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amigos y probamos algo más - por panda azul

Entramos a mi habitación, pediste ayudara con algo de la escuela. Luego de unas tres horas la sed se hizo presente, corrí por un par de refrescos helados, el día se tornaba caluroso así que te quitaste la sudadera. Traté de desviar mi mirada de tu blusa blanca de tirantes y altamente escotada. Apreté mi imaginación para que no saltara a mí el deseo de recorrer con mis labios esa tersa y delicada piel. Di un gran trago de refresco para ver si se calmaba aquella calentura que me provocó el verte. No sé sí te diste cuenta de mi mirada.

Acomodaste el vaso al pie de la cama y lo escultural de tu pecho desconectó mi cerebro. Cosa del destino oír de tus labios -me siento estresada- sin que me lo pidieras comencé a dar masaje en tus hombros, sentir tu piel aligerarse provocó que cambiara la forma de actuar de mis manos. La yema de mis dedos paseaban cerca de tu cuello, me llenaba de nervios al tocarte, esa forma de bailar de mis dedos sobre tu piel te causaba escalofrió, pero no pedías que me detuviera, tal vez el calor de mis dedos traviesos te habían hipnotizado.

Llevé mis manos extendidas hacia el frente de tu cuerpo, en tu pecho, llegan hasta donde inician tus senos de ahí se regresan por tú garganta para jugar sobre tus hombros, mañosamente hago que los tirantes entrometidos caigan hasta tus codos. Tu respiración comenzaba a acelerarse y a la vez a entre cortarse. Temeroso y algo torpe puse mis labios sobre tu hombro, los deslizaba de derecha a izquierda muy lentamente hasta alcanzar tu cuello, plantaba besos que llegaban hasta detrás de tu oreja. Muy gentilmente besaba el lóbulo de tu orejita para después deslizar la punta de mi lengua por tu cuello.

Al notar la aceptación de mis caricias me atreví a más, de un tirón hice que tu blusa dejara ver la copa negra de tu sostén. Apenas si logré escuchar un leve “para” de entre tu voz agitada, orden que por supuesto ignoré. Mis manos extendidas y la yema de mis dedos sobre tu pecho se movían hacia abajo, apenas tocándolos, llegaban hasta donde iniciaba la línea de tu sostén, de ahí volvían a comenzar. Capturaste mi mano izquierda y lentamente la llevaste hasta entre tus piernas. El inicio de la palma de mi mano quedó sobre tu monte de venus, hacía que mis dedos hundieran tus ropas y el inicio de la palma de mi mano sobara tu monte de venus, esos movimientos comenzaban a robarte algunos gemidos que tratabas de disimular.

— Para la tarde de éste día se pronostican altas temperaturas en todo el país, manténgase a la sombra y si salen no olviden usar bloqueador solar—se escuchó la voz proveniente de la radio.

Ambos espantados por aquella voz repentina hizo que recuperáramos nuestros sentidos, simplemente paramos.

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6 comentarios

  1. 1. Wolfdux dice:

    Hola Panda Azul,

    comenté tu relato. Felicidades, fui quien te habló sobre el uso de la radio solo al final.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 21:57
  2. 2. -migo dice:

    Espero que mis comentarios te sirvieran. Utilizaste muy bien los sentidos para describir la acción.
    un saludo

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 23:17
  3. 3. ILLARGUIA dice:

    Es un buen relato, aunque interruptus por la bruta radio, no es fácil sentir y expresar el erotismo de esa manera tan sensual, y tú lo logras. Enhorabuena y a por la siguiente aventura.

    Escrito el 2 abril 2015 a las 11:13
  4. 4. Fabián dice:

    Muy buenas Panda azul

    Genial la narración, realmente me hiciste imaginar cada momento. Lo único que me falla es el final, mas abajo te lo explicaré.

    •Forma

    Muy bien descrito cada movimiento y acción, quitando una repetición que se te ha colado :”palma de mi mano quedó sobre tu monte de venus “, quitando solo eso el resto de la narración está muy bien.

    •Contenido

    Has decidido introducir un elemento anticlimatico al final, algo que me parece una idea divertida para la escena, pero el anticlima ha atacado la propia coherencia del relato.
    No se hace mención a la radio hasta el final, tampoco están oyendo música ni ningún programa, y al final de repente la radio suena. ¿Que hacía todo ese tiempo en silencio?, la radio se caracteriza precisamente por “no callar”. Un fallito que seguramente se deba a no saber como integrar el elemento de la propuesta de este mes, pero que no desmerece ni salpica al relato en sí, se puede quitar o cambiar y solucionado.

    Escrito el 2 abril 2015 a las 11:54
  5. 5. Ángel Gabriel dice:

    Muy bien lograda la escena de la intimidad con todo el erotismo de calidad que se puede colocar en una novela de este genero, coincido en que el radio solo apareció al final, lo cual me preguntaba desde el principio. Por lo demás ¡¡¡¡EXCELENTE !!!!!!!!!!

    Escrito el 3 abril 2015 a las 00:23
  6. 6. Dan dice:

    Pues ya estamos los tres comentaristas presentes. Espero que te sirvieran mis comentarios también. Como te han puesto por aquí, logras transmitir mucho a través de tu escritura.
    Cotillearé lo próximo que escribas.
    ¡Un saludo!

    Escrito el 15 abril 2015 a las 15:44

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