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DONATA - por PABLO YEBES
Hace ahora un siglo que Donata, siendo niña, vino a servir a Madrid. Dócil y trabajadora, su señora le tomó cariño y le enseñó a leer con libros piadosos. A los veinte años en una carta a sus padres les informaba de que quería hacerse monja, que los señores se encargarían de todo. Su padre como respuesta le buscó un marido entre los mozos del pueblo.
Tiburcio con el dinero de su suegro puso una taberna y a Donata de cocinera, sierva y madre. Pero nunca dejó de leer.
Gracias por el ejemplo, abuela. Tus nietos nunca te olvidamos.
Me has impactado Pablo.
Espero que sea de la vida real, porque si es así tu abuela debió haber sido una mujer feliz.
Te felicito.
Me ha gustado mucho.
Sigue escribiendo, yo te leeré.
Un bonito homenaje.
¡Un saludo!
Qué lindo!! Buen micro, felicidades!
No sé qué es peor monja o esclava en un bar a las órdenes de un gañan. Por lo menos su descendencia pudo coger amor a los libros. Me gusta
Si es un homenaje, que detalle más hermoso. Rápidamente nos sentimos encariñados con Donata, que fue una gran luchadora toda su vida.
Seamos sinceros, hace cien años y digamos que unos años atrás, muchas mujeres no tenían una independencia, siempre había alguien que les decía que hacer y cómo. Pero muchas personas, mas sencillas que nosotros, convivian con ese estilo de vida y buscaban felicidad en la sencillez de las cosas.
Mi abuela fue igual, ¡Que mujeres las de antes! Por ello los caballeros se quitaban el sombrero… Honor a quien honor merece.
Me ha gustado, nos leemos.