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Click - por Jara Hisedal

Click

Sara decide ante el espejo qué sombrero ponerse: el azul, rabioso y actual, o el ocre, elegante y distinguido. Concluye con la elección de uno y vuelve a empezar para decantarse por el otro, cuando el sonido del teléfono, novedoso y recién instalado, aplaza el dilema. Le encanta el sonido del teléfono.
Baja las escaleras pensando una excusa mientras oye los truenos como martillos y el aullido del viento que arrasa la ciudad esa noche. Su marido no podía haber elegido una noche peor para esa cena. Sin duda es él llamando desde el restaurante ¿se estaba retrasando demasiado? Coge el auricular sonriendo como si la vieran, y, con voz dulcísima, contesta:
– ¿Diga?
– Sara, cariño, soy mamá.
Sara no percibe el rayo que ha caído en ese instante junto a la casa y la ha cubierto con su luz blanca e inflamada, vibrante. Sara solo siente la voz de su madre como un escalofrío de gozo en la espalada, como las cosquillas antes de ir a dormir, las risas corriendo por la escalera, los besos de consuelo sobre rodillas y amor propio magullados.
Mamá.
Sara huyó de casa de su madre gracias al matrimonio con ese hombre con el que comparte su vida y al que, con el tiempo, ha aprendido a respetar. Abandonó el nido, convertido en una jaula de oro, para poder respirar y equivocarse, aprender a vivir, caer y volver a empezar todas las veces que fuera necesario. Su madre no fue a la boda ni conoce a los pequeños. Su madre se quedó atrás, en ese trozo de hielo que se desgajó de su corazón el día en que salió de casa y dijo adiós a una vida planificada al detalle para ella, pero sin pensar en ella.
Y ahora mamá está ahí, ha vuelto, y Sara percibe con claridad de día lo mucho que la ha echado de menos.
Un trueno.
– Sara, cielo, no tengo mucho tiempo, solo te llamo para decirte que te quiero, que me equivoqué desde el principio al no escucharte, que te he echado muchísimo de menos todo este tiempo y, en fin, tesoro, espero que algún día puedas perdonarme. Verás he ido a verte pero…
Los ojos de Sara estallan en lágrimas, de repente, como si hubieran estado ahí desde siempre esperando ansiosas que se las llamara para brotar. Tiembla, suda y no encuentra la voz que le permita verbalizar todo el amor que siente, todo el amor del mundo, por su madre.
– Mamá ¿dónde estás? ¿De dónde me llamas? ¿Estás en la ciudad? ¿Has venido a verme?
Una mezcla efervescente de ilusión y miedo bulle en su garganta.
– Verás cariño, he cogido un tren y, bueno, sí, quería verte pero, verás, no va a poder ser, me ha surgido un imprevisto y, en fin, yo he, bueno, tardaremos, vaya, tardaremos un poco antes de volver a vernos. Te quiero Sara, recuérdalo siempre, no me dan más tiempo, te quiero.
Click.
Otro rayo.
Sara grita y golpea la maneta del teléfono e intenta contactar con la operadora, que ha debido abandonar su puesto después de pasarle la llamada porque no da señales de vida. Sara llora y se hace preguntas ¿Había cogido su madre el tren para verla? ¿Un imprevisto? ¿Su madre rompiendo la rutina cuadriculada de su organizada vida? ¿Quién le impide llamar?
Truenos.
Sin respuestas, Sara vuelve a la habitación e intenta terminar de arreglarse. No sabe cuánto tiempo pasa hasta que su marido la llama desde la puerta, alarmado. Sara baja corriendo y, entre lloros e hipidos le cuenta lo que ha pasado. Las luces mágicas de los rayos lo iluminan todo. El hombre la mira, recostada sobre su hombro, despeinada y nerviosa. Se oyen los truenos, el viento tenaz, la lluvia implacable. Le acaricia muy despacio el rostro, sucio de maquillaje y lágrimas, le abraza y le susurra al oído:
– Sara: no llegabas a al restaurante y me he preocupado. Quería llamarte pero el teléfono no funciona y, al venir a buscarte, he encontrado unos operarios trabajando en reponer la línea. Resulta que ha habido un accidente de tren en la estación, un accidente terrible. Un tren ha descarrilado. Entre otras cosas ha destrozado la línea de teléfono. Nadie ha podido llamarte esta noche, Sara. Nadie.
¿Nadie?
Otro trueno.
Click.

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8 comentarios

  1. 1. Paola dice:

    Muy bonita tu historia!
    Me ha mantenido intrigada hasta el final, un final perfecto.
    Enhorabuena

    Escrito el 30 enero 2015 a las 15:52
  2. 2. DreamxAlchemist dice:

    Qué linda historia, creo que quizá te hizo falta ambientar un poco más el lugar donde todo se desarrolla. Además ese último “Click” que escribes… ¿Qué significa? confunde un poco. Pero aparte de eso, me llegó al corazón jaja 🙂 ¡Buen relato!

    Escrito el 30 enero 2015 a las 17:37
  3. 3. Jara Hisedal dice:

    Hola Paola!
    Gracias por dedicarle unos minutos a mi relato. Me alegra muchísimo que te gustara. Yo acabo de conocer al Grajo y a la Juany y me han caído muy bien ¡jaja! Creo que ahí va a haber tema…
    Un abrazo!

    Escrito el 30 enero 2015 a las 18:09
  4. 4. Jara Hisedal dice:

    Hola DreamxAlchemist!
    Gracias por tu comentario! El ultimo click significa..ummm…eerr…¡uh!¡Bueno pregunta! XD
    El click es el final de la llamada, ese sonido seco de los teléfonos antiguos que ponía fin a la conversación. Sara tiene la última conversación posible con su madre, inesperada, inexplicable ¿real? Quizá en su vida frívola, de huida hacia adelante, también se produce un click, un final, y, por tanto, un principio.
    ¡¡O quizá simplemente se me fue la cabeza!! ¡jaja!
    En serio, gracias por comentarlo. Vigilaré la ambientación.
    Abrazos

    Escrito el 30 enero 2015 a las 18:25
  5. 5. Paola dice:

    Ese último clic para mi significa que todo es posible en este mundo!
    O por lo menos en el nuestro, el de los que creamos historias de la nada y podemos permitirnos la magia que no existe en el mundo real.
    Nos leemos.

    Escrito el 30 enero 2015 a las 19:25
  6. 6. Pilar dice:

    Intrigante y emocionante. Muy bien engarzadas la tormenta y el relato que nos conducen a un final inesperado ¡Enhorabuena!

    Escrito el 31 enero 2015 a las 21:44
  7. 7. Adella Brac dice:

    Muy bien descrito el ambiente, con una sorpresa que se intuye en ese “ha surgido un imprevisto”, “no me dan más tiempo”.
    Me gusta tu estilo. ¡Buen trabajo! 🙂

    Escrito el 3 febrero 2015 a las 10:38
  8. 8. Chiripa dice:

    ¡Querer ser perdonado antes de abandona este mundo! Bello relato.
    Me ha gustado la manera como has entrelazado la tormenta. Bien ambientado.
    Lo leí de un tirón.
    Enhorabuena, Jara.

    Te invito a pasar y comentar mi relato:
    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-22/2509

    Escrito el 6 febrero 2015 a las 19:38

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