que porque el tono de la historia me recuerde un poco a “Sin City”.
    Lo que quiero decir es: felicidades, un buen relato.

    Un abrazo, ¡nos leemos!

    Escrito el 31 enero 2015 a las 17:28
  10. 10. marazul dice:

    Hola Virginia, tu relato es muy bueno porque es real y no se detiene en sentimentalismos. Tampoco es una historia de amor de las que a mi me gustan porque yo lo veo como un “encoñamiento”. Escribes muy bien, tanto la ambientación como la descripciones de los personajes son estupendas. Nos has metido a todos los que te hemos leído en el “puticlub”.
    Enhorabuena por tu excelente relato.
    Un saludo
    Marazul

    Escrito el 31 enero 2015 a las 23:02
  11. 11. Emmeline Punkhurst dice:

    Hola Virginia:
    No podía dejar de pasar a leer tu relato y, como siempre, me ha encantado. Vas hilando perfectamente toda la historia como si la visualizaras desde el primer momento y con una facilidad pasmosa. Para mi, lo mejor de todo es el realismo del argumento y que no decae desde el principio hasta el fin. ¡Enhorabuena!

    Escrito el 31 enero 2015 a las 23:18
  12. 12. Chiripa dice:

    Virginia, me gustó mucho tu relato porque lo has narrado de una manera maravillosa.
    Me hiciste ver cada imagen. Al viejete, a la camarera y a la bailarina.
    Celebro tu capacidad narrativa y tu estilo.

    Una sola pega en …”Claudia y sus dos mellizos…” Me explico: los mellizos son siempre dos. Haría menos “ruido”: “Claudia y sus dos hijos” o “C y sus mellizos”.

    ¡Saludos!

    Escrito el 2 febrero 2015 a las 05:12
  13. 14. Brenda dice:

    Virginia, me toco comentarte y debo de admitir que creí que eras hombre. Me ha gustado mucho tu texto y (ya te lo dije antes pero lo vuelvo a decir) tu narrativa es excelente. Tienes mucho talento, felicitaciones.

    Escrito el 4 febrero 2015 a las 01:16
  14. 15. Aurora Losa dice:

    ¡Esa es mi Virginia! Erótica, con metáforas electrizantes y un giro final sorprendente.
    ¿Qué te voy a decir que no te hayan dicho ya? Ah, claro, qué envidia me das. Jiji.

    Escrito el 9 febrero 2015 a las 11:50

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