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No hay pan con mermelada - por Doctus Pocus

Hace meses que no comemos pan tostado con mermelada, tantos que he perdido la cuenta. Ni siquiera tomamos té. Solo habas remojadas que no alcanzan y, de vez en cuando otras legumbres, cuando la gente aun sale a vender. –“Mami, ¿Dónde está la mermelada de frambuesa?”-. He también dejado de contar las veces que la pequeña Mary pide una explicación. Por qué sustituimos las papas al horno y pastel de carne por col remojada. Por qué en noviembre apagamos solo una vela, sin pastel, el día de su cumpleaños de cinco años. Por qué esta Navidad de 1940 nos fuimos a la cama con silencio en el estómago. Ahora los estallidos recorren las noches atormentándonos. Desde entonces he dejado también yo de buscar la forma de explicarle que vivimos en Londres y que no habrá mermelada por mucho más tiempo.

En mi plato la cuchara busca verduras entre el caldo insípido. Mi lengua se conforma con una única espinaca remojada. Paseo la mirada por la mesa hasta posarla en las dos figuras escuálidas en que se han convertido Mary y Charley. Me consuela pensar que al menos les serví a ellos el resto de los vegetales. Pálidos y con ojeras largas ingieren la sopa con aprehensión. Creo que es Charly quien ha llegado a entender el miedo en mis ojos cuando corremos al sótano. Puedo notar la gravedad con la que mira los sueños que habitan en los ojos de Mary. Grandes y azules, tan parecidos a los de su padre. Comemos en silencio, siempre esperando. Alerta a la radio encendida en una esquina de la habitación.

La puerta se abre y el viento gélido entra al mismo tiempo que una figura envuelta en un abrigo. Pero deberían de ser dos. Ésta única corresponde a John, el mayor de mis hijos. Milagrosamente ha escapado de ser enviado al frente por sus valiosos reportes en el servicio de inteligencia secreta. Yo mientras tanto ruego porque siga espiando alemanes y rusos, aunque tenga que seguir comiendo la sopa sin verduras para que nos alcance.

-¿Dónde está tu padre?- Es mi primera pregunta.

-Consiguió unas monedas. Dijo que iba a buscar cambiarlas por pan o leche- Los ojos de Mary se iluminaron cuando escuchó estas palabras.

-Espero que no tarde. No será hoy el día que se apiaden de nosotros esos malditos aviones. Parece que quieren acabar con todo Londres.

Desde septiembre hasta el día de hoy, veintinueve de diciembre no ha habido descanso. Una noche tras otra escuchamos el estruendo de las bombas destrozando, ardiendo, aniquilando. Corremos hacia el sótano al escuchar la alarma en la radio. La respiración atrapada en la garganta mientras esperamos en la oscuridad hasta que pasen las sacudidas interminables. Como si resguardarnos en un sótano pudiera preservar nuestra esperanza. Se derrumbaba, al igual que las casas y calles sobre nuestras cabezas.

Y entonces la voz metálica de la radio dice dos palabras “Ataque sorpresa”. Sólo cruzan en mi mente dos ojos azules, cojeando por los estragos de una guerra previa, en otra calle lejos de la nuestra. Philip.

John me toma de las manos, que acudieron a tapar un grito sobre mi boca.

-Escóndete con mis hermanos, yo lo voy a buscar.

Corro escaleras abajo tomando dos pequeñas manos atemorizadas. Mary se sienta en mis piernas y me abraza, sabe lo que viene. Charly solo se tapa los oídos. Yo los envuelvo a ambos con mis brazos. Esperamos.

Pero el estruendo llega, esta vez con más fuerza y duración que cualquier otro. El terror se escurre como sudor frío por mi cara. Los latidos de mi corazón se confunden con el terremoto que nos envuelve. Cada explosión quiere gritar la desesperación que me invade. “Philp y John no están con nosotros”.

Entonces todo termina. Silencio. Solo los sollozos aterrorizados de Mary. No puedo moverme. No quiero. Pero Charly ya ha corrido por las escaleras. Su grito, agudo y largo confirma mi negación y se me clava en el pecho.

Piedras, polvo, fuego y desesperación. Sólo esto logro ver al salir de mi refugio. Charly a unos cuantos pasos, contemplando la destrucción. Yo no quiero sentir. Me pregunto cómo explicar a Mary aun tomada de mi mano. Pero entonces caigo en la cuenta de lo que está observando. Una mano sepultada entre los escombros que cubren esos ojos azules como los suyos.

Hoy en este instante su mirada ha perdido todo su brillo, mientras la mía se inunda en lágrimas. No hay nada ya que yo pueda explicar.

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5 comentarios

  1. 1. Denise dice:

    Hola! Me tocó comentar tu cSuento, creo que te dije lo de los gerundios, y lo de que quedaba mejor “” el día de su quinto cumpleaños. Como dije, el relato está bien narrado, y es muy angustiante, debo decir, si tu objetivo era transmitir eso, lo lograste muy bien.

    Saludos!

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 21:20
  2. 2. beba dice:

    Terrible. Perfecto. Un clima muy bien logrado. Muy buen manejo del lenguaje, salvo lo de los gerundios, que también observo. Saludos.

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 23:36
  3. 3. Fabián dice:

    Muy buenas Doctus Pocus.

    Un relato muy gris en el que se puede sentir la angustia que viven los personajes.

    •Forma

    Aunque la estructura me ha parecido perfecta, creo que la puntuación se puede mejorar un poco, hay muchos puntos que podrían ser comas y otros momentos en los que deberían de haber sido puntos y aparte. Nada que no se pueda solucionar con una revisión.

    La sintaxis la he encontrado muy bien, con una buena selección de palabras y un vocabulario natural, sin irse por las ramas con metáforas o querer lucirse con palabras arcaicas. Has conseguido una narración cruda como el momento histórico en el que les tocó vivir.

    •Contenido

    Poco mas que añadir a lo ya dicho. Un relato muy logrado, amargo, gris y con personalidad.

    Buen trabajo compañero.

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 11:13
  4. 4. Awwshas dice:

    ¡Me encantó! entré en la historia en la segunda oración, más o menos. Quizás sea porque todos los relatos que tengan que ver con guerras me apasionan, la verdad entré al azar porque presioné en el titulo que me gustó y me encontré con esto.

    Lo veo bien logrado, con una atmósfera lúgubre, típica de guerras, y las sensaciones a flor de piel de los personajes y sobre todo la inocencia de la nena, Mary…

    Sin más que decir me despido…

    ¿Quisieras para por el mío? Para nada es una obligación… está titulado como “El piloto”.
    Besos y buenos días, tardes o noches!

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 19:58
  5. 5. Dosctus Pocus dice:

    Muchas gracias a todos por tomarse el tiempo para hacer comentarios. Son muy apreciados y tomados en cuenta.

    Escrito el 19 abril 2015 a las 22:41

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