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La Escena del Reencuentro - por Mª Carme Bureu

LA ESCENA DEL REENCUENTRO
Se oía una gran algazara. Eran cinco las mujeres. Hacía varios años que algunas de ellas no se
habían visto, fue un encuentro jubiloso. El objetivo era simple. Una reunión de antiguas
compañeras llegadas a los cincuenta.
Habían decidido encontrarse en una cafetería del centro de la ciudad.
A la entrada había un pequeño mostrador con pastas dulces i bombones. Seguida de la barra
que tenía un reposa manos forrado de piel relleno de espuma. Había sillas altas con un poco
de respaldo o taburetes, todos ellos con reposapiés. Era espléndidamente decorada, toda de
madera con incrustaciones de Cristal de Murano. Tenía los sillones forrados de piel, las mesas
de madera. En las paredes había cuadros de época y otros con relación con el cultivo del café.
En el centro había unas mesas y sillas acorde con el resto de la decoración. Detrás de la barra
había la parrilla, la máquina de café, y estanterías. Los camareros todos con uniforme,
pantalón y chaqueta negra y camisa blanca.
En la radio siempre sonaba música, esta vez canciones de los años 70.
Allí iba siempre una mujer ya pasados los cincuenta. Ella iba a la caza de crear personajes
ficticios para sus historias. Le gustaba la música. El estar en una cafetería para escribir y buscar
la inspiración. Para ella era el grato recuerdo de su padre, cuando al salir del colegio la llevaba
a tomar chocolate con churros. Hacía ya muchos años de ello, le quedaba un vago recuerdo de
su padre, y donde más le recordaba era en una cafetería. Le atraía el ruido, el ir y venir de los
camareros, madres con sus niños, abuelas en sus tertulias, caballeros que iban a pasar la tarde.
Empezaron a entrar las señoras sentándose en un reservado.
La primera, toda agasajada de abalorios pulseras y collares, no paraba de hablar, llevaba
pantalón, blusa y chaqueta con un bolso colgado.
A su izquierda otra señora, la hacía diferente el gran moño que llevaba encima de la cabeza,
el pelo era negro azabache, su tez era blanca, labios carmesí, ojos grandes que no paraba de
mirar a todos lados.
¡Muy buenas! Saluda una tercera. Es Marta, lleva una chaqueta de piel, con un casco de moto,
tiene el pelo color castaño con unos rizos que le cubren los hombros.
¡Hola chicas! Es Pilar, se sabe que llego por su risa alocada. Lleva pantalón y cazadora tejana
con bordados, con un pañuelo rojo a juego con el bolso y las botas a media pierna.
Seguida de Sara ella siempre va corriendo, al pasar por la barra ya pidió al camarero su té
para que vaya enfriándose. Pues no puede tomar nada caliente, pero ella lo quiere todo
preparado al momento. Lleva pantalones de pitillo, con Jersey y chaqueta a juego, bolso de
asas y zapatos del mismo color.

En la radio se oye la canción “chiquilla” de los Joao.
Nuestra dama misteriosa absorta en sus pensamientos, no se da cuenta, que la están
observando, eso provoca ciertas risas burlonas.
Después suena la canción. “Ni El Clavel Ni La Rosa” de Leonardo Favio.
Y dicen estará esperando ¿El Clavel? o ¿La Rosa? Jajaja.
¿Qué estará pensando esta mujer? Observan que va escribiendo en una pequeña libreta.
Lidia la señora del moño, ella no trabaja pero estudio Historia Contemporánea.
¡No es usual que alguien escriba en una cafetería.Pero a muchos escritores y poetas les resulta fascinante!
A lo que destaca Paula la primera que llego.
¡Si bueno, pero con el ruido que hay! ¿Quién puede concentrarse?
Ella es economista y trabaja en un banco.
A lo que responde Marta.
¡Yo ya estoy acostumbrada! En la galería de arte es lo más habitual, personas que están ante
un cuadro 20 minutos, sin apenas carraspear tomando notas. Pasan madres y niños. Y ellas a lo
suyo. Ella estudio Historia de Arte.
Pilar se las queda mirando, ¿Por qué alguien no se acerca y se lo pregunta? Es quizá la más
extrovertida. Trabaja en Recursos Humanos de una empresa. Acostumbra realizar bastantes
entrevistas.
Sara exclama. ¡Es fascinante ver personas que tienen esta facilidad de concentración! Ella
estudio Moda y Diseño, y tiene su propia boutique
Nuestra dama misteriosa tiene su taza de chocolate con churros, oyendo la música siente el
más placentero de los recuerdos. Esta sumergida en su mundo ficticio. Que consiste en tres
cosas: Imaginación, placer y escribir.

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4 comentarios

  1. 1. Leonardo Ossa dice:

    Hola Mª Carme, la historia del reencuentro me ha sonado mucho sobretodo al principio, en donde se ve mucho entusiasmo, luego el relato decae un poco, pero en todo caso has cumplido con involucrar la radio en tu texto y ese ejercicio es valido. Con seguridad que volveré a leer otro de tus futuros escritos.
    Un saludo.

    Escrito el 29 marzo 2015 a las 21:30
  2. 2. beba dice:

    Hola:
    Tienes mucha habilidad para las descripciones; muy detallista. Has creado varios personajes muy simpáticos y diversos en logros y gustos.
    Pero se me ocurre que te has excedido con ellas y faltó acción,conflicto.¿Tal vez porque te limitaron las 750 palabras? Prueba a podar un poco las descripciones y haz que hagan algo,como hacer sentir molesta a la escritora, por ejemplo…
    Saludos.

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 02:19
  3. 3. Jose M Quintero dice:

    Hola, me gusto tu historia, aunque estoy un poco de acuerdo con Beba, creo que todo el relato se va en descripciones de las mujeres y necesita un poco de conflicto.
    Otra observación que debo hacerte es la falta de guión de dialogos, eso afecta la estructura.
    Sigue practicando y espero leer mas de ti en los proximos talleres. 🙂
    Te invito a comentar mi relato, el 215

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 23:47
  4. 4. Fidel Guerrero dice:

    Hola Mª Carmen!
    Sin duda el punto fuerte del relato es su ambientación. Prácticamente podemos oler el aroma a café recién molido.
    Sin embargo estoy de acuerdo con mis compañeros, las descripciones se hacen un tanto excesivas, al menos para un relato tan cortito, y echo de menos la estructura de guiones en los diálogos.
    También, como bien dice beba y Jose, al leerlo te quedas esperando que pase algo más contundente.
    Por último, se me hace extraño que si cinco amigas se reencuentren tras años (algunas) sin verse, lo primero que hagan sea curiosear sobre la mujer de la cafetería. Quizás no quede en el relato y esta escena no sea inmediata al reencuentro, pero si es así, creo que estaría mejor si se hubiera aclarado con algo del estilo ” hablaron durante un buen rato, poniéndose al día sobre qué había sido de sus vidas en este tiempo”.
    Un saludo!

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 11:56

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