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Héroe de guerra - por harmunah

Web: http://kulturetas.com

La sangre descendía desde la rodilla de Ana en dos finos regueros, deteniéndose en el calcetín, haciendo que se tiñese de rojo. En la radio sonaba la canción de guerra, la misma que emitían incluso antes de que John saliese para la zona de conflicto.
«Solo es una herida. Se retira la sangre de alrededor con un algodón humedecido. Se limpia con agua y desinfectante. Se cubre con un apósito».
Pero su corazón empezaba a sufrir taquicardia y la boca se le había secado. Era incapaz de apartar la vista de la herida roja, roja. Sentada sobre su escritorio, Ana sollozaba quedamente, tal y como lo hacía todo. Su madre la rodeaba con un brazo y le acariciaba el pelo.
—Le duele, John. Cúrale la herida. —Su voz era un reproche y, si la mirase a los ojos, encontraría decepción en ellos, lo sabía. No había amor en ninguno de los gestos de su mujer desde que se habían acabado las subvenciones gubernamentales que le correspondieron a la familia durante la ausencia y la posterior enfermedad de John.
«Solo es una herida» tuvo que recordarse ante la furiosa presencia de Eva. Su botiquín estaba a tan solo un metro, en la estantería. Esbozó una sonrisa cansada y le dio unas palmaditas en la cabeza a su pequeña.
Cada una de las palabras de la canción de guerra le apuñaló los tímpanos con sus ideas amables de una utopía de honor y gloria. El botiquín pesaba mucho más de lo que recordaba, aunque, después de su regreso, absolutamente todo se había vuelto más pesado. Lo abrió sobre el escritorio y empapó una gasa en solución acuosa de yodo. Fue entonces cuando observó el ligero temblor de sus manos y reparó en las gotas de sudor que le corrían por la frente.
«Solo es una herida» se dijo, acuclillándose delante de Ana. Pasó la gasa por la pierna de la niña en un movimiento ascendente, limpiando la sangre. Había hecho aquello miles de veces, con lesiones muchísimo más graves. Era cirujano. Sus manos habían salvado a cientos de personas de la muerte. Incluso allí, en un hospital de campaña, rodeado de gritos de agonía, con pocos recursos y escuchando los disparos a lo lejos. Allí, en una tierra lejana, a la que el humo y la sangre conferían un perfume particular. Y, sin embargo, ahora esas mismas manos que habían salvado, que habían matado, temblaban ante un rasponazo en la rodilla de su hija de cinco años. En él, John veía cientos de heridas abiertas, más grandes, más rojas. Veía a hombres hechos y derechos llorando de dolor.
La gasa se detuvo antes de rozar el raspón, y se precipitó al suelo. John trató de cogerla, pero ni el mismo fue capaz de mantener el equilibrio. Cayó de rodillas.

La radio seguía entonando su canción, que fue interrumpida por los sollozos, por el dolor de un hombre que había creído ciegamente en su letra, y que se había perdido en aquella tierra lejana, en aquel tiempo lejano. Quien había vuelto era un muerto condecorado, un fantasma frágil y asustadizo que lloraba, cubriéndose la cara con las manos, delante de su mujer y de su hija.
—Por favor… —masculló Eva, y sus pasos, que también sonaban a reproche, se alejaron del estudio de John. Ana todavía no debía saber lo que era la decepción, porque sintió sus pequeños brazos alrededor del cuello.
—Papá, ya está, ya no me duele.
De fondo, John todavía podía escuchar aquella falacia de propaganda bélica, la canción que lo había convertido en un héroe de guerra.

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2 comentarios

  1. 1. Leonardo Ossa dice:

    Hola harmunah, has tocado un tema que siempre ha estado presente en la vida del hombre. Tu texto nos presenta una historia que puede ser real, y por lo tanto, es un relato que nos lleva a la reflexión.
    Un saludo.

    Escrito el 1 abril 2015 a las 03:52
  2. 2. Marcelo Kisi dice:

    Hola harmunah!
    Qué relato más hermoso! El dolor del post-trauma se hace todavía más doloroso frente a la incomprensión de su mujer, que también ha perdido no poco con la enfermedad de su marido. Ana es la única que parece comprender todo. Un relato muy profundo y, en especial, creo que escribís magníficamente bien, y espero que lo sigas haciendo por aquí.
    Saludos y felicitaciones!

    Escrito el 2 abril 2015 a las 23:18

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