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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Crónica de alcance - por Mayca Nasan

Edelmira Fernández ocupaba sus tardes escuchando el programa de radio de Pepa Rico en Onda Media. De este modo, esquivando la soledad y sin moverse de su desgastado sillón, se transportaba hacia lugares y vidas ajenas más allá de su humilde piso en Carabanchel. Mientras tanto, tejía jerseys de colores imposibles y así, ejercitaba sus dedos, rehenes forzosos de la artrosis inevitable a causa de la edad. A esas horas, el programa llevaba dos horas emitiendo y aún restaba tiempo para el final.

“ (pausa musical)…
P. RICO: Bienvenidos a todos los que se incorporan a nuestro ‘Un día más’ de hoy. Son las siete de la tarde, y a esta hora nos acompaña el eminente cirujano Juan Ortiz de Izarduy. Muy buenas tardes, doctor. Encantada de tenerle esta tarde aquí con nosotros, muchas gracias por atendernos.

DOCTOR: Buenas tardes. Es un placer para mí.

P. RICO: Déjeme explicarle a nuestros oyentes, que pese a que usted es un eminente cirujano, hoy no viene a hablarnos de sus logros profesionales ni de su contribución al avance de la medicina moderna en nuestro país, sino que está aquí para contarnos una historia y un periplo, podríamos decir, muy especial: su historia personal. El doctor Ortiz de Izarduy viene a denunciar un drama, y es que perteneció al grupo de niños robados durante la dictadura…”

A Edelmira la introducción de la locutora la dejó anonadada, y en un instante perdió el hilo de la transmisión, quedando abismada en brumosos pensamientos. “Un niño robado. Como mi Juanín. Ay, qué lástima. Pobre doctor. Y pobre de mí, que me lo quitaron esas brujas. Porque Gervasio y yo éramos pobres. Pobres de necesidad. Y sobre todo, muy inocentes. Si apenas sabíamos escribir. Se aprovecharon. Y nadie nos creyó…”

“…
P. RICO: Hoy día se tiene documentada la existencia de cientos de casos de niños en su misma situación desde finales de los años cuarenta hasta mediados de los noventa….

DOCTOR: Sí, se sabe que existían apaños y chanchullos, especialmente en las década de los sesenta y setenta. Monjas, matronas, médicos, enfermeras y curas… todos fueron cómplices de un negocio atroz.

P. RICO: Doctor, ¿cómo y cuándo supo usted que era un niño robado?

DOCTOR: Mis padres adoptivos me contaron todo hace cuatros años… Me adoptaron en el sesenta y seis a las pocas semanas de nacer, por ciento cincuenta mil pesetas, pero ellos no sabían que me habían robado. Eso lo descubrí más tarde, cuando empecé a investigar por mi cuenta. Necesitaba buscar mis raíces. En cierto modo, ellos fueron víctimas también. Me enteré de todo al contactar y entrar a formar parte de la Asociación ‘Queremos saber’…”

De vez en cuando, Edelmira aún atisbaba algún pedazo de la conversación, y sentía que cada palabra dicha, era como un puñal afilado que se le iba clavando en el corazón. Y de esta manera, continuó embarrándose en punzantes recuerdos. “… Pero yo lo sé. Me lo robaron. Como a ese doctor. Que estaba muerto, me dijeron. Pero no. Mi niño está vivo. Lo siento. Que me echaron a los dos días de parir. Me dijeron que el bebé se tenía que quedar, por su bien, porque pesaba poco, que serían sólo dos semanas. Pero no. No y no. Era mentira. Volví y ya no estaba. Le iban a cuidar, necesitaba coger peso, y de repente, se había muerto. Y no le vi nunca más. Y era mentira. Yo lo sé. Todo mentira. Nadie nos creyó. Jamás. Mi pobrecito Juanín…”

“…
P. RICO: Y está usted aquí por un motivo muy especial del que desea hacernos partícipes…

DOCTOR: Sí, cierto… estoy muy emocionado. Tras años de angustia, noches de insomnio, obstáculos de todo tipo… al fin he encontrado a mis padres biológicos.

P. RICO: ¿Nos está diciendo que ha dado con ellos?

DOCTOR: Sí, con la ayuda de la Asociación, a la que debo mucho. Hoy mismo he sabido que procedo de una familia humilde oriunda de Berzosa del Lozoya. La búsqueda ha dado sus frutos, y estoy deseando encontrarme con ellos. Gervasio y Edelmira, se llaman…,”

El grito de Edelmira, mezcla de conmoción, sorpresa y susto, resonó por todo el bloque, como un crujido de espanto. Y cuando Paqui, la vecina del quinto que tenía llave del piso de Edelmira, para lo que pudiera pasar, como siempre decía, al fin llegó hasta ella, se encontró a la pobre mujer medio ida, repitiendo sin cesar:

—Es mi Juanín, mi pequeño Juanín.

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10 comentarios

  1. 1. Luis Ponce dice:

    Mayca, muy bien logrado, has logrado el suspenso y la emoción necesarios para trasmitir lo que van sintiendo dos personas tan distantes en el tiempo pero tan juntas en los sentimientos.
    Me ha gustado leerte.

    Escrito el 29 marzo 2015 a las 01:15
  2. 2. Marcelo Kisi dice:

    Mayca hola!
    Me ha gustado tu relato, de un tierno color, y un final que cumple los deseos de muchos. El tráfico de bebés es uno de los flagelos de nuestro mundo moderno que más nos rebelan, porque nos revelan a nosotros los humanos nuestras capas más crueles.
    A nivel literario, aunque todavía en el contenido, el relato específico a mi gusto pierde verosimilitud en el sentido de que alguien que descubre a sus padres biológicos primero se pone en contacto con ellos y sólo después sale a revelar su identidad por los medios de comunicación. Justamente para evitar el riesgo de que los familiares del caso en cuestión se enteren por los medios en lugar de que se los digan de modo personal y formal, para que también puedan participar de la decisión de si hablar o no con periodistas. No sé, me sonó raro que el doctor diga incluso los nombres de sus padres.
    Pero salteándonos esa cuestión argumental, que supongo que te salió por “culpa” de la consigna del mes, me emocionó mucho tu relato!

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 22:24
  3. 3. Diego Manresa Bilbao dice:

    Mayca,
    me ha gustado, esta bien contado, pero me estaba imaginando lo que iba a pasar, aunque me sorprendio que lo dijera en la radio, coincido con Marcelo que no es lo normal, primero iria a hablar con ellos no?
    Pero esta muy bien contado!
    Nos leemos!

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 22:59
  4. 4. Fabián dice:

    Muy buenas Mayca Nasan

    Esta vez no me extenderé mucho por que Marcelo explicó justamente lo que yo iba pensando mientras llegaba al final.

    •Forma

    Cuidado con la puntuación, muchos de los puntos y seguido que has utilizado podrían ser comas perfectamente, o incluso son pausas que podrían ser omitidas ya que entorpecen un poco la lectura al ver puntos tan juntos, se siente como atropellado: Hola. Que. Tal. Mi. Nombre. Es, se entiende.

    En cambio la sintaxis si que la encontré muy bien.

    •Contenido

    Subrayo lo dicho por Marcelo, y me gustaría añadir otra observación: ¿Por que tanta importancia a la presentación del “eminente cirujano?, podría ser el dependiente de una ferretería y el resultado final no se vería afectado.
    Considero que los halagos hacia el doctor y la insistencia a dejar clara su profesión se extienden un poco, y no aportan nada a la temática que toca el relato.

    Es un tema muy triste pero que siempre invita a contar historias ficticias.

    Escrito el 2 abril 2015 a las 10:57
  5. 5. Mayca Nasan dice:

    Muchas gracias a todos por comentar: Luis, Marcelo, Diego y Fabián.

    Marcelo y Diego, tenéis razón en lo que apuntáis, al escribir el texto ya me surgieron esas dudas. Luego pensé que en la vida real donde los medios de comunicación tienden al amarillismo y el oportunismo día sí, día también, quizás no sería tan inverosímil. El final que quería me llevó a ese punto.

    Fabián, el uso de tantos puntos tenían el fin de reflejar el interior de la cabeza de la protagonista, su desorden mental y emocional en ese instante:
    parece que no lo conseguí.
    Dices que porqué tanta importancia a la presentación del cirujano… Se la das tú, yo no, efectivamente, podría haber sido ferretero, quizás quise mostrar lo diferentes que habían sido los destinos de madre e hijo, y fue lo mejor que se me ocurrió.

    Saludos.

    Escrito el 2 abril 2015 a las 21:27
  6. 6. Cesar A. Martin dice:

    Hola Mayca, bonito relato.
    La entrevista radiofónica está muy lograda, tanto en el lenguaje como en el ritmo. Es un tema muy sensible y lo has tratado con mucho cariño.
    Buen trabajo y un saludo.

    Escrito el 3 abril 2015 a las 15:24
  7. 7. ILLARGUIA dice:

    El relato es bueno, aunque noto algunas inconsistencias:
    -La dictadura la alargas hasta mediados de los noventa.
    -Gervasio ya no está, por lo que Juan no llega a tiempo de conocerlo.
    -Cuántos años tiene Edelmira, si anda cerca, o por encima de los ochenta, la artrosis es el menor de los males, si hasta la Paqui tiene llave por lo que pueda pasar, así que es un lujo lo de coser.
    -Eran pobres, inocentes y no sabían escribir, pero no se llevaron ni un duro de las 150.000 pesetas, precio un poco caro para la época de la adopción-robo.
    El tema es especialmente delicado, porque quién no conoce algún caso cercano: Uno que acaba de conocer a su hermano al que vendieron porque no tenían para alimentarlo, otro que se lo mataron, que se murió y no le dieron ni el cuerpo pero que le dijeron que tenía dos cabezas al nacer.
    A mí me parece que se queda corto, claro que el tema da para más. Emparentado con la Memoria Histórica, la Asociación Queremos saber es un episodio más de La Vergüenza Nacional.
    Un abrazo, y a por el próximo reto.

    Escrito el 5 abril 2015 a las 14:40
  8. 8. Mayca Nasan dice:

    Gracias César e Illarguia por pasaros por el relato y comentar.
    En cuanto a las inconsistencias mencionadas me gustaría hacer algunas aclaraciones, siempre bajo mi punto de vista:

    -No alargo la dictadura hasta los noventa, señalo que los casos de niños robados han llegado hasta principios de los noventa. No es un dato caprichoso. Existen casos documentados.

    – Efectivamente, Gervasio ya no está y desgraciadamente nunca se conocerán. ¿Porqué es inconsistente? Tan sólo es un hecho que ha sucedido en esta ficción.

    – La Edelmira que he imaginado tiene sesenta y siete años, suficientes para tener artrosis, pero no lo bastantes para estar llena de achaques. No es una mujer muy mayor, y el hecho de que una vecina tenga llave, parece normal, dado que vive sola.

    – El matrimonio no se llevó ni un duro porque ellos no comerciaron con su hijo. Se lo robaron. Los que hicieron negocio fueron los que lo vendieron para satisfacer las ganas de adoptar de otra familia que sí tenía posibilidades de pagar esa cantidad.

    Siento que no se haya entendido bien o que la historia genere confusión.

    Saludos.

    Escrito el 5 abril 2015 a las 20:49
  9. 9. KMarce dice:

    Saludos Mayra.
    Seguimos casi a final de mes y comentamos de a poco, porque no tardará en venir el otro mes, otro reto, etc.
    Un tema muy delicado que pasa en todas partes, y creo que está bien sacarlo a la luz, pese a que quizá hubieran algunas inconsistencias en el argumento, que no estamos hablando de una biobliografía sino un relato ficticio y cualquier cosa puede ocurrir.
    Sin embargo, sí hay que tomar en cuenta las erratas de gramatica que te han comentado, yo me paso tambien con el lenguaje con muchas comas, que estoy lidiando muy fuerte con él, porque es verdad antes no lo notaba, me parecía hasta encantador. Más ahora que me lo han hecho notar, es un tema que trato de evitar para crear un balance entre frases cortas, frases largas y poner el punto en donde se debe.
    Lo único que no me pareció de la historia es el hecho que los padres adoptivos pasasen como ingenuos, porque vamos que nadie compra niños, se adoptan. Se pagan por trámites legales, pero las cantidades no son desorbitantes.
    Te lo comento porque yo conocí, hace muchos años siendo yo una adolesencente, una persona de ley que ayudaba a parejas a adoptar. En mi pais, se le llamaba “Casa de engorde”, a quienes cuidaban a una criatura hasta su futura adopción. Esto proliferó mucho en mi pais en esa época; pero si eras un abogado honesto no ganabas sino “lo normal” que cualquier trabajo burocratico. (En este caso, la familia adoptante se hacía cargo de los cuidados prenatales, el parto, si era antes. Si el bebé ya era nacido, pasaba a un hogar temporal, en donde los adoptantes enviarían un pago por sus cuidados, al abogado se le pagaba por sus servicios “normales”; cualquier dinero extra se consideraba delito y era penado por la ley como “tráfico de menores”) Por ello que una pareja estuviese dispuesta a pagar una cantidad desorbitante por su deseo de ser padres, le resta un poco de veracidad a esa inocencia, ya que robado o no, un niño no se puede “vender”.
    ¿Que aprendemos de esto? Cuandos se toca un tema tan delicado, hay que ahondar un poco, la investigación exhautiva le daría realismo a tu relato, porque como has visto, queremos una ficción con una base real, Y es por ello que has tenido que explicarnos tu punto de vista quitandole un gran merito a una historia que pudo ser realmente enternecedora sin pasarla por un tamiz tan apretado.
    Lo que quiero decirte es que tienes una gran historia, muy hermosa desde el punto emocional, pero a mi entender el fallo fue que la primicia era una radio y esta desencajaba en la historia, robando el protagonismo. Creo que el hijo y la madre debieron llevarse esa primicia. La radio pudo quedar fuera de foco, ser una adición en la escena (no se nos pidió que fuera el centro), dejarla ahí como testigo de ese encuentro entre el hijo que llega al fin a encontrar a su madre… Y esa radio al fondo, casi desapercibida, un testigo mudo y al mismo tiempo ruidoso, pudo entonar una canción que fuera la cereza en el helado.
    Por mi parte, te felicito por buscar las emociones, tocar un tema delicado. Ten en cuenta lo que importa, el orden de las cosas y tendrás algo mas comprensible para todos.
    Nos leemos.

    Escrito el 27 abril 2015 a las 20:17
  10. 10. Mayca Nasan dice:

    KMarce, muchas gracias por comentar. Tomo nota de todos los comentarios y opiniones, así es como se aprende.

    Saludos

    Escrito el 27 abril 2015 a las 20:31

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