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Siempre me toca ami - por Pato
Al final siempre me toca a mí. Tras el entierro de mi padre mis hermanos volvieron corriendo a sus ocupadas y cosmopolitas vidas en distantes lugares, como de costumbre, el tonto que se quedó en el pueblo se encarga de todo lo relacionado con la familia. La tristeza pesada e inamovible que te abraza tras la muerte de alguien tan cercano, hacía que me costara empezar con la desagradable tarea de ocuparme de sus pertenencias, bien para conservarlas, bien para deshacerme de lo inútil, ordenar y limpiar la casa, cubrir los muebles, cerrar la casa.
Mi padre era muy suyo, raro incluso, esotérico diría yo. La muerte temprana e inesperada de mi madre hizo que se encerrara en sí mismo, nos sacó adelante como pudo, pero una vez que vio que sus hijos éramos capaces seguir por nuestra cuenta, terminó por meterse de lleno en su casa, sus libros, sus cosas.
Hasta que por fin un domingo, casi dos meses después de su entierro, me decidí a afrontar mi tarea. Así que fui a su casa. La puerta se resistió a ser abierta como si la casa se negara verse despojada definitivamente del alma de su habitante, en el recibidor, su viejo abrigo gris, colgado de una percha en la entrada me dio el primer pinchazo en la boca del estómago. El salón escenario de peleas entre hermanos, celebraciones familiares, pero por encima de todos los recuerdos; el día que nos reunió mi padre a todos los hermanos para decirnos que mama había muerto. La garganta cerrada casi por completo fue mi respuesta involuntaria.
Tras un rato tratando de organizar mi tarea, decidí encender la radio, el silencio se estaba convirtiendo en ensordecedor. “Quizás, quizás, quizás” en la versión de Nat King Cole llenó el salón, una vez eliminado el silencio asfixiante, me enfrente a mi tarea. Cuadros, fotos, objetos, cada cosa te contaba una historia, un recuerdo. Alguna lágrima se iba escapando poco a poco, despacio, sabiendo ellas que quedaba mucho por recordar esa tarde.
La parte más complicada era la biblioteca, cientos de libros, ¿qué hacer con ellos? Decidí aplazar esa tarea y me senté en su mesa, fui abriendo los cajones, papeles, más fotos, escrituras, correo aplazado. El cajón inferior del todo, era el único que estaba cerrado con llave, supuse que guardaría algo importante así que me puse a buscar la llave, probé un montón de llaves que aparecieron en distintos lugares pero ninguna sirvió, después de pensarlo un rato, cabía la posibilidad de que él no quisiera que nadie abriera ese cajón, pero la curiosidad pudo más que la prudencia. Encontré un destornillador con el que intentar abrir el cajón. “Déjalo”. Juraría que la voz había salido de la radio, pero “ I´ve got you under my skin” de Frank Sinatra, que sonaba en ese momento en la radio, me hizo pensar que tantas emociones me estaban confundiendo. Seguí peleándome con el cajón un rato hasta que conseguí saltar la cerradura. “No lo abras”. Mi corazón se detuvo unos segundos. “More than a heart can stand” de Marvin Gaye sonaba en la radio. Fue entonces cuando caí en la cuenta de que no había oído ni un segundo de publicidad en esa radio que empezaba a resultarme incómoda, o probablemente no me había dado cuenta, la verdad es que tampoco le ponía mucha atención.
Me levanté y fui a la cocina a buscar algo para beber, por mi cabeza cruzaban ideas descabelladas que trataba de apartar lo mejor que podía, Me serví un vaso del whisky que mi padre reservaba para las ocasiones especiales y esta por dios que lo era. Caminé por la casa repasando mentalmente lo que es posible y lo que no, en esta dimensión en la que vivimos. Sin saber bien cómo o porque me encontré sentado de nuevo en la mesa de mi padre mirando fijamente ese cajón, finalmente lo abrí, una carpeta negra era su único contenido, hice el ademan de cogerla mientras en la radio sonaba “There must be somebody else” de Louis Armstrong. “Juanin, deja eso en su sitio. Por favor.” Eso fue lo último que sonó en la radio, el silencio volvió. Con una serenidad, que todavía hoy no he vuelto a sentir, deje la carpeta en su sitio, cerré el cajón, corrí las cortinas, eche triple vuelta a la llave de la puerta principal y me fui. Nunca he vuelto. Hacía años que no me llamaba Juanin.
No pude despegarme de la lectura. Me absorbió. Esperaba que no terminara así porque me había apoderado del personaje. Me encantó.
Excelente, me encantó, me cautivó, desde el principio hasta el final, todo el relato esta bien redactado, sin precipitaciones, tiene toda la estructura propia de un relato de primera, hay presentación, nudo, y desenlace, hay intriga, suspenso, ambientación, las canciones adecuadas que van conjugando con la historia, y el punto de cierre; la incógnita que queda plasmada para el lector, ¿Que contiene esa carpeta negra? ¡Que secreto guarda? ¡¡¡¡¡¡¡¡¡FELICITACIONES!!!!!!!!!!
Increíble relato. Como a Luis, la lectura me atrapó. Lograste, por lo menos en mi “el suspenso”, que me hace “devorar” las palabras para llegar al final… ¡¡¡¡ te Felicito!!!!
Te invito a comentar el 114
Muy bueno tu relato Pato y que bien relacionas la historia con la radio. ¡Ah….y todas las canciones que nombras me encantan!. En ese ambiente y con esos recuerdos ¿quién distingue la realidad de la imaginación?. Y esa presencia del padre Uffff….!!!! qué lograda. Solo quiero saber qué secreto guardaba aquel cajón……No dejes de contármelo, por favor. Un saludo. Marazul
La idea es muy buena, el desarrollo excelente y el final impactante. Trabajando un poco más la redacción, está para concurso. Felicidades Pato
Excelente relato. Mantiene la expectación con un final redondo.
Me ha parecido un relato estupendo muy bien construido y que mantiene la tensión hasta el final. Aunque me gustaría saber lo que contiene la carpeta, comprendo que no haya vuelto a descubrirlo.
¡Enhorabuena!
Pato, ¿A quién no le gusta el halago? De nuevo, felicidades, me uno a los buenos comentarios que has recibido, porque lo tienes merecido.
No negaré que me identifiqué un poco con el personaje, me tocó igual con mi madre, y es una dura lucha seleccionar, guardar y descartar. Su ropa sigue en su clóset solo porque “huele” a ella, tan fanatica de los perfumes como era, que sin usarlos seguía oliendo a esas esencias.
Así que me ha gustado todo, porque te deslizas en la historia hasta llegar al final sin mayor atropello, porque te atrapa.
Pero, estamos para crecer y coincido con Omec, pese a que me ha encantado todo, es una lectura de poco corte y me refiero a la separación de párrafos. Yo soy fan de que sean largos (mira mis propios comentarios), pero me agrada cortarlos para girar un poco los ojos, hacer ese pestañeo o cambiar de ambiente. El tuyo solo tiene tres, y este último es muy largo. Si te alejas de la PC mirarás un tremendo bloque. Aunque a mí me gustan, otras personas suelen cansarse porque “buscan” el punto y aparte e intuitivamente leen de corrido.
Hay algunas errores en la puntuación y alguna tílde ausente; pero esto es maravillosamente corregible, siempre diré que más que ver esto, analizo el poder creativo de quien escribe, y tú has hecho un tremendo relato.
Enhorabuena. Nos leemos.
Como comentarios negativos solamente unos pocos problemas de forma: la repetición de palabras como “casa” y el uso de comas y puntos.
Por lo demás, muuuuy buen relato! Muy bien logrado el clima y muy bien transmitidas las emociones del protagonista. Muy bien llevada la intriga. Historia que seguramente nos identifica a muchos lectores en vivencias similares. Felicitaciones.
Me encantaron las descripciones del relato, muy bien logradas. Hay historia e intriga, todo esto hace que uno como lector se entusiasme con la lectura. Felicidades.
Creo que la sorpresa de este relato y su gracia se encuentra precisamente en no desvelar al lector lo que contiene ese cajón. Nos hemos quedado con las ganas XD. Excelente relato. Con las canciones bien integradas que le va susurrando la radio. ¡Saludos!
Pato, como siempre tu escritura es unica. Simplemente me sentí parte de la historia, por haber pasado por ese tance.
Historia con una verdad apabullante,felicidades..
Mucho me ha gustado. Y que bien lo que contenía la carpeta. EXcelente detalle lo de que la radio le llame Juanín. Te felicito. B
lo siento se me ha escapado el mensaje. Quería decir te felicito por no haber desvelado lo que contenía la carpeta
Me ha encantado, Pato. Una forma de escribir sencilla y clara y una historia muy bien llevada.
Cumple todos los requisitos del “misterio” incluyendo la parte de convencer al lector con eso del paseo pensativo, lo que puede ser y lo que no…
La tranquilidad inicial, el punto de preocupación con lo de que era algo exotérico, la ansiedad con el cajón que no se abre, la pausa con el licor y vuelta a la tensión cerrando con final sorprendente y dejando que el lector lo acabe como quiera.
Hola Pato. Tu relato me ha gustado mucho. El estilo narrativo es magnífico. Enhorabuena; te sigo leyendo.
¡Me ha enganchado de principio a fin!
Enhorabuena.
siempre tenemos el recuerdo de nuestra infancia y diferenciamos a los que conocemos cuando éramos pequeños, mas jóvenes y adultos.
nos diferenciamos por el nombre..Jajaja
muy interesante tu relato y emocionante, junto con las canciones de la radio que también son nostálgicas.
muy bien saludos.
Guau, sí que engancha mucho tu relato. Y el final es fantástico, te deja con ganas de saber más.
Por qué no has dejado que el lector sepa por que el viejo no quiere q su hijo mire en ese cajón??? Hubiera estado muy bien.
Felicidades!!
¡Hala, ! Así, como el que se deja la última cucharadita del flan me he dejado el párrafo final para leerlo y poder saborearlo despacito, en lo que terminaba un trabajo . Y creedme : no me ha decepcionado nadita . Gracias!
Hola, me ha gustado mucho el relato, pero me he quedado con ganas de saber que contenia esa dichosa carpeta. ¿El nombre del asesino de JFK? ¿El Área 51? ¿Las fácturas impagadas del sastre? Muy bueno, pero cruel no desvelarnos sus secretos :). Un saludo.
Excelente la narración, Pato, ya te lo han dicho tanto que uno más apenas importa. Cada vez que lo leo le saco más sustancia, eso es lo mejor de los buenos relatos. A mí lo de la carpeta, el secreto que contiene me da igual, si le da igual a Juanín, luego el silencio, calla la radio, cerramos con tres vueltas de la llave y ahí ¿se acaba? el problema. ¿También tú crees que una parte de cada uno, el alma, se queda en la casa donde ha vivido?
Gracias por el regalo.
Excelente relato, me encantó felicidades. Me llevaste a la escena con cada descripción. Sentí el suspenso, y también un poco de temor, quería saber que había en ese cajón.
Felicidades por el relato! Me ha enganchado de principio a fin, no podía despegarme.