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En el aire... La Paz - por Lucas
EN EL AIRE… LA PAZ
Nunca se termina de sintonizar en esa vieja radio de madera, la única emisora que se cogía en aquellos días. Esa radio, era la única que había en el edificio de la calle Castelar número 29 de Madrid, estaba en el piso de Don Ramón, el médico, que ya llevaba casi tres años y medio escondido. Casi todos los días, después de comer, nos reuníamos en su casa varios vecinos del edificio, para escuchar la última hora de esta cruel guerra civil, que durante los últimos tres años había dejado el odio de los Españoles extendido por todos los rincones de nuestra geografía. Pero aquel día, mis dos hijos Pilar y Angel, vinieron corriendo a avisarme de que había un parte especial de guerra, que ya llevaban anunciando varios días, fuimos todos a casa de don Ramón, que ya tenía la radio encendida y bien sintonizada y tras escuchar el himno nacional de España, escuchamos la noticia que tanto tiempo llevábamos esperando y por la que rezábamos todas las noches, nunca se me olvidará el sonido de aquella radio, que olía a madera y que aquella tarde anunció que la guerra había terminado. Aquella tarde del verano del 39, la guerra había terminado, o al menos eso anunciaban los locutores por aquella querida radio. Después de esa noticia, en la emisora empezaron a poner unas marchas militares y todos con lágrimas en los ojos, pero alegres por la noticia, nos abrazamos y comenzamos a bailar y a cantar alrededor de la mesa camilla de don Ramón, que subió el volumen de la radio al máximo y así empezó la paz, con la radio de fondo.
Lucas, me transmite usted una imagen de un suceso histórico que nos enseña la importancia de tener siempre a la mano una radio. Hoy en día, es una fortuna que la mayoría de los móviles ya dispongan de una aplicación para escuchar casi cualquier emisora del mundo. Me alegra haber tenido la oportunidad de leerlo. Con seguridad que estaré atento a sus nuevos relatos.
Un saludo.
Lucas, interesante trasladarse a aquellos tiempos que tanta zozobra y angustia significó para muchos de ustedes. Todas las vidas sacrificadas, toda esa juventud desperdiciada matándose entre hermanos. La radio siempre fue el aliado de algunas generaciones donde era el vínculo con la realidad o la fantasía.
Me ha gustado tu relato.
Nos leemos.
Saludos Lucas, concuerdo con mis antecesores, en donde es tan importante la radio para estar al día con los aconteceres, y los suscesos que de alguna forma nos atañen a todos, como es el deseo de vivir en paz.
Pena que en este caso, la paz, sobrelleváse un sabor dulce-amargo de una larga dictadura, como lo fué el inicio de la Era Franco.
Su historia es cándida, pese al sabor amargo que siempre viene con la guerra, y las consecuencias que ella genera, sea cual sea, declarada a o no. Que bien sentiríamos todos que se nos comunicara la noticia que los políticos son honestos, que nos hay crímenes entre ciudadanos, que las mafías ya no gobiernan. Sí, todos anhelamos la paz, pero una paz verdadera.
Quizá como puntilla a su relato, es el hecho de volver a describir lo que antes fue descrito, siendo un relato tan corto. Valgáse de otras palabras, para decir quizá lo mismo, Olía a madera, podía volverse a: su aroma a caoba, y alguna coma que pudo ser punto, no hay a mi parecer, mayores erratas. Me ha agradado mucho su relato.
Nos leemos.