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¡A LISBOA...! - por juanjohigadillo

No era esa una noche de Abril demasiado fría, pero al capitán Salgueiro Maia le acometían de vez en cuando escalofríos que le hacían plantearse si había tomado la decisión adecuada. Horas antes le había confesado a su mujer, Maria Natercia: “Será hoy, estate atenta a la radio”.
Tenía plena confianza en el resto de los hombres implicados, sobre todo en el mayor Otelo Saravia de Carvalho, quien había escogido la clave que daría inicio a todo y que desde el cuartel Pontinha en Lisboa se encargaría de ocupar todos los puntos estratégicos de la capital.
Abrió la ventana para fumar un pitillo y relajarse un poco; como si eso fuera posible. Mientras miraba el cielo, buscando en él una respuesta, sonaron unos golpes en la puerta.
– ¿Da su permiso, mi capitán?.
– Adelante, Joao, adelante.
– ¿Se sabe algo, mi capitán?.
– Todavía no, y esta espera está acabando con mis nervios.
– Ojalá esta vez no pase como en Caldas da Rainha.
– Espero que no, aunque con la PIDE nunca se sabe… ¿Qué hora es, Joao? Estoy a punto de estallar.
– Las doce y cuarto, mi capitán. ¿Cuándo estaba previsto que dieran la señal…?
El capitán arrojó la colilla al patio, y le miró.
– No sé, Joao, ya no sé…
Por la ventana abierta llegaba el sonido que la inquieta tropa producía, mientras en la austera estancia sólo la programación habitual de Radio Renacimiento rompía el silencia entre los dos hombres.
Joao miraba al hombre sentado en la desvencijada silla, con los codos apoyados en sus muslos, las manos entrelazadas y mirando al suelo. Habitualmente templado y sereno, parecía librar en su interior una convulsa batalla entre sus sentimientos y la razón.,
Con apenas treinta años, el capitán Salgueiro Maia había participado en las guerras de Mozambique, lo que le supuso el ascenso a capitán, y Guinea-Bissau, y le esperaba un futuro prometedor al frente de la Escuela Práctica de Caballería en Santarem: una brillante hoja de servicios para el hijo de un humilde ferroviario. Pero toda esa experiencia le había abierto profundas heridas difíciles de cerrar. En esos escasos treinta años había visto morir buenos amigos en las guerras coloniales portuguesas, luchando por una nación que masacraba hombres valerosos en colonias de ultramar a las que seguía considerando provincias; se había dado cuenta de lo absurda que era la postura de su gobierno respecto a dichas colonias, negándolas, en una postura contraria a la imperante en Europa, la independencia, y estaba firmemente convencido de que sólo un levantamiento firme pero incruento por parte de los miembros del MFA podía cambiar el desastroso estado del país.
Era un soldado, pero ante todo se consideraba un patriota, y la lucha entre la obediencia debida y la obligación moral de intentar hacer lo mejor para su país, por encima de toda consideración jerárquica, le estaba consumiendo.
En la radio, inesperadamente, se hizo el silencio.
Durante unos pocos segundos, eternos, sólo un chisporroteo se oía por el altavoz.
– Escuche, mi capitán. No será que los de la PIDE…
– ¡Chist! Calla, Joao, calla.
Entonces, suavemente al principio, y cogiendo volumen después, se escuchó el inconfundible sonido de una tropa desfilando. Al poco se dejaron oír las primeras frases de la canción de Zeca Alfonso que, prohibida por el régimen, daría inicio a todo.
“Grândola, vila morena. Terra da fraternidade….”
– ¡Es la señal, mi capitán, es la señal!
– ¡Por Dios. Calla, coño!
En la radio seguía sonando la canción; en el patio reinaba el silencio.
“…O povo é quem mais ordena dentro de ti, ó cidade…”
Los dos hombres siguieron a la escucha, expectantes, hasta que sonaron las últimas estrofas de la canción.
“… À sombra duma azinheira que já nao sabia a idade. “
Joao miró a su capitán que, circunspecto, se tomó unas segundos
antes de dirigirse a él.
– En marcha, Joao, en marcha. ¿Están los hombres dispuestos?
– Están dispuestos, mi capitán. Hasta el último hombre está con usted; le seguirían hasta el mismísimo infierno.
– ¿Y tú, Joao…?
– ¡Capitán…!
– ¿Sabes que no hay vuelta atrás, no?
– Lo sé, capitán, lo sé.
Se fundieron en un largo abrazo, emotivo, intenso. Ambos sabían que
esa podía ser la última vez que se vieran en mucho tiempo si las cosas se torcían.
– ¿En marcha, pues?
– En marcha, mi capitán.
– Pues no perdamos más tiempo. ¡A Lisboa…!

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7 comentarios

  1. 1. Macu Joan dice:

    ¡Hola Juanjo!

    Fui una de tus comentaristas. Me encantó tu texto. Espero que mis comentarios fueran de ayuda.
    ¡Enhorabuena!

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 15:58
  2. 2. Fabián dice:

    Muy buenas compañero.

    Fui uno de tus comentaristas, el que te dijo de tener ojo con la repetición en los diálogos.

    Me ha gustado, pero como te decía en el comentario (creo que lo hice, no recuerdo bien bien), me hubiese gustado aún mas si me hubieses culturizado introduciendome en este momento histórico de portugal, enganchándome para pasar mas tiempo en tu relato y menos en la wikipedia. Habrá muchos como yo que no estamos muy puestos en la historia de ese país.

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 16:07
  3. 3. juanjohigadillo dice:

    Muchas gracias a todos los comentaristas. He de admitir que, después de haber leído los comentarios, es cierto que en ocasiones sí resultaba reiterativo lo de “Calla, Joao, calla” y similares. Intenté dar al diálogo un aspecto más coloquial, pero lo vigilaré de ahora en adelante. Respecto al trato que Joao da a su capitán, y desconociendo si sois de una generación que ha hecho la “mili”, tengo que deciros que el ejército es muy estricto en según qué cosas. No obstante también se tendrá en cuenta. Y en cuanto a los signos de puntuación,decir que suelo ser bastante meticuloso con ello, pero no es la primera vez que al “pegar” el relato en el formulario de envío e intentar corregirlo toco alguna tecla indebida y acabo “cagándola”, como ha sido en este caso.
    Muchas gracias de nuevo a todos por vuestros comentarios, y prometo pasarme por los vuestros en cuanto se pase un poco la vorágine de Semana Santa.
    Saludos desde Pucela.
    P.S: Me he dado cuenta de que mencionabais lo de la PIDE y el MFA, pero explicarlo te puede llevar a exceder las 750 palabras. Pido perdón.

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 17:20
  4. 4. grace05 dice:

    Me gustò mucho tu historia. En principio lo bien escrita y estructurada, en segundo lugar el contenido. Es un desafío para aquellos que no conocemos mucho de la historia de tu paìs. Me llevô a consultar google para poder comprenderlo. Creo que es muy bueno ya que no solo se puede leer buenos escritos sino que tambiên ampliamos nuestra cultura… ¡ Muy buen trabajo!!!!
    Te invito a comentar 114

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 21:44
  5. 5. beba dice:

    Muy bueno tu relato. Muy bien hecho.
    Y comparto el placer por el estímulo cultural que genera.
    Adelante.

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 01:08
  6. 6. Luis Ponce dice:

    Yo también estoy de acuerdo en que no conocemos mucho dela historia de Portugal y tu relato nos ha obligado a enterarnos de algo. Está bien escrito, peo hay que tener sumo cuidado con el formulario porque ha veces nos juega una trastada.
    Los diálogos reiterativos, saltan con la lectura n voz alta, que es una práctica recomendable.
    Saludos

    Escrito el 2 abril 2015 a las 00:58
  7. 7. juanjohigadillo dice:

    Muchas gracias de nuevo por los últimos comentarios. Intentaré corregir lo de los diálogos, pues ya me lo han dicho varios. Y a grace05 decirla que no soy portugués: soy pucelano.
    Gracias de nuevo a todos.

    Escrito el 6 abril 2015 a las 08:40

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