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LA INCONSOLABLE HISTORIA DE UN NIÑO ATREVIDO - por Zelfus para niños

Tío Oswaldo siempre fue así: grande, goloso y ruidoso. Su poblada barba anaranjada se movía al compás de su mandíbula, abierta para las risotadas que emitía cuando estaba contando historias con mi padre. Siempre tenía hambre. No importaba la hora del día: si te encontraba comiendo, sin importar cuánto quedara, daba el mordisco más grande que sus enormes muelas le podían permitir.
En la casa éramos abiertos a recibir invitados (y no invitados) a cualquier hora. Pero cuando llegaba tío Oswaldo no podía pasar desapercibido. No recuerdo una visita en la que la conversación no fuera sobre sus largos viajes de trabajo. Acompañado por Roxy, recorría todo el estado en busca de los mejores árboles para talar. Cada vez tenía una nueva aventura, aunque mi padre le advertía que no eran temas apropiados para nosotros, y él callaba sonriendo.
En esa época mi hermano y yo estudiábamos cerca de la entrada del pueblo, por lo que caminábamos como una hora para llegar. Nos gustaba internarnos por el bosque a buscar insectos o subirnos a un árbol de hojas grandes y tronco delgado, desde donde se veía la plaza de mercado y las figuras chiquitas que era la gente comprando. Jugábamos a imitar sus voces y tejer peleas entre ellos.
Una tarde al regresar no encontramos el árbol. ¡Lo habían cortado! Sólo estaban sus ramas llenas de semillas, como huerfanitos pidiendo ayuda, sin que pudiéramos hacer nada. Sentí mucha rabia porque el árbol no le hacía daño a nadie. Nunca podría volver a treparme a jugar con mi hermano.
En casa nos encontramos con la visita del tío Oswaldo, que estaba en el patio trasero afilando su hacha. Inmediatamente supe que era él quien había tumbado el árbol y lo picaría en pedacitos para hacer leña. Había sido engañado por mi tío y su aspecto bonachón. Él era una mala persona que se dedicaba a acabar con la naturaleza y yo no podía permitirlo. Me imaginé cómo sería discutir con alguien enorme, y lo poco que quedaría de mí si se ponía violento. El hacha me pareció más afilada que nunca, y hasta el radio sonaba sin ganas. Estaba por desistir cuando la voz de mi mamá, que llamaba desde la cocina, me hizo sentir confianza.
Me acerqué pensando en qué decirle al tío, y me encontré con su rostro duro, preocupado como nunca lo había visto antes. El buzo de lana que lo cubría tenía grandes orificios y sus pantalones estaban sucios. Seguramente no tenía dinero para comprar ropa y yo sólo le daría otra preocupación. Debía ser por eso que iba a comer a casa. Qué desconsiderado hubiera sido decirle que dejara de hacer su trabajo para que yo pudiera jugar en el árbol con mi hermano. Decidí no mencionar nada.
Durante el almuerzo estuvimos muy callados, al parecer cada uno tenía sus preocupaciones porque nadie levantaba la cabeza del plato. Fue mi hermano el que rompió el silencio diciendo:
-Tumbaron el árbol de la entrada del maizal.
En un instante pude ver a dos tíos Oswaldo: el primero, se levantaba furioso golpeando la mesa con sus puños, diciendo que esos muchachitos imprudentes no tenían por qué meterse en sus negocios. El segundo, era un tío abochornado al tener que confesar que había sido él, mostrándonos los rotos en su ropa y en su alma, suplicando que no dijéramos nada a la policía. Me llené de vergüenza.
-¿Cuándo? –preguntó el tío. –Hace un momento ya no estaba –respondió mi hermano. –Tienen que estar cerca, Oswaldo –dijo mi padre.
Ambos dejaron el almuerzo y salieron de la casa. Salimos detrás de ellos. Aunque no entendía nada, la curiosidad llevaba mis pasos. Los alcanzamos junto al tronco del árbol por los ladridos de Roxy. Una pequeña pieza de ropa sirvió para que la perra tuviera un rastro para seguir. Lo demás fue sencillo: Cuando encontramos a los leñadores, tío Oswaldo ya había llamado a la policía forestal. Los hicieron pagar una multa millonaria, que utilizarían para plantar más árboles.
-Aunque el daño está hecho, hemos conseguido atraparlos. Todo gracias a mi sobrino, que nos avisó a tiempo –dijo tío Oswaldo.
Él era en realidad un guardabosques, especializado en perseguir a los taladores que no respetan a la naturaleza. Con su hacha ayuda a dar forma a los árboles para que crezcan bien, y su desgastada ropa, es la que usa para el trabajo. Cuánto me gustaría haberme atrevido a hablarle, para ser como mi hermano, un niño atrevido.

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9 comentarios

  1. 1. Leonardo Ossa dice:

    Es un relato que posee la virtud de regresar el alma del lector hasta la niñez. Me agrada haber leído tu historia.
    Saludos.

    Escrito el 29 marzo 2015 a las 01:07
  2. 2. Pikadili dice:

    Me ha gustado mucho. Es muy tierno, con un gran mensaje. Casi parece un cuento. En lo formal, quizás hay alguna expresión que me chirría un poco. El dialogo ha quedado en horizontal, no se si ha sido al enviarlo, pero para mí pierde así. La radio es solo testimonial.
    De todos modos, son pequeñeces. Muy bonito, sigue haciendo cosas así. Me recordó a las historias de Roald Dahl. Felicidades!

    Escrito el 29 marzo 2015 a las 12:31
  3. 3. Fabián dice:

    Muy buenas Zelfus.

    Me gusta la descripción del tío Oswaldo y como resuma carisma.

    •Forma

    Ya que se trata de un recuerdo y es el sobrino quién esta recordando estos sucesos, creo que las partes de diálogos deberían de ir entre comillas (“”) ya que está reproduciendo lo que dijo cada uno en su momento.

    La sintaxis se puede mejorar un poquito y con la practica seguro que mejorará.

    •Contenido

    Me gusta como lo has estructurado y la historia que has contado según como lo recuerda el niño, pero no acabo de creérmelo y te explicaré el por qué; pero antes una observación, creo que deberías de dejar claro quien es Roxy la primera vez que el narrador la menciona, cuando dice que Oswaldo viaja mucho con ella, casi en el final se desvela que se trata de una perra y yo pensando que era su pareja.

    Toda la trama de la duda del niño hacia su tío me pareció bastante bien construida, pero se me hace raro que teniendo un tío ecologista, y un padre que parece que ayuda a ese tío en lo que hace o, por lo que puedo intuir leyendo el relato, comparten ese respeto hacia la naturaleza, me cuesta creer que a los niños no les estén inculcando ese respeto y amor hacia la ecología. Que prefieran que piensen que su tío tala arboles con el hacha en vez de explicarles que lo utiliza para podarlos.
    Es algo que me pareció raro en una familia que aparenta ser ecológica, igual si no fuese el sobrino el que narra la historia, si fuese un amigo vecino suyo si que podría pensar mal del tío de su mejor amigo.
    También puede ser que esté dándole demasiadas vueltas.

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 14:01
  4. 4. Diego Manresa Bilbao dice:

    Hola Zelfus,
    Me parece que partes de una idea muy buena, con ese personaje del Tio Oswaldo que es magico, y una historia muy tierna, pero creo que te falta algo, no se si ritmo, o algunafrase, que lo haga grande de verda. De todas formas, muy interesante y aqui estamos para aprender..
    Nos leemos!

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 22:48
  5. 5. Zelfus dice:

    Muy buen día.

    Desafortunadamente he estado desconectado de la escritura por estos días, así mismo de Literautas. Al llegar me encuentro 4 comentarios: Muchas gracias! No suelo escribir en ese tono, por lo que lo que señalan me hace feliz.

    Leonardo: Tus dos renglones han hecho que valga la pena (y los niños que lo recibieron, aunque no me han comentado nada).

    Pikadili: Gracias por lo que señalas. La verdad escribí el relato sin centrarme en la radio y ahora es sólo incidental. Como lo señalaron los otros lectores, creo que trabajaré para que en el próximo ejercicio se vea más el equilibrio de lo que nos exigen y lo que yo quiero decir.

    Fabián: Tendré muy en cuenta lo que señalas acerca de las comillas. Estoy trabajando en cómo quiero que sea mi puntuación, así que tu aporte me parece muy valioso. Gracias por ser tan detallado. Algo pasaba con Roxy antes (la original se llama Silvana) pero la extensión me obligó a cortarla. Tal vez podría sacarla de este relato.

    Diego: Aquí estamos para eso. Seguro que puedo mejorarle mucho al ritmo y a la frase final.

    Me pondré en la tarea de leerlos, si encuentro sus relatos. Muchas gracias y no dejen de pasar por aquí 😉

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 23:19
  6. 6. grace05 dice:

    Me gustó tu relato. Tiene ternura y magia. Es una linda historia “ecologista” ¡Buen trabajo!!!!
    Te invito a comentar 114

    Escrito el 2 abril 2015 a las 18:35
  7. 7. Wolfdux dice:

    Hola Zelfus,

    mi mente depravada me ha hecho pensar que Oswaldo se volvería loco y no dejaría títere con cabeza hacha en mano, jejeje. El relato te lleva de la mano y hace que empatices con el protagonista. Felicidades.

    Escrito el 7 abril 2015 a las 09:24
  8. 8. Darkristal dice:

    es un buen relato, pero me he confundido en algunas partes, por ejemplo, los dos tios oswaldo.
    con una segunda leída lo compense, pero me seguía confundiendo la razón por la que ocultaba su verdadero trabajo y la reacción del mismo.
    Bueno, me ha gustado y espero sigas adelante.

    Escrito el 7 abril 2015 a las 16:11
  9. 9. KMarce dice:

    Zelfus, me ha gustado el transfondo de tu historia, porque yo soy “Green” total, y por aquí he confesado mi fascinación por los arboles. Me encantan. Así que me dió hondo pésar que talaran al “Flaco”.
    No me confundí con los dos impresiones de Oswaldo, una u otra reacción. Pero tal como te lo han dicho, a menos que los niños fueran muy pequeños, es extraño que no sepa de que trabaja su tío, pero ese misterio era necesario para la historia ¿No?
    Igual, coincido con la forma de la estructuración de los diálogos, que deben ir encomillados, por ser recuerdo, en una narrativa de tiempo pasado. Y recuerda que todo diálogo siempre debe ir en su propia línea, si lleva guión o comillas, irán al lado izquierdo, algo así:
    “¿Cuándo?” —Preguntó el tío.
    “Hace un momento ya no estaba” —Respondió mi hermano.
    “Tienen que estar cerca, Oswaldo” —Dijo mi padre.
    Tengo un poco de duda, porque por ahí leí que todos los verbos iniciales dentro de los guiones narrativos, van en mayúscula, si van con una acción irían en minúscula, pero te lo dejo de todas maneras, porque sí creo que es lo correcto. Y el otro ejemplo sería:
    “¿Cuándo?” —se levantará de inmediato mi tio.
    Para que comprendas la idea.
    Por lo demás, creo que ya te lo han dicho todo. A mi me ha gustado, porque mi alma y corazón son “verdes”, así que me ha gustado que los malos recibieran su castigo.
    Nos leemos.

    Escrito el 14 abril 2015 a las 03:03

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