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El cardiólogo - por Ana
Web: http://unlibroyuncappuccino.wordpress.com
—Lo siento —dijo con pesar, tras examinar al hombre que yacía inconsciente en el suelo—, está muerto. No se puede hacer nada.
Y mientras la consternación se apoderaba de los comensales, él se deleitaba sintiendo cómo se agotaba el pulso del hombre, cuya fotografía había encontrado hacía meses en el departamento más recóndito de la cartera de su esposa.
Comentarios (20):
m pilar osses
24/02/2015 a las 11:47
que frio,, la mente humana es increíble, el regocijo de quitar de en medio el querido..jajaj
Ana
24/02/2015 a las 18:17
Es mejor no liarse con la mujer de un cardiólogo, que nunca se sabe 🙂
Luis Ponce
24/02/2015 a las 18:28
Debe estar entre los mayores grados de satisfacción.
Me encantó, pero me hubiera gustado una pequeña pista de cómo lo hizo.
El humor negro es genial.
te felicito.
Ana
24/02/2015 a las 20:31
Luis,
En mi mente inocente es una casualidad que el hombre sufra un infarto en un restaurante en el que el único que puede atenderle es el marido de su amante… Mala suerte!
Netogonzo
25/02/2015 a las 01:50
Caray que malvado ese cardiólogo, al final traicionó su profesión para satisfacer su deseo de venganza, que se cuide la esposa, no vaya a ser la siguiente en la lista jejeje. Me parece un microrrelato bien logrado, no le falta ni le sobra nada.
Saludos
KMarce
25/02/2015 a las 04:37
Ana gracias por comentar mi relato.
Ah tragedia. Dulce venganza. Impunidad?
Se entiende que el no deseó salvarle. Seguía vivo. Pulso débil. Cuando ya lo había condenado.
Como diría mi sobrina… Eso es karma
Adella Brac
25/02/2015 a las 10:58
Un plato de venganza bien fría 🙂
¡Un saludo!
Tilly
25/02/2015 a las 15:48
Intriga y venganza. Muy bien logrado.
ToneTTi
25/02/2015 a las 16:36
Yo era uno de los comensales y ¡juro por Dios que lo hiciste realmente bien!¡Qué forma de actuar! No digamos ya de imaginar y escribir.
Felicidades Ana
Ryan Infield Ralkins
26/02/2015 a las 23:59
Ese final… es excelente! Me imagine que lo había matado por el solo hecho de que le gustaba matar o como dice el relato: :”sintiendo como se agotaba el pulso”. Pero ver que fue por meterse con su esposa que lo mato…excelente, como ya dije, excelente.
Aprendí que ademas de que no debo meterme con la mujer de nadie, mucho menos debo meterme con la mujer de un doctor. Y ahora que pienso, menos si el doctor es de esos que chequean el cáncer de próstata…XD.
Excelentísimo relato, Ana, te felicito.
Saludos y gracias por leer y comentar mi relato.
Eduardo Tapia
27/02/2015 a las 01:09
Una maravilla de microrrelato simple y llanamente.
Zelfus
27/02/2015 a las 05:07
Planeando alguna venganza pasiva por ahí? Te invito a dejar tus comentarios en el #56!
mondregas
27/02/2015 a las 12:25
Muy bueno ese humor negro
grace05
27/02/2015 a las 18:02
Coincido Ana , terrible casualidad. En el fondo un “asesinato encubierto”. Perfecto. Me encantó tu micro. Te felicito.
Te invito a comentar # 108
Brenda
27/02/2015 a las 20:34
Excelente! Como dijeron “un asesinato encubierto” muy bueno, felicidades!
Peter Walley
01/03/2015 a las 11:56
Hola Ana,
Muy bueno, me has hecho pensar en una escena de Agatha Christie, y además se presta a varias interpretaciones, lo que para mí es algo muy bueno en un microrrelato.
Enhorabuena, nos leemos.
Dan
02/03/2015 a las 18:23
Hola Ana, muchas gracias por tu comentario en mi micro.
Descubrir que era el querido de la esposa me ha parecido que redondeaba la historia. Muy entretenido y bien escrito.
Anoide
06/03/2015 a las 07:24
Me encanta el humor negro. Y la esposa no estaría por casualidad también en el restaurante? No cenaba con ella el cardiólogo? Esto ya es para disfrute personal, que conste… Jajaja, muy bueno, te felicito!
Merche
11/03/2015 a las 15:53
Gran historia. Una buena dosis de venganza en tan pocas palabras. Me ha gustado el uso del título como elemento esencial para comprender del todo la historia, en lugar de explicar la profesión del protagonista a lo largo del texto.
Un saludo.
Écrit
13/04/2015 a las 07:26
Me ha gustado mucho, me parece genial cómo está escrito y el sentimiento que tiene.