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1939 - por RMR

Web: http://unmomentoyeltiempo.blogspot.com

-El día de hoy amanece soleado, con una temperatura de 25ºC, un poco por debajo de la temperatura normal del mes. Hoy traemos para ustedes la entrevista de Barry Williams, el músico y filósofo de la época…- los sonidos sintéticos provenientes de la radio siguieron escuchándose en el área de la cocina, donde también el olor a café inundaba el ambiente. Era cierto que ese día había amanecido soleado, los rayos dorados llenaban la habitación llegando hasta las piernas de María que se hallaba frente a las hornillas, preparando el desayuno.
Fred entró a la cocina y saludó a su esposa con un beso y un abrazo.
-Cariño, tu hermano menor está en la radio- le comentó María
-Había escuchado algo de eso- tomó la jarra de café y se sirvió una taza -¿Qué es eso que huele tan delicioso?- se volvió hacia su mujer mirándole a los ojos.
-El desayuno cielo, panqueques con mermelada de fresa y mantequilla, tu favorito. Un desayuno especial para un día especial- Sonrió. Ninguno de los dos sabía cuan especial era.
Su esposo cerró los ojos e inspiró –Mmm… Desearía que todos los días fueran así de especiales- se acercó a ella envolviéndola en un abrazo.
-Marta, no da leche todos los días, hoy dulcemente me regaló un poco, por eso tenemos mantequilla fresca- María señaló con la barbilla hacia la ventana.
-Esa vaca es egoísta- Negó con la cabeza Fred –no deja que cocines con los recursos necesarios que tus cualidades necesitan, sabe que me enamoraría de ti más de lo que ya estoy- y volvió a besarla. María rio y sus mejillas se sonrojaron, colocó los panqueques calientes en un plato, limpió sus manos en el delantal colgado sobre su vestido de puntos negros y llevó panqueques y mermelada a la mesa. Su marido ayudó con los cubiertos y la mantequilla.
Una vez sentados el hombre alto cepilló su cabello con los dedos y la volvió a mirar –Eres tan hermosa… ¿Estás consiente de eso?- Preguntó enamorado.
-Cada vez que me lo dices, lo estoy- ella tomó la mano derecha de su esposo entre las suyas y la besó -¿Tu eres consciente de que haces hermosa mi vida?- él asintió –Frederick, bendice la comida por favor- le pidió amablemente.
Se tomaron de las manos –Señor Dios, creador misericordioso, en el día de hoy te damos las gracias por la vida, y por la comida que nos has regalado. Bendice a nuestra familia, haznos fuertes en el amor, bendice y protege a mi querida esposa, no dejes que ni la peor guerra se la lleve. Amén.
-Oh Frederick- María lo miró nerviosa
-No hay de que temer- afirmó él –Te protegeré en todo momento, como haga falta-. Él no sabía lo que estaba diciendo.
-Te Amo- dijo ella.
-Y yo a ti- le respondió él.
Así comenzó ese día de 1939, el último desayuno antes del aviso de guerra. Como había prometido su esposo Frederick, la protegió hasta el final, en todo momento, en todo lugar e hizo todo lo que fue necesario, todo lo que hizo falta. Así eso conllevara un precio costoso y un vacío insaciable.

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2 comentarios

  1. 1. beba dice:

    Un fuerte contraste entre el bucólico desarrollo y elduro desenlace. Muy dulce- hasta demasiado, diría- el nudo, a pesar de la sombra de preocupación que asusta a la madre. Y muy seco, y cortante, el final.
    Buen manejo del lenguaje.salvo algunos errores de puntuación.Buen relato.

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 01:52
  2. 2. grace05 dice:

    Tu relato desarrolló en mi mente una película en blanco y negro, de la época. Tanto sentimentalismo no “encajaba” en una escena actual. Si bien me gustó la resolución, es como que lo presentí. Tal vez le hubiera cambiado las dos últimas oraciones, con algo más efectivo sobre ese amor de ” película” . Un parecer nada más. Igual me gustó mucho. Buen trabajo
    Te invito a comentar 114

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 18:33

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